Asimetrias De Informacion

¿Sera buena una intervención del estado en el mercado de los medicamentos que se vende a la población?

La situación ideal en cualquier negocio o transacción, es que las partes que intervienen posean la misma información sobre el producto a negociar. Cuando esto no ocurre hablamos de asimetría de información, es decir, esto implica que una de las partes posea más información lo que provoca una falla en el mercado que lo vuelve ineficiente. Esta circunstancia conlleva a un problema de selección adversa, que según Stiglitz ocurre cuando en una relación entre principal y agente, el primero desconoce el comportamiento que tendrá el segundo por lo que lo definirá por el comportamiento esperado.

La asimetría de la información se observa en casi todos los mercados: el que solicita un préstamo sabe más que el prestamista sobre si va a poder cumplir o no con los pagos; el que contrata un seguro de salud sabe sobre sus enfermedades preexistentes más que el asegurador, etc.

La seguridad social es la protección que la sociedad proporciona a sus miembros mediante una serie de medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales a las que están sometidas las personas. En este ámbito las asimetrías de información generan un importante problema debido a que están muy presentes en el mercado de la salud o en el de las previsiones sociales, y estos se ven distorsionados ya que cada persona de acuerdo a sus intereses da diferente información para poder tener acceso a asegurarse. Por este motivo el estado debe intervenir para que las personas sean transparentes a la hora de entregar información y que se vean obligados a actuar de buena fe para no perjudicar al otro.

Este ensayo se refiere en el ámbito de la salud pública, específicamente, a la relación que tienen los fármacos con las personas que los consumen.

Frente a un mercado que ofrece remedios innovadores o copias similares de los mismos, algunos de estos últimos de calidad y eficacia comprobada por su larga trayectoria en el mercado pero otros de dudosa eficacia y calidad, el desconocimiento de estos temas coloca al paciente en una situación muy vulnerable. Aquí la información es asimétrica e insuficiente entre oferente y demandante por lo que al momento de la elección o sustitución del fármaco recetado por el doctor, el paciente seguramente decide por el precio exclusivamente. En el caso de los medicamentos genéricos los pacientes no disponen de ningún medio como para realizar evaluaciones por lo que pueden comprar medicamentos que no les sirvan y hasta puedan ser tóxicos.

El estado como una medida de transparentar este problema, debe invertir en una adecuada fiscalización para que la calidad de los medicamentos en general, incluyéndose también los genéricos, sea adecuada y que las personas confíen en lo que están consumiendo a un bajo precio. También socializar

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