Areas Culturales Segun Miguel Acosta
04045 de Septiembre de 2012
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ÁREAS CULTURALES SEGÚN MIGUEL ACOSTA SAIGNES
Debe entenderse por área cultural un ámbito geográfico habitado por pueblos aborígenes que presentan rasgos culturales homogéneos en un tiempo determinado. Según el etnólogo venezolano Miguel Acosta Saignes, para el año 1500 las áreas culturales de Venezuela eran 09:
1. Costa Caribe y CIparicotos: localizadas al norte, desde la península de Paria en el estado Sucre hasta Borburata, en el estado Carabobo. Los Ciparicotos se ubicaron en la costa noreste del Estado Falcón.
2. Arawacos occidentales: se extendían por los estados Cojedes, Portuguesa, Barinas, Apure, Falcón, Lara y Yaracuy.
3. Jirajara – Ayamán: comprendían parte de los estados Falcón, Lara y Yaracuy.
4. Recolectores y Pescadores Occidentales: localizada en la Goajira y a todo lo largo de las costas del Lago de Maracaibo.
5. Caribes Occidentales: ubicada en la parte sur y oeste de la depresión del Lago de Maracaibo.
6. Otomaca: en la confluencia del rio Orinoco y Apure.
7. Guayana Venezolana: en el estado Bolívar y Amazonas.
8. Recolectores, cazadores y pescadores de los llanos: en los estados Portuguesa, Guárico, Anzoátegui, Monagas y Delta Amacuro.
9. Timotocuicas: en los andes venezolanos: Táchira, Mérida y Trujillo.
América, escenario en el que se ha desarrollado la vida de miles de hombres desde los orígenes de su poblamiento en la lucha por la supervivencia; aparición consecutiva de pueblos que desde un tronco común, al desarrollarse en medios naturales muy disímiles y en circunstancias muy diversas, dieron lugar a diferentes culturas e imperios, en su mayoría de considerable antigüedad y significación universal.
La agricultura provoca una serie de cambios en la organización social y en las formas de vida: nomadismo y sedentarismo, permitiendo este último, más tiempo para las actividades domésticas y creativas: pule la piedra, construye viviendas, almacena la cosecha, fabrica utensilios de barro, teje sus propias vestiduras, y primordialmente, a través de los ritos funerarios, concretiza su concepción del universo y del papel que cumple en el mundo; para ello, construye templos y celebra sus cultos. Por último, con el avance de las técnicas empleadas en la agricultura, se da origen a las grandes ciudades en las que ya podemos encontrar toda una organización establecida, desde el punto de vista social, político, económico, religioso y cultural en sus diferentes manifestaciones artísticas, tales como la pintura, la cerámica y la alfarería, el tejido, la danza.
(ojo tia información tipo analisis)
El socialismo venezolano del siglo xxi
Cultura y procesos económicos
Cultura y procesos económicos
por Iraida Vargas-Arenas, Mario Sanoja Obediente
"El hombre liberado es un hombre creador..." [3]
Para visualizar el desarrollo de una sociedad socialista venezolana en el siglo XXI, es preciso conocer y analizar los antecedentes históricos de la formación capitalista en su conjunto y en Venezuela en particular. Metodológicamente, es también conveniente evaluar los contextos sociohistóricos particulares de los países con los cuales estamos desarrollando lazos de integración, con el objeto de formular propuestas y soluciones originales.
Archivos | 10 de agosto de 2005
Foto, Carlos Rivodó, Cienaga
Los problemas que plantea la construcción de una sociedad socialista no se relacionan solamente con los procesos económicos y políticos. El nivel de desarrollo de las fuerzas productivas necesario para que dicha sociedad pueda existir no puede ser disociado de la calidad del sistema de relaciones sociales, fundamentalmente de las relaciones sociales de producción, pero tampoco de la cultura.
Es vital comprender los aspectos de la vida social y cultural de nuestros pueblos, ya que ellos condicionan el desarrollo de sus fuerzas productivas.
Los problemas que aquejan a la sociedad venezolana han sido calificados como un efecto del subdesarrollo. El subdesarrollo ha sido entendido como el atraso estructural que tienen nuestros países con respecto al primer mundo, ocasionado por la dependencia social, cultural, económica y tecnológica [1]. No obstante, creemos que la dependencia se origina precisamente, en buena parte, porque nuestras élites intelectuales y económicas pensaban y piensan que debemos -de manera lineal- emular y alcanzar los logros del primer mundo capitalista, error que le costó la vida al socialismo real de la Unión Soviética. Nuestra meta no debe ser el norte, como dice el Presidente Chávez; nuestro norte es el sur, aludiendo a la necesidad de comprender y analizar las experiencias históricas que han conformado la base de nuestras sociedades y culturas suramericanas en general y la venezolana en particular.
