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ARQ OCCIDENTAL


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2013  •  14.295 Palabras (58 Páginas)  •  229 Visitas

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Arte y arquitectura románica y prerrománica

El arte visigótico prerrománico de España usa formas zoomorfas y complejos motivos decorativos. En el reino asturiano, la arquitectura prerrománica es de carácter eclesiástico y alcanza su máxima expresión en la construcción de iglesias. La plante es basilical de tres naves, separadas por pilares, con un amplio crucero y con una cabecera que termina en tres capillas rectangulares. Casi todas posees la cámara del tesoro y una tribuna.

El arte mozárabe prerrománico es el arte que realizan los cristianos que viven bajo la dominación musulmana. Se localiza en las regiones del norte de Castilla y a lo largo del Cantábrico. Su manifestación más importante es la arquitectura, aunque cuenta con obras muy buenas en miniatura y artes aplicadas. Las características más importantes que definen la iglesia mozárabe son la presencia del arco e herradura califal abovedada, los aleros muy pronunciados que descansan en modillones de rollo y las bóvedas de influencia islámica. La arquitectura mozárabe presenta iglesias de pequeñas dimensiones y de planta variada. Respecto a las miniaturas, el ejemplo más destacado son los comentarios del Beato de Liébana. Sus características son su fuerte cromatismo, las figuras fantásticas y la marcada narratividad que hace expresiva la figuración de sus pinturas.

Los intentos de construir edificios monumentales dieron como resultado unas estructuras que fueron a menudo toscas y de proporciones relativamente modestas. Durante el periodo prerrománico se construyeron también iglesias centralizadas con cúpulas inspiradas en los modelos de la arquitectura bizantina. El desarrollo del cuerpo occidental de las basílicas cristianas a modo de fachada monumental, flanqueada por torres de campanarios, fue una de las creaciones de los arquitectos carolingios. Este cuerpo occidental se convirtió en el prototipo para las grandes fachadas de las catedrales románicas y góticas.

Las órdenes monásticas construyeron también grandes edificios. El monaquismo necesitaba grandes complejos residenciales que tuvieran capillas, claustros, bibliotecas, talleres, cocinas, refectorios y dormitorios para los monjes.

El desarrollo de las bóvedas de piedra fue uno de los logros excepcionales de la arquitectura románica. La razón principal para el empleo de las bóvedas fue la necesidad de encontrar una alternativa a las cubiertas de madera de las estructuras prerrománicas, expuestas al fuego y la humedad. Se utilizaron cúpulas, bóvedas de cañón semicirculares y apuntadas y bóvedas de arista.

Como las bóvedas de piedra eran más pesadas que las cubiertas de madera, se utilizaron muros más gruesos y columnas más robustas. En el románico pleno el uso de muros contrafuertes y pilares macizos como soportes para las pesadas bóvedas de piedra produjo un modelo característico de edificio en el que la estructura se compone de unidades más pequeñas articuladas, llamadas crujías, que son los espacios de planta cuadrada o rectangular cubiertos por cada bóveda de arista. En la arquitectura románica tardía las crujías tendieron a ser tratadas como unidades fundamentales del edificio y estos espacios rectangulares se convirtieron en un rasgo característico e importante del estilo imperante. Las estructuras de piedra son muy sólidas. El espacio de las iglesias románicas era generalmente alto y estrecho, iluminado por ventanas de claraboya abiertas en lo alto de la nave central, bajo la bóveda. Las puertas y ventanas presentaban arcos de medio punto ligeramente apuntados. Estas aberturas fueron pequeñas y estuvieron decoradas con molduras, tallas y esculturas que se hicieron más ricas y variadas a medida que el periodo románico fue avanzando hacia su final.

La arquitectura prerrománica en España está ejemplificada por las iglesias construidas en el siglo IX, durante el reinado del rey asturiano Alfonso II. Dentro de la arquitectura románica debemos distinguir tres momentos constructivos: un primer románico durante el siglo XI, un románico pleno desde el último tercio del siglo XI hasta la primera mitad del XII, y un tardorrománico que engloba las iglesias románicas con elementos protogóticos en la segunda mitad del siglo XII.

En los condados catalanes del siglo XI tiene lugar la construcción de una serie de edificios de estructura simple caracterizada por el uso de un aparejo rústico, naves cubiertas con techumbres de madera o bóvedas de cañón, zonas absidales en sus cabeceras, soportes en forma de columnas o pilares, fachadas torreadas y una característica decoración exterior a base de arcos ciegos y lesenas o bandas decorativas de tradición lombarda.

La configuración del románico pleno conlleva la creación de un estilo uniforme, con un lenguaje arquitectónico común. La expansión de la orden cluniacense en España, la interrelación de las diferentes zonas geográficas a través de las nuevas vías de comunicación, la sustitución de la liturgia visigoda pos la romana y el establecimientos de grandes rutas de peregrinación como el camino de Santiago, ayudaron a la difusión del estilo románico pleno.

En el área castellano- leonesa la peregrinación jacobea determinó la edificación de toda una serie de iglesias en la ruta hasta las reliquias del apóstol.

La escultura a pequeña escala en marfil, bronce y oro de la época prerrománica estuvo influenciada por el arte paleocristiano y el bizantino. Los motivos originados en los pueblos nómadas, como las figuras grotescas del bestiario y los diseños geométricos entrelazados fueron muy importantes

Es muy raro encontrar escultura monumental independiente de un contexto arquitectónico. La mayor parte de la escultura románica tuvo una doble función escultural y decorativa e integra el conjunto de la arquitectura religiosa. Se hicieron sobre todo puertas de bronce, pilas bautismales, lápidas funerarias y otros objetos de mobiliario litúrgico.

En la península Ibérica destacan los dinteles o retablos de altar de San Genis les Fons y de San Andrés de Suresa, donde aparece representada la maiestas domini acompañada por los doce apóstoles. El románico pleno se caracterizó por la escultura monumental en piedra para la decoración de los templos, tanto en las arquivoltas, tímpanos y jambas de sus fachadas como en los claustros de los monasterios, en los capiteles de las columnas o los canecillos y modillones de los aleros salientes.

En el ámbito de la escultura exenta o de bulto redondo destacan las representaciones de la Virgen sedente, entronizada con el Niño Jesús acomodado en su regazo y del Cristo crucificado o en Majestad, realizadas en madera y en la

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