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ORÍGENES DEL TURISMO. EDAD ANTIGUA


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2015  •  Tareas  •  2.978 Palabras (12 Páginas)  •  370 Visitas

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ORÍGENES DEL TURISMO

El neolítico, la nueva edad de piedra, se caracterizó por una consolidación del comercio y por marcar el comienzo de los viajes, que aunque fueran por necesidad, se pueden considerar los predecesores del “viaje de negocios”. Sus técnicas pasaron al norte de África, al sur de Asia y a Europa. Las primeras ciudades surgieron a orillas de los ríos y en los valles. Los sumerios inventaron el dinero, la escritura cuneiforme, el sistema sexagesimal, etc. Sin embargo, la invención que quizá más ayudó a impulsar los viajes fue la creación de carreteras. Estas estaban pavimentadas con piedras y arcilla y unían las ciudades más importantes.

A pesar de que la mayoría de los viajes eran con propósitos comerciales, no faltaron aquellos por placer. Hammurabi, rey de Babilonia hacia el 1700 a.C. realizó viajes para visitar las ciudades de su imperio, se desplazó varias veces para asistir a las ceremonias y ritos sacerdotales de las mismas, y se cree que fue él quien impulso las peregrinaciones. En cierto modo, son estas las primeras manifestaciones de turismo religioso en la historia.

Los egipcios basaron su economía en la agricultura y el comercio. De sus tendencias turísticas hay que reconocer que fue uno de los pueblos más asiduos a los viajes, puesto que su sociedad también admitía el uso de esclavos, dejando a las clases medias mucho tiempo libre. Los desplazamientos más generales y en masa ocurrían en las fechas señaladas para las reuniones y fiestas religiosas. Dado que ni la hotelería ni la restauración se había inventado, los viajeros dormían al aire libre y se veían obligados a llevar su propia comida. Entre 1490 y 136 a.C. la reina regente Hatsheput realizo el primer crucero de la historia, y lo hizo por las aguas del Nilo.

EDAD ANTIGUA

No obstante, es a partir de la era clásica cuando los viajes empiezan a tomar un aire más placentero, y es aquí donde realmente podemos decir que encontramos a los abuelos del turismo. Tanto griegos como romanos se preocuparon por tener a alguien que les quitara el trabajo de encima, es decir, esclavos, para poder dedicarse a la vida contemplativa, a filosofar o a hacer viajes. En el 776 a.C. se celebraron los primeros Juegos Olímpicos. Aunque de menos renombre también se celebraron los festivales Pitios, los Ismios y los Nemeos. Estas celebraciones movilizaban un gran número de personas, que por supuesto, necesitaban de transporte y calzadas para desplazarse. Los griegos también se preocuparon por visitar otros países, como por ejemplo Egipto. En la mayoría de los casos, estas visitas eran por asuntos militares o de comercio, aunque se sabe que las pirámides llegaron a atraer muchos “turistas”. [pic 1]

Durante el imperio romano (27 a.C.- 476 d.C.), con Octavio Augusto se consigue la Pax romana que duraría dos siglos, siendo esta la edad de oro del turismo romano. El imperio estaba dividido en provincias que a su vez estaban divididas en municipios. Cada municipio contaba con servicios para el disfrute y el entretenimiento público, que en muchos casos eran lo suficientemente atractivos para atraer visitantes. Entre muchos otros destacaban los foros, plazas, templos, basílicas, tiendas y teatros. Todas las provincias se comunicaban por una amplia red de carreteras, vías y calzadas. El pueblo romano fue el primero en realizar lo que hoy en día entendemos por turismo. Disponían de muchísimo tiempo libre, llegando a tener 200 días festivos al año (en el 345 d.C.), aunque casi siempre este turismo lo realizaban los nobles. Los viajes se realizaban básicamente por tres razones: por placer, por negocios o por salud. El turismo religioso y las peregrinaciones a los templos pasaron a formar parte de cualquier itinerario mínimamente culto, y dejaron de ser lugares de rezo para convertirse en monumentos dignos de visitar. Se crearon infraestructuras necesarias para el desarrollo del turismo, tales como posadas, restaurantes, barcos de pasajeros, pues la demanda de viajes aumentó. Destacan los viajes de Alejandro Magno y Herodoto, así como las obras clásicas La Eneida y La Odisea por sus referencias al paisaje, las culturas de la época y las características de los viajes realizados. La caída del imperio romano en 476 d.C. supuso el fin de casi trece siglos de cultura, unidad y turismo europeo.[pic 2]

EDAD MEDIA

Durante estos cinco primeros siglos de la Edad Media el turismo se vio especialmente afectado por el continuo deterioro de las calzadas romanas y la poca seguridad que ahora ofrecían. En la Europa Occidental la gente comenzó a agruparse en pequeñas ciudades bajo el cuidado de un noble y en muy raras ocasiones se atrevían a salir de las murallas, y mucho menos para realizar un viaje. Sin embargo algo de turismo se llegó a practicar. Dado que la cultura y el arte se encontraban en monasterios e iglesias, hubo gente que se aventuró y recorrió Europa en busca de algún extraño libro sobre alquimia o para estudiar latín. Aun así, el turismo se sumió en una larga depresión de casi cinco siglos.

El imperio bizantino siguió disfrutando de viajes con motivos culturales, aunque cada vez menos dado el mal estado de las calzadas fuera del imperio y de lo peligroso que resultaba adentrarse en tierras desconocidas. En el imperio Islámico destacaron las peregrinaciones a La Meca y los viajes de Ibn Battuta, un marroquí que visitó La India, China, España y Tombuctú. Durante el siglo XII Europa experimenta un aumento demográfico, avances en la agricultura y en la técnica y las ciudades renacen de su letargo. El comercio poco a poco comienza a resurgir. Durante estos años nacen las primeras ferias, que atraen a una cantidad considerable de gente dispuesta a conocer los productos de otros países. Es el resurgir del “turismo comercial”.

En el año 813 se descubrió la tumba del apóstol Santiago en Compostela y años más tarde se popularizaría el Camino de Santiago. En 1140 Aymeric Picaud escribió la Guía Turística de Santiago, en la cual describe las jornadas, las tierras, las gentes y las ciudades. Asimismo, Geoffrey Chaucer escribió los Cuentos de Canterbury, ambientados en un viaje que unos peregrinos realizaron en abril de 1387 al santuario de Santo Tomás de Beckett. Otro síntoma de la religiosidad de la época que contribuyó al turismo fueron Las Cruzadas. Las peregrinaciones a Jerusalén para luchar por la Tierra Santa crearon la necesidad de construir hospedajes en los que albergar a tanta gente, contribuyendo al resurgir de la hospedería.

Concluimos pues, que las peregrinaciones marcaron el turismo de esta época, que vivió el resurgir de los viajes por motivos otros que los de trabajo. La gente comenzó a movilizarse para asistir a las fiestas de los pueblos cercanos 3 o 4 veces al año, las ferias atraían cada vez a más gente y consecuentemente, se ampliaron las rutas y los hospedajes.

Destacan los viajes de Marco Polo, el primer turista. Con dieciséis años viajó con su padre y con su tío, ambos mercaderes, y los tres emprendieron un viaje a china, pasando por acre, en el actual Israel, por Ormuz, entrando en el Golfo Pérsico, pasando por muchos lugares de la Ruta de la Seda y del Asia antigua. Estando en la cárcel, relató a su compañero de prisión el libro más famoso de la historia, Los Viajes de Marco Polo, en los que relata sus viajes por países como Japón, Java; Ceilán (actual Sri Lanka), Tíbet, India y Birmania, entre otros.

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