BATALLAS NAPOLEONICAS

Las guerras napoleónicas fueron anteriores a la primera guerra mundial, por lo que se llamaron la Gran Guerra Francesa y ocurrieron mientras Napoleón gobernaba en Francia. Hay que tener en cuenta que parte de los conflictos, surgieron durante la Revolución Francesa y se extendieron durante el Primer Imperio Francés.

Así estas estuvieron formadas por siete coaliciones, si bien los efectos de las guerras en Europa supuso la importación de los ideales de la Revolución Francesa hacia el continente (democracia, procesos justos en los tribunales, abolición de los derechos privilegiados). Aunque el gobierno de Napoleón era autoritario, al menos tuvo un comportamiento menos impositivo que el resto de los monarcas que le habían precedido (como por ejemplo, los jacobinos y el régimen del Directorio durante la revolución francesa). Si bien la mayoría de los monarcas, encontraron grandes obstáculos para reestablecer el autoritarismo, anterior a la revolución, viéndose forzados a mantener un modo de gobernar anterior a la revolución, por lo que la población les exigió mantener algunas de las reformas que produjeron en la ocupación. Si bien el legado de la institución ha permanecido hasta nuestros días, dado que en muchos de los países europeos poseen un sistema de leyes de corte civil y que cuentan con un código legal que fue influido por el código napoleónico. Aunque Francia, ya no fue una potencia que destaco en Europa, cuya ventaja existía desde los tiempos de Luis XIV. Posteriormente a esta forma de gobierno, le precedería un nuevo movimiento: el nacionalismo, el cual cambiara el curso de la historia en el continente Europeo. Dicho movimiento es el que hará que numerosos gobiernos fueran derrocados y otros surgieran y viceversa. Por lo que el mapa de Europa hubo de ser redibujado durante los siguientes cien años, que debido a las Guerras Napoleónicas, dejarían de basarse en las normas heredadas de la aristocracia, teniendo como sustituto a la cultura, la procedencia y la ideología de las personas. El Reino Unido obtuvo una posición de potencia hegemónica, en todo el orbe y a través de todos los océanos y continentes. Aunque Francia ocupo los Países Bajos durante el inicio de las guerras, ello le sirvió como excusa para que Francia tomará una a una, las colonias holandesas en ultramar, obteniendo aquellos lugares con mejor interés estratégico como Ceilán, Malaca, Sudáfrica y Guyana, las cuales fueron agenciadas al final de la contienda. Sin embargo, a España dichas batallas la dejo literalmente destrozada, tanto a su armada como a su ejercito.

Este vacío de autoridad fue aprovechado por numerosos grupos independientes con origen en sus colonias americanas, las cuales tendían a sublevarse contra la metrópoli, los cuales se hallaban influidos por la ideología procedentes de las revoluciones americana y francesa. En 1825, toda la América Española, a excepción de Cuba y Puerto Rico, habían pasado a tener un gobierno propio en forma de republica como Estados Unidos (Florida, Luisiana), Gran Bretaña (Trinidad) o Haití (Santo Domingo). Pero las acciones anteriores, conllevaron que se formara un nuevo concepto de Europa. En muchas ocasiones, Bonaparte hizo mención a la idea de hacer un único estado europeo, si bien fracaso en su intento, dicho enfoque internacional volvió a ser retomado 150 años después, cuando se redescubrió la identidad europea con la Segunda Guerra Mundial. Con respecto al legado de las Guerras Napoleónicas, tuvieron a su vez un impacto militar hondo pasando por los tiempos de Bonaparte, téngase en cuenta que los estados de Europa habían usado ejércitos con escaso tamaño, los cuales constaban de un alto porcentaje de mercenarios, que volverían a contraatacar a sus países de origen, por un sueldo procedentes de las potencias del exterior. Las innovaciones militares que se produjeron, a mediados del S. XVIII, en donde se

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