POÉTICA Y FILOSOFÍA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Víctor Alexander MatuteEnsayo20 de Octubre de 2016
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MITOS DE ORIGEN MESOAMERICANOS Y SU RELACIÓN CON LA NATURALEZA
Víctor Alexander Matute Agurcia
20151002596
17/10/16
Universidad Nacional Autónoma de Honduras
Escuela de Letras
Literatura Indígena
Lic. Miguel Acosta
POÉTICA Y FILOSOFÍA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Llamamos pueblos originarios al conjunto de comunidades indígenas americanas, considerándola como manera políticamente correcta de referirse a ellas en detrimento de los términos antiguamente usados como ser ‘indio’ o ‘amerindio’; esto debido a que estas dos últimas concepciones mencionadas, fueron impuestas por los colonizadores y por tanto podemos considerarlas, en esencia etnocentristas, aún pese a la crítica que hace el experto Jorge Fernández Chiti, quien alega:
“Nuestros indios fueron y son “indígenas”, o “aborígenes”. Es una estrategia desacertada caer en el juego de “ellos” si los denominamos “pueblos originarios”, conceptualización chabacana e intelectualmente hueca, y políticamente mortífera para nuestros intereses geopolíticos latinoamericanos, que son mantener nuestra identidad y territorios” (Fernández, 2010, P. 11).
Sin embargo, no haremos hincapié ni profundizaremos en la polémica que trae tras de sí el encontrar una denominación para estos pueblos, puesto que el presente no busca explayarse en esto, sino -como nos lo indica el título del mismo-, estudiar la poética y la filosofía de dichos pueblos, a quienes pues, para fines meramente prácticos denominaremos en adelante como ‘pueblos originarios’.
Pero antes de entrar de lleno en el tema que atañe, consideraremos que es preciso dar una definición puntual sobre qué es realmente la poética y la filosofía. Para el semiólogo A. J. Greimas, la poética designa el estudio de la poesía como la teoría general de las obras literarias (Greimas y Courtés, 1982, p. 309). La poética es pues, un estudio de la poesía en tanto arte literario; para nuestro presente trabajo, la poética tendrá miras a ahondar en la poesía [y literatura en general] de los pueblos originarios, con una caracterización general de ella y con especial atención en su contenido intrínseco.
Mientras tanto, la filosofía podemos definirla como “[…] Deseo de conocimiento. Este deseo de saber nos lleva a plantearnos preguntas radicales” (Gonzáles García, 2000, p. 194). Así pues, es propio del ser humano durante todas las épocas en todas las culturas habidas y por haber, la necesidad de dar respuestas a lo que lo rodea, la respuesta implícita o explícita que los pueblos originarios intentaron dar a sus cuestionamientos de carácter filosófico, serán en este trabajo, expuestas y desmenuzadas todo ello para hacernos una idea general del desarrollo de la estética literaria y del pensamiento que lograron alcanzar estos pueblos de que hablamos. Fin primero y último a que aspira este trabajo.
Existe una tendencia equívoca pero común de pensar que la tradición poética en América, habría iniciado con la llegada de los colonos al continente, quienes habrían traído consigo el gusto por las artes literarias que posteriormente desarrollarían. Este pensamiento errado se aleja mucho de la realidad y deja mucho que desear sobre el tipo de educación que se recibe sobre las culturas precolombinas. Se ha aceptado ampliamente el hecho del vertiginoso desarrollo alcanzado por las grandes civilizaciones originarias en cuanto a matemáticas, estudio astronómico, perfección arquitectónica, entre otras. Sin embargo, paupérrimo es el conocimiento que se tiene sobre el desarrollo estético literario de estos pueblos. Podemos echarle la culpa al incipiente sistema educativo de nuestras naciones, puesto que estudios sí los ha habido sobre este tema, o más indirectamente argüir y echarle la culpa al proceso de desculturización al cual fueron expuestos los pueblos indígenas, sumado a las cruzadas cristianas en contra de las concepciones precolombinas que culminaron en la indiscriminada quema de la gran mayoría de códices y libros, lo cual a posteriori haría dificultoso avanzar en el estudio sobre el desarrollo literario americano prehispánico. Sin embargo, no es el momento indicado para hacer reflexión sobre esto, por tanto nos limitaremos a decir que, en efecto, sí hubo un amplio desarrollo en el discurso poético por parte de los pueblos originarios. Sobre todo si hablamos de las grandes civilizaciones que fueron la Maya, la Azteca, y la Inca, las cuales hegemonizaron políticamente las áreas y momentos históricos en que se desarrollaron, gestando procesos culturales muy diversos y ricos tanto estética, como intelectualmente hablando.
A continuación es preciso pues, dar aunque sea una caracterización general del desarrollo poético por parte de estas civilizaciones anteriormente mencionadas. En cuanto a la azteca, de lengua náhuatl; el experto Alejandro Lavquen nos dice que “la mayor parte de la poesía azteca o Náhualtl (sic) es anónima y priman los poemas de corte místico donde la relación con la divinidad prevalece” (Lavquen, 2002). Esto es una certeza, en las diversas antologías de poesía náhuatl llegadas a nosotros gracias al trabajo de divulgadores y estudiosos como el Dr. Ángel Garibay se nos muestras en las más de las veces, una poesía muy ligada a lo religioso. Es importante mencionar que la poesía náhuatl como tal, era siempre acompañada de música y bailes, que los poemas eran compuestos esencialmente por los tlamatinime o tlamatinis, sabios que debatían sobre temas filosóficos de interés, a los cuales se les consideraba como teniendo un rol importantísimo dentro de la sociedad, tanto que eran quienes presidían las calmécac, estas eran, básicamente, las escuelas de la alta aristocracia dentro de la cultura náhuatl. Acerca de estos sabios poetas aztecas nos dice Miguel León Portilla: “fueron precisamente los poetas líricos los que empezaron a tomar conciencia de los grandes problemas que rodean la comprensión del mundo y del hombre”
(Portilla. 1959. p. 7).
