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Cambios Estructurales Y Consecuencia De La Revolución Industrial


Enviado por   •  22 de Marzo de 2015  •  3.535 Palabras (15 Páginas)  •  376 Visitas

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Entendemos por revolución industrial al proceso global de transformación y crecimiento económico, que entre las últimas décadas del siglo XVIII y mediados del XIX experimentaron Gran Bretaña y a continuación Europa Occidental (Francia, Bélgica y Alemania) y que supuso la transición de una economía preindustrial a una economía industrial. Dicho proceso tuvo dos características hasta entonces desconocidas: el aumento de la renta per cápita alcanzo una magnitud superior a cualquier otro anterior en la historia, y se convirtió en sostenido.

Por consiguiente, entendemos por Revolución Industrial al proceso por el cual el desarrollo industrial inicia una fase de crecimiento acelerado y autosostenido que modifica la estructura económica haciéndola mucho más productiva.

La primera causa que originó la revolución industrial fue la introducción de nuevas tecnologías incorporadas a la producción agraria, industrial y a los transportes. En casi todos los casos se trató de sencillos hallazgos realizados por campesinos y artesanos como por ejemplo la rotación de cultivos sin barbecho.

Una de las innovaciones de Gran Bretaña fue la ley de patentes, que se encargó de incentivar el ingenio, ya que aseguraba el enriquecimiento del descubridor.

A pesar de la gran cantidad de innovaciones que se dieron el cambio tecnológico puede simplificarse de la siguiente manera:

 Aparición de nuevas máquinas movidas por energía hidráulica primero y luego por vapor que sustituyeron a otras accionadas por el ser humano, los animales, el agua y el viento.

 Utilización de materias primas abundantes que reemplazaron a otras de naturaleza orgánica.

La segunda causa son las nuevas formas de organización del trabajo, sustitución de las pequeñas explotaciones agrícolas y de los talleres artesanales por latifundios y fábricas que empleaban mano de obra asalariada. Todo ello provocó una división del trabajo provocando a su vez un aumento en la velocidad de producción.

La tercera causa muestra otro hecho que elevó la productividad como lo fue la especialización económica territorial que originó el aumento del comercio. Adam Smith y David Ricardo prestaron mucha atención a las razones por las que el intercambio favorecieron el crecimiento.

La cuarta y última causa muestra como la productividad finalmente creció como consecuencia del cambio estructural que provocó la Revolución Industrial, es decir, el movimiento de los trabajadores del sector primario (agricultura) al sector secundario (industria) y ambos al terciario (servicios). Estos hechos se produjeron debido a la demanda y la oferta.

Al producirse un aumento de la renta por persona, también se produce un aumento del gasto, pero en proporción decreciente a los bienes denominados de primera necesidad y en proporción creciente al resto bienes (Ley de Engel). La demanda de los bienes industriales y de servicios creció más que la de los alimentos. Debido al aumento de la demanda de este tipo de bienes, condujo a la estimulación de su producción; esto fue posible ya que fueron muchos los trabajadores que se pasaron del campo a la industria.

Los modelos de consumo de la sociedad rural (agriculturas atrasadas respecto a la de la sociedad urbana) eran diferentes, por lo que este cambio se considera importante en cuanto a la demanda se refiere.

Entre 1750 y 1870 se produce una evolución de la población británica, francesa, belga y alemana dándose en todos los países una auténtica revolución demográfica.

La causa fundamental de esta revolución fue el descenso de la mortalidad, donde las tasas de mortalidad infantil rondaban el 200-250 por 1000 y la esperanza de vida no superaba los 30 años. Las hambrunas y epidemias provocan mortandades muy altas. En 1870, esos países habían reducido la mortalidad infantil y la general al 26 por 1000. Las mortalidades catastróficas habían desaparecido y la esperanza de vida llegaba a los 42 años. Esto fue debido a una mejora de la alimentación (aumento de la producción agraria que erradicó las hambrunas y permitió una dieta más abundante), progresos en la medicina (inoculación contra la viruela, diagnóstico de algunas enfermedades y quinina para combatir la fiebre) y una mayor salubridad (agua más pura y mejora de las condiciones ambientales de los hogares).

El comportamiento de la natalidad añadió más fuerza al crecimiento de la población. La elevada natalidad guarda relación con el crecimiento económico, que creó una situación cercana al pleno empleo haciendo que disminuyera la edad nupcial y aumentara el número de matrimonios.

El retroceso de la mortalidad y la alta natalidad hicieron cambiar el sistema demográfico por uno nuevo donde el aumento del número de habitantes era constante. Desde mediados del siglo XVIII el crecimiento vegetativo estuvo entre el 8 y el 13 por 1000 y fue acumulativo.

También hubo cambios en la estructura de la población activa provocando un intenso proceso de urbanización.

En conclusión, los cambios económicos promovieron los cambios demográficos, pero a su vez, esos cambios demográficos favorecieron el crecimiento económico, al aumentar la demanda de bienes y servicios y la oferta de factor trabajo.

Por último se dio una revolución agraria que aumentó la producción de alimentos además de la productividad. Dicho proceso se inició en Inglaterra con los farmers que a su vez, contrataban mano de obra asalariada. Los arrendatarios, comenzaron a introducir en sus explotaciones numerosos sistemas de rotación, que suprimían el barbecho y exigían cercar los campos para que el ganado no transitara por ellos y limitar, así, las tradicionales prácticas comunales.

Con el sistema de rotación cuatrienal se favoreció el crecimiento de la producción. La primera hoja de la tierra se dedicaba al trigo, la segunda a tubérculos (patatas y nabos), la tercera a cereales de primavera y leguminosas, y la cuarta a forrajeras.

Otras innovaciones que contribuyeron a la mejora de la productividad agrícola fue la selección de semillas y la mejora del utillaje agrícola.

A principios del siglo XVIII las tierras inglesas estaban divididas en forma de minifundios trabajados por los llamados yeomen que las trabajaban de forma trienal en campos abiertos (Openfield).

La revolución agraria tuvo efectos como un aumento de la producción de alimentos (desaparición de hambrunas), un éxodo rural (mano de obra para trabajar en la industria y en los servicios), desarrollo de las industrias textil y siderúrgica, y por último contribución a la creación de carreteras y

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