Movimientos Sociales En Latinoamerica
gabriela.20147 de Junio de 2015
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Introducción
En el presente trabajo se veremos reflejado como desde mediados del siglo XIX, las políticas liberales, y desde 1980 al 2000, las políticas neoliberales, han marcado gran parte de la historia de América Latina. Trataremos de mostrar como en las últimas décadas del siglo XX han nacido nuevos movimientos sociales y nos detendremos en la génesis y características principales del movimiento piquetero.
Desarrollo
Desde la mitad del siglo XIX hasta los años 30’, la mayoría de América Latina siguió la estrategia liberal: economía abierta, especialización exportadora, propiedad privada (mayormente extranjera) de recursos básicos y dependencia de préstamos e inversiones extranjeras. El análisis crítico de este sistema, tuvo lugar en los años 30’, durante las crisis mundiales capitalistas. Las crisis del liberalismo condujeron a rebeliones populares en toda América Latina. Estas rebeliones fueron provocadas por la extrema concentración de riqueza y poder; por el aumento masivo de la pobreza y el desempleo, ampliando más la brecha entre clases.
En palabras de Menno Vellinga (1997) los cambios impuestos a la sociedad latinoamericana como consecuencia del derrumbe de las economías exportadoras, en 1929, condujeron a un nuevo modelo de desarrollo dirigido hacia un mercado interno. Es así que, comenzó una fase de desarrollo nacionalista-populista, tanto en las empresas públicas como en la protección del mercado interno, la industrialización nacional estimulada por el Estado y los programas socio-populistas. El populismo se utilizó para integrar a los actores y las clases sociales participantes, al proceso político, impidiendo reformas radicales de la economía y la sociedad.
La alianza de clases que respaldaba el modelo de crecimiento económico encabezado por la industrialización por sustitución de importaciones y apoyaba los regímenes populistas estaba dominada por grupos de las clases medias y medias altas urbanas, así como importantes sectores de la clase trabajadora urbana. Estos últimos constituían una base electoral masiva.
Durante el proceso de crecimiento, con la diferenciación de la estructura económica y la expansión del aparato estatal, se formó una alianza para incluir a un nuevo segmento social de administradores, burócratas, profesionistas y tecnócrata que se relacionaron con la comunidad empresarial nacional e internacional. Junto con los sectores medios y la burguesía, estos grupos, constituyeron un parte importante de una nueva alianza, que junto a los militares, optó por una solución burocrático-autoritaria a la crisis del modelo de crecimiento de sustitución de importaciones. Fue el periodo de las dictaduras militares de los 60’ y 70’, lo que provocó la caída de los gobiernos populistas y el fracaso del breve interludio democrático que habían experimentado algunos países de la región. (Menno Vellinga; 1997)
Zanatta (2012) dice que no es posible afirmar que todos los regímenes militares que se impusieron en América Latina, en la época señalada, abrazaron el mismo dogma económico. Como se señala anteriormente es entre los años 60’ y 70’, se inició la transición del modelo dirigista prevaleciente luego de la crisis de 1929 –cuyos límites eran evidentes desde que se rompió el enlace virtuoso entre crecimiento económico y distribución de la riqueza- hacia un modelo liberal, es decir, abierto a un mercado mundial, que comenzaba a dirigirse a lo que luego se llamaría globalización.
¿Qué es la globalización?
La globalización significa, según García Delgado (1998), el aumento de la vincularidad, la expansión y profundización de las distintas relaciones sociales, económicas y políticas, la creciente interdependencia de todas las sociedades entre sí, promovida por el aumento de los flujos económicos, financieros y comunicacionales. En su dimensión económica la globalización puede ser entendida como una nueva fase de expansión del sistema capitalista que se caracteriza por la apertura de los sistemas económicos nacionales, por el aumento del comercio internacional, la expansión de los mercados financieros, la reorganización espacial de la producción, la búsqueda permanente de ventajas comparativas y de la competitividad que da prioridad a la innovación tecnológica, la aparición de elevadas tasas de desempleo y el descenso de niveles históricos de remuneración, y la formación de polos económicos regionales. Se da una simultaneidad de tres tendencias: la de interdependencia creciente entre todos los países, la transición hacia formas productivas posfordistas y la hegemonía del capital financiero.
