Cajas Funerarias Egipcias

Uno de los elementos más importantes del ajuar funerario que se incluía en las tumbas egipcias era el sarcófago. A ese objeto, considerado el recipiente que iba a conservar eternamente el cuerpo momificado, los egipcios le llamaron neb anj, “señor de la vida”.

Los sarcófagos, como elemento integrante del mundo funerario de la cultura Egipcia, ha ido inevitablemente evolucionando a lo largo de la historia de dicha civilización.

En los orígenes, predomina su función de sustituto de la casa del difunto, como lo indican su forma cuadrada y la decoración en “fachada de palacio”. Los sarcófagos utilizados en el Imperio Antiguo por el rey, los miembros de la familia real y otros allegados, eran grandes cajas rectangulares fabricadas en piedra de buena calidad.

Los sarcófagos de la III Dinastía no ofrecen decoración alguna, pero a partir de la Dinastía VI, el sarcófago, aunque conserva su papel de falsa puerta, comienza a incluir textos, fórmulas de ofrendas y frisos con objetos que le servirán como sustitutos, pero también capítulos de los Textos de los Sarcófagos, cuyos ejemplos conocidos datan en su mayoría del Imperio Nuevo. Se indican los entrantes y salientes de la fachada en bajorrelieve y con pintura se incluyen motivos decorativos geométricos.

El material y la forma también se transforman y conviene distinguir la cuba, a menudo en piedra, tallada en la misma roca, del sarcófago propiamente dicho que, desde el Imperio Medio tiende a adoptar la forma de cuerpo.

Los sarcófagos del Imperio Medio responden a un mismo esquema. Son grandes cajas rectangulares de madera de buena calidad que estan cubiertas con decoración pintada. Al exterior pueden presentar el motivo que reconocemos como la representación de una arquitectura e incluir unos grandes ojos que señalan el lugar por donde el ba puede entrar y salir. Sus caras interiores se cubren con inscripciones que parecen una evolución de los Textos de las Pirámides y que por su ubicación se han denominado Textos de los Sarcófagos. Relatan fórmulas mágicas y encantamientos destinados a proteger a los peligros del más allá al difunto.

Junto a estos textos, en muchos casos, se han representado objetos propios de un ajuar funerario, e incluso puede aparecer el difunto ante la mesa de ofrendas colmada de productos y oferentes que le asisten. En la necrópolis de el Bersa se encontraron sarcófagos de las mismas características pero que recogen una versión específica de los Textos de los Sarcófagos que describe las rutas alternativas para el viaje al más allá. Los textos se acompañan de representaciones de sendas o trayectos. Es el Libro de los dos caminos, una especie de guía práctica de la que se serviría el difunto para facilitarse la llegada a la eternidad.

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