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Café Y Cacao Venezolano


Enviado por   •  20 de Febrero de 2013  •  2.829 Palabras (12 Páginas)  •  624 Visitas

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Historia del Café en Venezuela

El café, bebida muy relevante en el cambio de las condiciones de vida de los pueblos y como producto de exportación pasó a ser fundamental integrante.

El cultivo del café se extendió a San Antonio, Las Minas y los valles de Aragua a partir de 1784, pasando luego a las provincias de Carabobo y Barcelona. En 1776, se observaron cultivos en Cumaná y Río Caribe. En 1780 el cultivo se extendió al occidente, difundiéndose en tierras andinas: en Mérida, donde a pesar de una temprana introducción, probablemente antes de 1777, comenzaron a fundarse plantaciones después de la Guerra de Independencia; en Táchira, gracias a la iniciativa de Gervasio Rubio, quien lo introdujo en 1794 a la hacienda La Yegüera, en las inmediaciones de la población que más tarde, en 1855, sería llamada Rubio; en Trujillo, probablemente introducido por Francisco de Labastida en 1801, y siguiendo por los Andes tachirenses, el cafeto continuó su viaje hasta Colombia, penetrando por Cúcuta y Salvador de las Palmas. Hacia 1809, según José Domingo Rus, en su descripción geográfica de la provincia de Maracaibo, en Mérida abundaba el café, en Táchira se daba mucho, y en Trujillo ya había algún café.

El café fue muy relevante en el cambio de las condiciones de vida de los pueblos andinos especialmente de Mérida, mejorando todos los aspectos sociales y de infraestructura del estado, abriendo caminos y canales fluviales, así como el comercio e intercambio con el puerto de Maracaibo a través del cual se exportaba el producto a Europa y Norteamérica para luego regresar los agricultores con productos y tecnologías importados de esas naciones, lo cual trajo progreso a las remotas regiones montañosas de los Andes.

La expansión del cultivo del café en Venezuela se inscribe dentro de un escenario de grandes cambios en la producción y en el consumo. Desde inicios del siglo XIX el consumo mundial de café se había incrementado rápidamente, especialmente en Estados Unidos, que importaba a principios del siglo unos 100.000 sacos anuales, menos del 10% de consumo mundial, elevándose al 30% entre 1855-1859 y al 40% entre 1880-1890. Notables crecimientos del consumo también se observaban en Alemania y Francia.

Venezuela como productor histórico de café

Hasta 1895 Venezuela ocupaba el tercer lugar entre los mayores productores mundiales de café, tras Brasil y las Indias Holandesas. Entonces, el país producía entre el 6,5 y el 6,7 por ciento de la producción mundial, y entre el 15 y el 16 por ciento del total mundial de los cafés suaves. Al año siguiente, en 1896, Venezuela se convirtió en el segundo productor mundial y en el primero entre los grandes productores mundiales de cafés suaves. Después vino el descenso en caída libre: en 1920 descendió al tercer lugar, en 1925 al cuarto, en 1931 al quinto, en 1932 al sexto, en 1933 al octavo. En 1979, y así será durante todo el quinquenio 1979-1984, Venezuela incumplió la cuota de exportación que la Organización Internacional del Café (OIC) le había asignado. Las escasas estadísticas disponibles, muchas de ellas no comparables entre sí, evidencian claramente el estado de postración de la economía cafetalera nacional.

En 1972, existían en el país 58.940 fincas cafetaleras con una superficie plantada de 245.442 ha. Un 90,8% de esa superficie estaba plantada con la variedad Typica, con rendimientos bajos, una reducida densidad de plantas agotadas por su larga edad. Entonces, sólo 5,1% de las fincas usaban fertilizantes; 9,1% empleaban insecticidas; 2,8% fungicidas y 2,0% herbicidas. Además, un 40,5% de las explotaciones empleaban el procedimiento de beneficio seco, y 44,5% de las fincas, por su reducida extensión, no beneficiaban directamente su café.

El café es parte de la cotidianidad en la vida de muchos venezolanos, hasta el siglo XVII el cacao, expresado en la bebida del chocolate, fue el símbolo de representación de Venezuela, pero a partir del siglo XVIII fue el café el que se impuso en las tazas de los venezolanos.

El cacao representó, en los momentos críticos de la independencia, a una clase dominante, conservadora y oligarca, símbolo de explotación por parte de los españoles y terratenientes criollos, que recibían el título popular de “grandes cacaos”; el café por su parte representó al pueblo, a una clase revolucionaria, democrática, amante de la libertad, se convierte en la bebida del llanero cuando se levanta para la faena diaria.

No es extraño que los primeros cafés (establecimiento donde se vende y consume la bebida) en Venezuela se fundaran a principios del siglo XIX, coincidiendo con el inicio de la gesta emancipadora: Mencionados en la Gaceta de Caracas de 1810 y 1812. El primero es el Café del Ángel y el segundo el Café de la Confederación, en La Guaira se abrió en 1812 otro establecimiento con el nombre de Café del Comercio de los Estados Unidos de Venezuela; que le pertenecía a un tal Pedro Lamothe y donde se cruzaban informaciones de la Provincia de Caracas y del interior, con las de Europa y Estados Unidos, las cuales aprovechaban algunos líderes del movimiento independentista para su análisis y discusión. Si el cacao representó nuestro sometimiento al régimen español, el café fue uno de los precursores de nuestra independencia.

El café consiguió imponerse como bebida nacional, desplazando al chocolate de taza casi a la extinción, a un recuerdo de infancia, mientras el café es una bebida adulta, madura. Es la bebida que infunde arrojo, bríos y fuerza.

En el ámbito doméstico comenzó a amortiguarse con leche, lográndose según el capricho, una numerosa gama de colores negros, marrones y blancos, que disparó la chispa criolla para compararlo con los tonos diversos de pieles de los venezolanos luego de tantos siglos de mestizaje.

Es esta curiosa gama de nombres lo que permite reconocer a un extranjero en Venezuela, ante su desconocimiento de los nombres coloquiales para designar cada preparación de café; sólo me basta recordar aquel momento de mi niñez, en la que mi padre detuvo, por varios minutos, el servicio de bebidas durante un vuelo de Venezuela a Estados Unidos, para hacerle entender a una azafata anglosajona cómo debía prepararle el “marrón oscuro no tan fuerte” que le había pedido; toda una aventura.

No es atrevido afirmar que los nombres de nuestros “cafecitos”, forman parte de nuestra venezolanidad. La lista que sigue, no es una ley ni una manera de hacer los cafés venezolanos per se, he procurado colocarlos en escala descendente: desde el de mayor contenido de café hasta el mezclado con la mayor cantidad de leche, las posiciones de algunos cafés compuesto pueden recibir otra posición para

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