Este proceso de globalización, caracterizado por la interdependencia creciente entre los países a nivel mundial, por el cambio en las formas productivas y por el predominio en el sector financiero, tiene un impacto profundo en los estados nacionales. Esto es particularmente evidente en América Latina, porque los obliga a redefinir de manera drástica la actuación del sector público a nivel nacional, sub nacional y supranacional, a procesar los nuevos conflictos que se generan en el marco de las sociedades más fragmentadas y a promover otra articulación con la sociedad civil. (García Delgado; 1998)
Otro impacto de la globalización tiene que ver con las características del conflicto social. La misma se analiza a partir de tres sub-sistemas:
1. En lo político, porque la consolidación de la democracia, se produce junto a una desafección creciente de los electorados, desprestigio institucional, inclusión precarizada o clientelar, corrupción, así como una especie de impotencia de la clase política para arbitrar modificaciones a las orientaciones principales del mercado.
2. En el económico, porque el proceso de globalización genera un impacto regresivo en la integración social: concentración y tras nacionalización del ingreso, desempleo estructural, separando a los que se adaptan al mercado de los que no se adaptan, generando exclusión social
3. En lo cultural, porque la globalización catapultada en los satélites, TV por cable, transportes, turismo internacional, si bien promueve una cultura abierta y pluralista, también genera individualismo, generando crisis de valores comunitarios, sentido e identidad. (García Delgado; 1998)
El impacto del proceso de globalización provoca procesos simultáneos de reestructuración de las relaciones del estado y sociedad civil, lejos de una sociedad homogénea y socialmente integrada y configura una diferenciación entre Estado-mercado-sociedad, con predominio del mercado, con una menor importancia de la representatividad de partidos y gremios, y con el aumento vertiginoso de una multiplicidad de organizaciones no gubernamentales, voluntarias y de movimientos sociales, asociados a la sociedad civil o a un tercer sector. (García Delgado; 1998)
La globalización se constituye en una ideología que justifica el único camino, la autonomía del capitalismo respecto de toda imposición social o política. La globalización se instala como discurso homogéneo, presentándose a sí misma no solo como única posibilidad, sino como la mejor. La globalización como ideología se produce cuando todos los sujetos y actores que se ven beneficiados por dicho proceso, racionalizan sus intereses como universales y válidos para todos los sectores. Se restringe el debate y se busca el predominio económico y del interés particular. (García Delgado; 1998)
El neoliberalismo es esencialmente un proyecto político basado en una configuración de poder de capitalistas exportadores y financieros, que controlan el Estado.
Crisis, deuda y regreso a la democracia
Como ya se dijo anteriormente entre los años 60’ y 70’, los gobiernos autoritarios (militares) dominaron la región de Latinoamérica. En este período, la clase capitalista tomó el Estado y comenzó una guerra prolongada contra el avance social de las dos décadas previas: se eliminó la legislación laboral progresista, se privatizaron y desnacionalizaron las empresas públicas, se bajaron los sueldos, y se revirtieron los avances en materia de reforma agraria. Las derrotas político-militares de la Izquierda en Brasil (1964), Chile y Uruguay (1973), Argentina (1976), Bolivia (1971), etc., fueron seguidas por la implementación de las primeras etapas de programas neoliberales. Los aliados estratégicos de este ataque de política neoliberal fueron las multinacionales estadounidenses y el Estado imperial, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Según Skidmore y Smith (1996), el crecimiento económico que se vivió durante los años 70’ dependió del préstamo externo. Luego de lo que se conoce como la “crisis del petróleo”, los potentados del Oriente Próximo depositaron todos sus beneficios en los bancos internacionales. Estos bancos a su vez buscaban potenciales clientes a quienes otorgarles créditos, a unas tasas de interés provechosas. Estos bancos decidieron que los países latinoamericanos eran esos potenciales clientes, especialmente si sus gobiernos se comprometían a mantener la ley y el orden. Así comienza un ciclo frenético de préstamos.
Entre 1970 y 1980, Latino América incrementó su deuda externa. Luego aparecieron complicaciones; bajó el precio de las mercancías, subieron las tasas de interés real y los banqueros se mostraron reacios a seguir concediendo créditos. Los principales deudores latinoamericanos eran Argentina, Brasil y México. Así fue que Latinoamérica se sumó en una crisis económica de una década.
En los años 80’, las autoridades internacionales, el gobierno EE.UU, los banqueros privados y especialmente
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