Dado que a nuestros países se les impuso una forma de capitalismo generada desde la Europa Occidental, debemos estudiar y comprender particularmente la manera cómo llegaron a articularse en ese continente los diferentes procesos culturales, sociales, políticos, económicos y tecnológicos que coincidieron para que se diera la disolución del feudalismo y la implantación del capitalismo mercantil e industrial entre los siglos 12 y 18 de la era; pero también es preciso que comprendamos el por qué fracasó la implantación del capitalismo mercantil e industrial en América Latina y en particular en nuestro país. Apoyados en la experiencia histórica, podríamos demostrar que la forma capitalista utilizada en Venezuela hasta el presente no tiene capacidad para eliminar la pobreza, la desigualdad y la injusticia social y, en consecuencia, no es viable para construir una verdadera democracia; ello ha demostrado que ésta sólo puede ser lograda por y en un socialismo originalmente nuestro, que responda a nuestras propias especificidades.
Inicios del capitalismo mercantil
En Europa occidental a partir del siglo 12 de la era, los circuitos de circulación se expresaban como un sistema difuso de mercados locales que tenía su asiento en aldeas, pueblos y ciudades, el cual regulaba y mantenía en actividad la relación entre la ciudad y el campo. Vendedores/as de productos vegetales, panaderos/as, artesanos/as, carniceros, pescaderos/as, vendedores/as de bienes de segunda mano, de forraje para el ganado, quesos, leche, etc., mantenían una relación directa con los/as compradores/as manifestada por operaciones que eran efectuadas de contado.
La expansión demográfica que experimentó la población urbana de Europa occidental a partir del siglo XVI, influyó en el aumento de la producción de bienes y servicios que se produjo a partir del siglo XVII. Ello fue debido a la afluencia de oro, plata y piedras preciosas que detonó la acumulación temprana de capitales, producto del pillaje de las riquezas minerales y de plantas alimenticias originarias de México, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, entre otros.
De esa manera, los mercados se convirtieron en instituciones estables y especializadas en la producción/venta de bienes y servicios específicos: mercados de la lana, del maíz, de las telas, de la carne, de los pescados, etc., en torno a los cuales pululaban zapateros, panaderos/as, ropavejeros, vendedores/as de mantequilla, de quesos, etc. La necesidad de mayor número y variedad de mercancías para satisfacer el naciente mercado europeo determinó la formación de circuitos cada vez más amplios de circulación de mercancías provenientes de regiones y países cada vez más distantes, mercancías destinadas a favorecer el consumo de productores/as secundarios y terciarios cada vez más alejados/as de la producción directa de bienes y servicios.
La resultante acumulación de riqueza, de capitales en manos de la burguesía urbana determinó cambios importantes en la propiedad territorial agraria. Gran parte de las tierras que habían poseído por siglos los antiguos señores feudales, se convirtió en una mercancía transable que cambiaba regularmente de dueños para beneficio de las burguesías urbanas. Paralelamente, para estimular los intercambios mercantiles comenzó a desarrollarse un mercado de dinero a corto y largo plazo: prestamistas, usureros y banqueros que facilitaban los fondos necesarios para llevar a cabo cualquier empresa comercial que permitiese la obtención de un lucro significativo.
La empresa de Cristóbal Colón, por ejemplo, fue principalmente una aventura comercial que proporcionó finalmente fantásticos beneficios a sus financistas. El éxito de la empresa de Colón abrió también las rutas del comercio ultramarino a otras naciones europeas como los Países Bajos (Holanda), Inglaterra y Francia, entre otros. Ello determinó el florecimiento de diversos sectores productivos como la artesanía y la industria y, particularmente, de la construcción de los buques para la navegación fluvial y ultramarina, de caminos, la cría del ganado utilizado para la tracción de sangre, la construcción de las carretas y carruajes necesarios para movilizar las mercancías y las personas, y el desarrollo de las nuevas tecnologías para maximizar la utilización de la energía hidráulica y la eólica.
Para mover los capitales dinerarios se crearon nuevos instrumentos financieros tales como letras de cambio y bonos de la deuda publica. A partir del siglo XVI, comenzaron a consolidarse en Amsterdam, Londres, París, Cádiz y otras ciudades europeas, las bolsas de comercio que regulaban la importación y la estructura de precios de las materias
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