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Mitos Mexicanos


Enviado por   •  12 de Febrero de 2014  •  1.242 Palabras (5 Páginas)  •  350 Visitas

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4 DE FEBRERO D 2014

MITOS MEXICANOS

CIVICA Y ETICA

IMA

La ciudad de México en la Época Colonial

Conquistar la capital mexica México-Tenochtitlan fue para los españoles la primera de muchas batallas que habrían de librar para lograr imponer su cultura a los habitantes de aquellas ricas tierras, que durante muchos años se mantuvieron fieles a sus creencias y tradiciones. A los frailes de las distintas órdenes que llegaron tras la Conquista, les costó sangre y paciencia de varios siglos antes de evangelizar "casi" todo el territorio que hoy ocupa México. Aún hoy existen varios reductos indígenas que preservan totalmente sus tradiciones tal y como eran en tiempos prehispánicos.

El periodo Colonial de México está pleno de historias que reflejan esta batalla ente evangelizadores y sometidos, unos por imponer una nueva fe, otros por mantener el culto a los antiguos dioses, ya fueran mayas, mexicas, purépechas... Se sabe que los indígenas ocultaban detrás de los Cristos e imágenes de santos, figuras de sus antiguas deidades, para así seguirlos adorando aún frente a los mismos sacerdotes.

Para evangelizar a los indígenas, los evangelizadores se valieron de todos los recursos. Ahí está el caso de Fray Diego de Landa, quien en un auto de fe mandó quemar todos los ídolos, objetos sagrados y códices mayas en una hoguera que permaneció prendida 3 días. Fue sin duda una gran pérdida no sólo para México, sino para el mundo entero.

Pero también está el caso de Fray Pedro de Gante, quien en el Convento de Acolman llamó a todos los indígenas a integrarse a una gran obra de teatro que representara el nacimiento de Cristo y así todos ellos entendieran la fe católica, dando así origen a una de las tradiciones más entrañables de México: las pastorelas.

Con el correr de los primeras décadas como colonia española, la Nueva España se transformó en un ejemplo para el resto de las ciudades españolas, debido a la devoción con que se cuidaban los valores de la fe católica, pero sobre todo, a la profusión de templos, capillas, conventos, hospitales religiosos que se construían uno tras otro, todos con una deslumbrante belleza que no reparaba en detalles artísticos: retablos cubiertos de oro, óleos de destacados artistas, maderas y telas finas, figuras delicadamente elaboradas...

Ya para el siglo XVII, la Nueva España era una ciudad cuya belleza competía con la de grandes ciudades europeas. El sincretismo cultural y la abundancia le daban una personalidad única a esta urbe de amplias calles cuyo trazo conservaba el de la desaparecida Tenochtitlan, pero que lucía bellas fachadas barrocas... Es en este contexto que sucedió una de las leyendas más sonadas de la Época Colonial en México.

El Señor del Veneno

El historiador mexicano Artemio del Valle Arizpe recogió en su libro Tradiciones y Leyendas de las calles de México la historia de dos vecinos de la Nueva España: don Fermín Andueza y don Ismael Treviño, quienes se vieron envueltos en un acontecimiento que muchos definen como un milagro y otros, como una leyenda.

Don Fermín era un caballero cuyas riquezas bien podrían evitarle la molestia de madrugar todos los días. Sin embargo, su devoción lo ponía de pie todas las mañanas antes de que saliera el sol. Discretamente resguardado en su negra capa, salía de su casa y se encaminaba a la misa. Al terminar ésta, volvía de nuevo a su hogar, no sin antes detenerse ante un Cristo de gran

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