Analizar la teoría Ricardiana y Marxista de la renta de la tierra y su influencia en los precios
kookegutierraTutorial13 de Marzo de 2015
45.892 Palabras (184 Páginas)454 Visitas
UNIDAD IV
___________________________________________________________________________
La Renta De La Tierra
INTRODUCCIÓN
En la presente unidad el propósito esta en estudiar las teorías mas avanzadas, para la época clásica, sobre la renta de la tierra. Si bien en el periodo preclásico de la economía ya se había generado una interpretación de los procesos agrícolas, y en particular sobre la renta, no esta hasta con David Ricardo cuando recibe un tratamiento mas sistematizado. Logro que se confirma en el curso de la lectura de su obra, específicamente al comentar las concepciones que de la renta tenían Adam Smith y Tomás R. Malthus. Contribuciones que necesariamente constituyen la base para la elaboración de la teoría de la renta tanto diferencial como absoluta, en la doctrina de Marx..Sin duda ésta concepción nos brindara una idea más amplia y detallada sobre la renta de la tierra.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
Realiza la lectura del material que se presenta en esta unidad.
4.1 Elabora un cuadro sinóptico de los elementos que se desarrollan en la teoría Ricardiana.
4.2 Elabora un cuadro comparativo entre las teorías de Marx y Ricardo.
4.3 Sistematizar las contribuciones que sobre la renta de la tierra nos legaron la escuela clásica.
4.4 .Establecer la diferencia y relación entre ambas escuelas sobre la renta.
Objetivos particulares
Analizar la teoría Ricardiana y Marxista de la renta de la tierra y su influencia en los precios.
CONTENIDOS
4.1 Ricardo y la renta de la tierra.
4.2 Marx y su teoría de la renta de la tierra.
Fichas bibliográficas de los documentos
4. A David Ricardo (1959)
Principios de Economía Política y Tributación
Fondo de Cultura Económica, 2ª. ed. México, D.F.
pp. 51-66, 297–319, 243-251
4. B ROSEMBERG, David (1978)
Lecturas de le Capital
Ediciones Quinto Sol, México
pp. 389-433
4. C MANDEL, Ernest (1969)
Tratado de Economía Marxista,
Tomo I, 6ª. ed.,
Ediciones Era, México D. F.
pp. 249-280
4.A David Ricardo (1959)
Principios de Economía Política y Tributación
Fondo de Cultura Económica, 2ª. ed. México, D.F.
pp. 51-66, 297–319, 243-251
CAPÍTULO II
SOBRE LA RENTA
QUEDA sin embargo, por considerar, si la apropiación de la tierra, y la creación consecuente de la renta, ocasionarán alguna variación en el valor relativo de los bienes, independientemente de la cantidad de trabajo necesario para la producción. A fin de entender esta parte del tema, debemos examinar la naturaleza de la renta y las leyes por las cuales se regula su aumento o disminución.
La renta es aquella parte del producto de la tierra que se paga al terrateniente por el uso de las energías originarias e indestructibles del suelo. Se confunde a menudo con el interés y la utilidad del capital y, en lenguaje popular, dicho término se aplica a cualquier suma anualmente pagada por el agricultor a su terrateniente. Si, de dos haciendas vecinas de la misma extensión y de la misma fertilidad natural, una poseyera todas las posibilidades ofrecidas por los edificios agrícolas, y además estuviera debidamente drenada y abonada, así como ventajosamente dividida por vallas, cercas y muros, mientras la otra no tuviera ninguna de estas ventajas, se pagaría naturalmente una remuneración mayor por el uso de la primera que por el de la segunda; sin embargo, en ambos casos la remuneración en cuestión se llamaría renta. Es evidente, sin embargo, que sólo una porción del dinero anualmente pagado por la hacienda mejorada se daría por las energías originarias e indestructibles del suelo; la otra parte se pagaría por el uso del capital empleado para mejorar la calidad de la tierra, y para erigir los edificios que se van necesitando con objeto de obtener y conservar el producto. Algunas veces Adam Smith habla de renta, en el sentido estricto al cual deseo limitar dicho término, pero con más frecuencia lo menciona en el sentido popular en que por lo general se emplea. Nos dice que la demanda de madera, y su elevado precio consiguiente en las naciones más meridionales de Europa, hizo que se pagara una renta por los bosques de Noruega, que antes no arrojaban renta alguna. Sin embargo ¿no es evidente que la persona que pagó lo que él llama renta, la pagó en consideración del bien valioso que entonces existía sobre la tierra, y que en realidad recupera lo pagado con una utilidad, - mediante la venta de la madera? En verdad si, después de haber removido la madera, fuera pagada al terrateniente alguna compensación por el uso de la tierra, con el propósito de cultivar árboles o cualquier otra cosecha, con miras a una demanda futura, dicha compensación