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Canto A Bolivar


Enviado por   •  11 de Octubre de 2013  •  787 Palabras (4 Páginas)  •  358 Visitas

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La Victoria de Junín Canto a Bolívar

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1

El trueno horrendo que en el fragor revienta

y sordo retumbando se dilata

por la inflamada esfera,

al Dios anuncia que en el cielo impera.

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2

Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta

la hispana muchedumbre

que, más feroz que nunca , amenazaba,

a sangre y fuego, eterna servidumbre,

y el canto de victoria

que en ecos mil discurre, ensordeciendo

el hondo valle y enriscada cumbre,

proclaman a Bolívar en la tierra

árbitro de la paz y de la guerra.

3

Las soberbias pirámides que al cielo

el arte humano osado levantaba

para hablar a los siglos y naciones,

-templos do esclavas manos

deificaban en pompa a sus tiranos-

ludibrio son del tiempo, que con su ala

débil las toca y las derriba al suelo,

después que en fácil juego el fugaz viento

borró sus mentirosas inscripciones;

y bajo los escombros, confundido

entre la sombra del eterno olvido,

-¿oh de ambición y de miseria ejemplo!-

el sacerdote yace, el dios y el templo.

4

Mas los sublimes montes, cuya frente

a la región etérea se levanta,

que ven las tempestades a su planta

brillar, rugir, romperse, disiparse,

los Andes, las enormes, estupendas

moles sentada sobre bases de oro,

la tierra con su peso equilibrado,

jamás se moverán. Ellos, burlando

de ajena envidia y del protervo tiempo

la furia y el poder, serán eternos

de libertad y de victoria heraldos,

que, con eco profundo,

a la postrema edad dirán del mundo:

Notas

1

5

"Nosotros vimos de Junín el campo,

vimos que al desplegarse

del Perú y de Colombia las banderas,

se turban las legiones altaneras,

huye el fiero español despavorido,

o pide paz rendido.

Venció Bolívar, el Perú fue libre,

y en triunfal pompa Libertad sagrada

en el templo del Sol fue colocada."

6

¿Quien me dará templar el voraz fuego

en que ardo todo yo? - Trémula, incierta,

torpe la mano va sobre la lira

dando discorde son. ¿ Quién me liberta

del dios que me fatiga...?

7

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Siento unas veces la rebelde Musa,

cual bacante en furor, vagar incierta

por medio de las plazas bulliciosa,

o sola por las selvas silenciosas,

o las risueñas playas

que manso lame el caudaloso Guayas;

otras el vuelo arrebata tiende

sobre los montes, y de allí desciende

al campo de Junín, y ardiendo en ira,

los numerosos escuadrones mira

que el odiado pendón de España arbolan,

y en cristado morrión y peto armada,

cual amazona fiera,

se mezcla entre las filas la primera

de todos los guerreros,

y a combatir con ellos se adelanta,

triunfa con ellos y sus triunfos canta.

2

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8

Tal en los siglos de virtud y gloria,

donde el guerrero solo y el poeta

eran dignos de honor y de memoria,

la musa audaz de Píndaro divino,

cual interépido atleta,

en inmortal porfía

al griego estadio concurrir solía;

y en estro hirviendo y en amor de fama

y del metro y del número impaciente,

pulsa su lira de oro sonorosa

y alto asiento concede entre los dioses

al que fuera en la lid más valeroso,

o al más afortunado;

pero luego, envidiosa

de la inmortalidad que les ha dado,

ciega se lanza al circo polvoroso,

las alas rapidísimas agita

y al carro vencedor se precipita,

y desatando armónicos raudales,

pide, disputa, gana,

o arrebata la palma a sus rivales

3

9

¿Quién es aquel que el paso lento mueve

sobre el collado que a Junín domina?

¿que el campo desde allí mide y el sitio

del combatir y del vencer desina?

¿que la hueste contraria observa, cuenta,

y en su mente la rompe y desordena,

y a los más bravos a morir condena,

cual águila caudal que se complace

del alto cielo en divisar la presa

que entre el rebaño mal segura pace?

¿Quién el que ya desciende

pronto y apercibido a la pelea?

10

Preñada en tempestades le rodea

nube tremenda, el brillo de su espada

es el vivo reflejo de la gloria;

su voz un trueno, su mirada un rayo.

¿Quién, aquel que, al trabarse la batalla,

ufano como nuncio de victoria,

un corcel impetuoso fatigado,

discurre sin cesar por toda parte...?

¿Quién sino el hijo de Colombia y Marte?

11

Sonó su voz: "Peruanos,

mirad allí los duros opresores,

de vuestra patria; bravos Colombianos

en cien crudas batallas vencedores,

mirad allí los duros opresores

que buscaba venís desde Orinoco:

suya es la fuerza y el valor es vuestro,

vuestra será la gloria;

pues lidiar con valor y por la patria

es el mejor presagio de victoria.

Acometed, que siempre

de quien se atreva más el triunfo ha sido;

quien no espera vencer, ya esta vencido."

12

Dice, y al punto cual fugaces carros

que, dada la señal, parten y en densos

de arena y polvo torbellinos ruedan;

arden los ejes, se estremece el suelo,

estrépito confuso asorda el cielo,

y en medio del afán cada cual teme

que los demás adelantarse puedan;

así los ordenados escuadrones

que del iris reflejan los colores

o la imagen del sol en sus pendones,

se avanza a la lid. ¿Oh! ¿quien! temiera,

quién, que en su ímpetu mismo los perdiera!

...

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