Mexico 1808 A 1815

MEXICO

2) En la primera etapa que va desde 1808 a 1815, según el autor, la independencia no era el eje primordial, ya que se seguía sosteniendo la lealtad hacia Fernando VII. No fue una revolución violenta sino más bien civil, y hubo factores que llevaron a estas revoluciones, estos son:

• Las ideas de la ilustración

• Las reformas borbónicas

• La crisis de la metrópoli

• Las ideas tomadas de la revolución Francesa(solo tomaron la idea de Libertad no la de igualdad)

• La caída de Fernando VII, y la toma del poder, por la fuerza, de Napoleón Bonaparte

En la segunda etapa que inicia en 1815 en adelante, como primer fruto se da el retorno de Fernando VII al trono de España. A su vez es aquí donde se ve y se busca la independencia a ganar o morir, no se concebía la idea de volver a ser sometidos, ya la lucha había dejado de ser una guerra civil americana.

En el caso de México, la revolución comenzó a ser una protesta india y mestiza en la que en la que nación independiente tardaría decenios en reconocer su propio origen. Este país se encontraba en el virreinato de la Nueva España y fue durante siglos la joya más preciada del imperio hispánico en América. Pero los beneficios que producían en la minería y la agricultura no quedaban en México: eran enviados hacia la metrópoli que aumentaba sus caudales con la con los ingresos de sus colonias. Esto fue tomado de mala manera por los criollos, que lo veían como un obstáculo en su desarrollo. Haciendo que el vínculo con España se tornara innecesario e incluso perjudicial. Solo unos pocos grupos estaban de acuerdo con el sistema. En primer término esta la burguesía comercial de peninsulares estrechamente ligados con las grandes casas monopolistas de Cádiz: eran los más beneficiados del sistema y su fortuna no dependía de factores económicos. Junto a ellos todos los altos funcionarios eclesiásticos, civiles y militares.

Los grandes hacendados y mineros sabían, en cambio, que su riqueza no dependía de la metrópoli y que España dificultaba su expansión. Aspiraban a la más amplia libertad económica y veían las ventajas de un gobierno propio a esa burocracia encarga de defender a los peninsulares. Pero el temor de que las innovaciones políticas pudieran desencadenar las tenciones sociales latentes y facilitar el levantamiento de los sectores sumergidos. Frente al millón y medio de criollos había dos millones de castas (mestizos, mulatos y zambos) y tres millones de indígenas. Las castas poseían ciertos privilegios, compartidos con los criollos, pero los aborígenes, en cambio, sumaban a su condición de explotados las discriminaciones que sufrían y la condición de un pueblo conquistado. Por eso todos los que tenían algo que perder recelaban de las masas populares y eran más prudentes. Solo los sectores desposeídos podían atreverse a movilizar a estas masas de indios y mestizos tratando de ponerse a su cabeza: este papel fue cumplido, en la primera etapa, algunos curas y letrados criollos.

A estas fuerzas sociales hay que agregarle dos importantes factores de poder, que fueron actuando cada vez más según sus propios intereses: la iglesia y el ejército.

Antes de que el pueblo tomara las armas y reclamara la independencia hubo en México un intento en el que jugaron sus papeles, definidos, previsibles, dos de los sectores más poderosas de la sociedad de la época: los criollos adinerados que deseaban controlar el gobierno, y la burocracia española que quería mantener sus privilegios.

El proceso se inicio cuando los sucesos europeos

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