Breve historia de Huatusco
yennaivTrabajo17 de Noviembre de 2013
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BREVE RESEÑA HISTÓRICA
“En las estribaciones de la Sierra Madre Oriental, entre Profundas barrancas y elevados cerros, formando parte de los imponentes contrafuertes que constituyen el sistema del Citlaltepetl, se extiende un pequeño territorio de belleza exuberante; comarca comprendida en lo que con justicia se ha llamado los “verdaderos paraísos” (1) del país y que hasta hace unos cuantos siglos se conoció por Cuauhtochco.”
Así describió nuestro territorio hace algunos años el Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán en su libro “El Señorío de Cuauhtochco” editado en 1940.
Huatusco se encuentra a una altura de 1344 metros sobre el nivel del mar, su clima es templado-húmedo y generalmente mantiene una temperatura de 18 a 19° C.
Región que fue fundada en 1327 por migrantes Nahuatlacas –según nos relata el Dr. Aguirre Beltrán- y en un tiempo se llamo Otlaquiquistla que en lengua náhuatl significa “Lugar de las trompetas de otate” pero en sus inicios se le llamo Cuauhtochco “Lugar de los gatos monteses” y que a partir de la conquista –nos relata Don Marcelino López Páez; Cronista de la Ciudad, en su libro: “Huatusco, lugar de los gatos monteses”- se llamo San Antonio Guatusco o Huatusco. El 21 de junio de 1880 es elevado al rango de Ciudad y en honor a sus meritos y servicios prestados a la comunidad por don Agustín Chicuellar, es oficialmente registrada como Huatusco de Chicuellar.
HUATUSCO, UN TERRITORIO POR DESCUBRIR.
(CULTURA, MAGIA Y TRADICIÓN)
Lic. Miguel Ángel Flores Rodríguez.
Huatusco, lugar de arraigo y tradición, cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos, por su benigno clima, su feraz suelo y su hermoso paisaje, aunado a sus recursos naturales y a su abundante agua, los hombres del pasado lo prefirieron a otros sitios.
Lejos de ciclones y vendavales, ajeno a los climas extremos, sin riesgo de inundaciones y cubierto por un cielo azul la mayor parte del año, fue el sitio predilecto desde hace 3000 años para los distintos grupos étnicos que buscaban acomodo en la extensa geografía nacional.
Olmecas, Toltecas, Tlaxcaltecas, Totonacos y Mexicas llegaron sucesivamente a estas tierras de la que históricamente aceptamos su fundación en el año de 1327.
Todos, de alguna manera dejaron su huella aquí, a través de pinturas rupestres, de material arqueológico, en tumbas y edificios o en bellas muestras de cerámica; pero también traemos su huella en el material genético, en nuestra memoria histórica, en nuestras actitudes y en nuestro modo de ser.
Eso explica que los huatusqueños seamos tan especiales, por ejemplo, comemos chicatanas y eso nos hace únicos en el mundo. Esta es una herencia que traemos desde el mundo prehispánico, y los huatusqueños somos también comedores de flores, el gasparito, la shashana, el chile de gato, el tepejilote, la flor de calabaza, la flor del ixcahuite y ya ni se diga de la flor del izote, la cual comemos en muy variados guisos.
¿Resultamos exóticos? No, solo somos huatusqueños, somos de este lugar donde aún existe la magia y el misterio, donde todavía podemos degustar el místico tlanichicole que lo mismo nos sirve para el susto, para el gusto y para el disgusto y ¿Que podemos decir del vino de naranja? Es realmente exquisito, tanto que algunos no lo cambiarían por un buen coñac.
¿Quiere usted algo más fuerte? Entonces le ofrecemos el “aguardiente de marzo”, elaborado con las plantas mágicas que se recogen el primer viernes de marzo y que le cura de cualquier espanto, sea este terrenal o de cualquier otra procedencia misteriosa.
Así es Huatusco, un territorio por descubrir, con sus añejas calles cuyos nombres se han olvidado, con sus múltiples
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