Antecedentes Internacionales

Primera etapa: Indeterminación

Esta etapa se caracterizó por el desconocimiento y desinterés que sobre los sordos existía, y las referencias que habían eran de sordos provenientes de familias prominentes, sordos que entraron en contacto con algún personaje famoso o comentarios que hacían después de tener contacto con un sordo o un mudo.

En la India, se encuentran datos sobre el oído y la audición que datan del 1500 a.c. Las enfermedades representaban el apoderarse del cuerpo por los espíritu del mal.

En Asia se tenía la concepción de que las afecciones auditivas se relacionaban con el aparato genitourinario.

En Egipto, durante el año 1550 a.c., por indicaciones médicas se enunciaban remedios, maniobras y conceptos relacionados con plegarias y exorcismos

Para los asirios, los oídos tenían funciones diferentes; utilizaban la observación del tamaño, forma y peculiaridades de las orejas para hacer predicciones.

Los sordos e hipoacústicos se asociaban con el mundo mágico ya que poseían características metafísicas

En Occidente las referencias históricas de Herodoto muestran cierto grado de discriminación hacia las personas con discapacidad auditiva ya que consideraban como seres castigados por los dioses.

En Esparta, arrojaban a los sordomudos por el monte Taigeto.

Los Ateniences abandonaban o sacrificaban a las personas con discapacidad auditiva.

Los romanos los arrojaban por el Tiber.

No se les tomaba en cuenta aún si pertenecían a la familia real.

Samos es el primer mudo que registra la historia por nombre.

Hipócrates afirma que los sordos de nacimiento no pueden conversar, sólo exclaman monosílabos.

Platón, ha hablado acerca de sordomudos que se hacían comprender por ademanes y movimientos.

Aristóteles declara que el ciego puede ser mejor instruido que el sordo debido a que no articula palabras y por ende no comprende a otros.

Plinio el Viejo afirmaba que un sordo muro era un idiota.

Lucrecio dice que no hay arte posible para instruir al sordo.

Celsio establece que no existe la sordera absoluta y que puede iniciarse a los sordomudos a un cierto grado de audición hablándoles de cierta manera.

Cicerón inicia la “teoría vicariante de los sentidos”, recomendando a los ciegos los goces del oído y a los sordos los de la vista.

Talmund clasificaba a los sordos junto con los locos.

En la biblia se destacan las leyes que protegen a los sordomudos y curaciones milagrosas.

Galeno indica diversas fórmulas farmacéuticas para curar la mudez, tales como: purgantes, polvos estornutatorios y extracción de humores del cerebro.

El médico Pablo de Egina aseguraba que la sordera congénita es incurable.

En la Edad Media el Código Justiniano hace una diferenciación entre cinco clases de sordos:

1. Los sordomudos de nacimiento: se ponían bajo el cuidado de un tutor, y se les consideraba carentes de inteligencia.

2. Los sordomudos a consecuencia de accidente: Si estas personas habían adquirido el lenguaje, podían ejercitar sus derechos por escrito también podían casarse.

3. Los sordomudos de nacimiento, pero que no eran mudos: Recibían un programa de instrucción individual acerca del lenguaje.

4. Los sordos, no de nacimiento, sino por accidente: No tenían restricciones legales para participar normalmente en cuestiones

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