Tanta era la importancia de la poesía para esta cultura, que se dice que en opinión de los propios tlamatinime, era lo único que es ‘verdadero sobre la tierra’, esto es, que prevalecía.
Pero aún más, si hablamos de poética náhuatl deberemos hacer mención que, tanto fue su desarrollo que se llegaron a definir siete géneros distintos dentro de esta poesía, los cuales eran el canto sagrado o teocuícatl, relacionado íntimamente a la liturgia azteca; el canto franco o melahuacuícatl, a quien podríamos considerar como ‘poesía histórica’ o ‘epopeya mitológica’; el canto de guerra o yaocuícatl y el canto del águila o cuauhcuícatl, cuyo parangón occidental podría ser la poesía épica o heroica; el canto erótico o cuecuechcuícatl, de corte erótico y burlesco; el canto de flores o xochicuícatl que era parte de la poesía lírica, y en donde el tono era de sentimiento predominantemente alegre; y finalmente la contraparte del anterior, el canto de angustia o icnocuícatl, también de estilo lírico e intimista, siempre elocuente y de inspiración elegiaca y filosófica existencialista.
En cuanto a la poética mayense, lastimosamente debemos mencionar que no tenemos suficiente material de estudio, y que de hecho, esto imposibilita de cierta manera ahondar en ella. Pese a eso, hay quienes se muestran positivos, como Alejandro Lavquen, quien expresa: “El legado de la literatura maya, si bien es todo un aporte a nuestra historia, aún está por desentrañarnos sus mejores páginas” (Lavquen, 2002) .Otra de las dificultades radica en la diversidad de lenguas mayas en las que habría sido escrita su obra literaria, de allí que se hable de ‘literaturas mayas’, en plural, puesto que son varias. Se dice que algunos de sus libros habrían sido escritos sobre tiras de piel de venado, en las lenguas maya-quiché, maya-cakchiquel, maya-tzotzil y/o maya-yucateco. Su poesía, al igual que la de los náhuatl, era eminentemente religiosa-mitológica, histórica, [a veces profética], aunque cabe mencionar que dentro de ella no había una ambición literaria en cuanto a estética como en su contraparte azteca.
Si bien es posible hacer una caracterización particular con respecto a cada lengua mayense, nos limitaremos a expresar aquellos rasgos genéricos dentro de las literaturas mayas que dichas comparten entre sí, uno de ellos es el constante paralelismo literario semántico, el cual podemos atribuir al hecho de que su literatura era en su mayoría de tradición oral, y que para no olvidarla era necesario el uso constante de esta retórica repetitiva. Un ejemplo de ello lo veremos en el famoso libro del Popol Vuh, donde al describir el principio del mundo se expresa: “Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo” (Anónimo, 2009, p. 14). Aunque este uso constante de paralelismos puede parecernos a nosotros que tenemos una visión occidental, algo tedioso, e inclusive cansino de leer, debemos comprender que para ellos era de imperiosa necesidad para no olvidar su tradición literaria, aquello que daba sentido a su imago mundi.
Otra constante dentro de las obras mayenses, era la heterogeneidad temática dentro de sus obras, así nos indican los libros del Chilam Balam por ejemplo, cuando dentro de ellos encontramos textos de contenido religioso, tanto como astrológicos, llegando a mencionar inclusive hasta contenidos médicos.
A continuación llegamos a la necesaria mención de lo que debemos considerar como poética incaica. Debemos comenzar mencionando que al igual que sucedía con los aztecas con su lengua náhuatl, los incas de habla quechua se enorgullecían de su idioma, a tal punto de menospreciar cualquier otra lengua de los pueblos foráneos y llegando a argüir que ella era la única lengua propia de los hombres (runa simi). Debido a que no conocemos que esta civilización haya poseído algún tipo de escritura, su literatura estudiada es de carácter meramente de tradición oral. Desarrollaron dos géneros dentro del arte escénico -teatro-, uno de carácter considerado como cómico, el wanka; y su contraparte de un carácter más formal, el aránway. Ambos escritos para un público diverso por el ‘amauta’, quien sería una especie de poeta, filósofo, maestro e inclusive historiador a quien se le encargaba la educación de la juventud noble. Aquí podríamos hacer una pequeña pausa y mencionar que el parangón mesoamericano de este poeta llamado amauta, es el anteriormente mencionado tlamatinime de los náhuatl. Más aún, se sabe que dentro de la cultura Inca, no solo los amautas eran creadores literarios, sino también los llamados haravicus, y la diferencia entre ambos radicaba en la intelectualidad de cada uno, mientras el primero se consideraba un alto jerarca del conocimiento, el segundo, -menos intelectual- lograba sus composiciones a costa de su talento innato; algo así como la relación entre el mester de clerecía y el mester de juglaría en la España medieval.
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