podría llamarse con justicia renta, porque se pagaría por la energía productiva de la tierra; pero en el caso citado por Adam Smith, la compensación fue pagada por la libertad de extraer y vender la madera, y no por la libertad de cultivar los árboles que la producen. Habla también de la renta de las minas de carbón y de las canteras de piedra, a las que puede aplicarse la misma observación; que la compensación dada por la mina o cantera se pagó por el valor del carbón o piedra que podía extraerse de ellas, y no tiene ninguna relación con las energías originarias e indestructibles de la tierra. Ésa es una diferencia de suma importancia para cualquier investigación referente a la renta y a las utilidades, pues bien se advierte que las leyes reguladoras del progreso de la renta son muy distintas de las que regulan el progreso de las utilidades y que raras veces operan en la misma dirección. En todas las naciones adelantadas lo que se paga anualmente al terrateniente, que toma algo .de ambos caracteres, renta y utilidades, se mantiene a veces estacionario, debido a que sus efectos emanan de causas opuestas; en otras épocas progresa o retrocede, cuando prevalece una a la otra de estas causas. En consecuencia, en las páginas posteriores de la presente obra, cuando hable de renta de la tierra, deseo que se entienda que hablo de la compensación que se paga al propietario de la tierra por el uso de sus energías originarias e indestructibles.
En la primera colonización de un país, en el cual existe abundancia de tierra rica y fértil, requiriéndose cultivar tan sólo una proporción muy reducida para el sostenimiento de la población existente, porción ésta que puede cultivarse con el capital a la disposición de la población, no habrá renta, ya que nadie pagaría por el uso de la tierra, cuando todavía no es de propiedad privada una gran extensión de ésta y donde quedan grandes extensiones a disposición de quienes deseen cultivarlas.
Según los principios ordinarios de la oferta y la demanda, ninguna renta se pagaría por dicha tierra, y ello obedece a la misma razón ya mencionada de que tampoco hay que dar nada por usar el aire y el agua, o por cualquier otro don que la naturaleza nos brinde en cantidad ilimitada. Con una cierta cantidad de materiales, y con la ayuda de la presión atmosférica, de la elasticidad del vapor, los motores pueden desempeñar trabajó y abreviar el esfuerzo humano en una gran proporción; pero ningún cargo se hace por el uso de esas ayudas naturales, debido a que son inagotables y se hallan a disposición del hombre. De la misma manera el cervecero, el destilador, el tintorero utilizan constantemente el .aire y el agua para producir sus bienes; pero como su oferta es ilimitada, no tienen precio. Si toda la tierra tuviera las mismas propiedades, si su cantidad fuera ilimitada y su calidad uniforme, su uso no ocasionaría ningún cargo, a menos que brindara ventajas peculiares de situación. Por tanto, únicamente por que la tierra no es ilimitada en cantidad ni uniforme en calidad, porque con el incremento de la población, la tierra de calidad inferior o menos ventajosamente situada tiene que ponerse en cultivo, se paga renta por su uso. Con el progreso de la sociedad, cuando se inicia el cultivo de la tierra de segundo grado de fertilidad, principia inmediatamente la renta en la tierra de la primera calidad, y la magnitud de dicha renta dependerá de la diferencia en la calidad de estas dos porciones de tierra.
Cuando se inicia el cultivo de tierras de tercera calidad, la renta comienza inmediatamente en la dé segunda, y está regulada, como antes, por las diferencias en sus energías productivas. Al mismo tiempo, la renta de la primera calidad aumentará, ya que ésta siempre debe ser superior a la segunda, por razón de la diferencia existente entre el producto que rinden, con una cierta cantidad de capital y de trabajo. Con cada nueva etapa en el progreso de la- población, que obliga a un país a recurrir a tierras de peor calidad para permitirle abastecerla con alimentos, la renta aumentará en la totalidad de las tierras más fértiles.
Supongamos, pues, que la tierra —N° 1, 2, 3— rinda, con un mismo empleo de capital y de trabajo, un producto neto de 100, 90 y 80 cuartales de maíz. En un país nuevo, donde existe abundancia de tierra fértil en comparación con la población, y donde, por tanto, es tan sólo necesario cultivar la N° 1, todo el producto neto pertenecerá al agricultor, y representará las utilidades del capital que adelanta. Tan pronto como la población se haya incrementado hasta un punto que haga necesario cultivar la N° 2, de la que sólo pueden obtenerse noventa cuartales después de sostener a los trabajadores, la renta comenzará en la N° 1; porque o debe haber das tasas
...