Canto A Bolivar
Enviado por tige • 30 de Noviembre de 2013 • 5.214 Palabras (21 Páginas) • 298 Visitas
LA VICTORIA DE JUNIN
CANTO A BOLIVAR
El trueno horrendo que en fragor revienta
y sordo retumbando se dilata
por la inflamada esfera,
al Dios anuncia que en el cielo impera.
Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta
la hispana muchedumbre
que, más feroz que nunca, amenazaba,
a sangre y fuego, eterna servidumbre,
y el canto de victoria
que en ecos mil discurre,
ensordeciendo el hondo valle y enriscada cumbre,
proclaman a Bolívar en la tierra
árbitro de la paz y de la guerra.
Las soberbias pirámides que al cielo
el arte humano osado levantaba
para hablar a los siglos y naciones,
- templos do esclavas manos
deificaban en pompa a sus tiranos -
ludibrio son del tiempo, que con su ala
débil las toca y las derriba al suelo,
después que en fácil juego el fugaz viento
borró sus mentirosas inscripciones;
y bajo los escombros, confundido
entre la sombra del eterno olvido,
-¡oh de ambición y de miseria ejemplo!
el sacerdote yace, el dios y el templo.
Mas los sublimes montes, cuya frente
a la región etérea se levanta,
que ven las tempestades a su planta
brillar, rugir, romperse, disiparse,
los Andes, las enormes, estupendas
moles sentadas sobre bases de oro,
la tierra con su peso equilibrando,
jamás se moverán. Ellos, burlando
de ajena envidia y del protervo tiempo
la furia y el poder, serán eternos
de libertad y de victoria heraldos,
que, con eco profundo,
a la postrema edad dirán del mundo;
"Nosotros vimos de Junín el campo,
vimos que al desplegarse
del Perú y de Colombia las banderas,
se turban las legiones altaneras,
huye el fiero español despavorido,
o pide paz rendido.
Venció Bolívar, el Perú fue libré,
y en triunfal pompa Libertad sagrada
en el templo del Sol fue colocada".
¿Quién me dará templar el voraz fuego
en que ardo todo yo?
-Trémula, incierta,
torpe la mano va sobre la lira
dando discorde son. ¿Quién me liberta
del dios que me fatiga ... ?
Siento unas veces la rebelde Musa,
cual bacante en furor, vagar incierta
por medio de las plazas bulliciosas,
o sola por las selvas silenciosas,
o las risueñas playas
que manso lame el caudaloso Guayas;
otras el vuelo arrebatada tiende
sobre los montes, y de allí desciende
al campo de Junín, y ardiendo en ira,
los numerosos escuadrones mira
que el odiado pendón de España arbolan,
y en cristado morrión y peto armada,
cual amazona fiera,
se mezcla entre las filas la primera
de todos los guerreros,
y a combatir con ellos se adelanta,
triunfa con ellos y sus triunfos canta.
Tal en los siglos de virtud y gloria,
donde el guerrero solo y el poeta
eran dignos de honor y de memoria,
la musa audaz de Píndaro divino,
cual intrépido atleta,
en inmortal porfía
al griego estadio concurrir solía;
y en estro hirviendo y en amor de fama
y del metro y del número impaciente,
pulsa su lira de oro sonorosa
y alto asiento concede entre los dioses
al que fuera en la lid más valeroso,
o al más afortunado;
pero luego, envidiosa
de la inmortalidad que les ha dado,
ciega se lanza al circo polvoroso,
las alas rapidísimas agita
y al carro vencedor se precipita,
y desatando armónicos raudales,
pide, disputa, gana,
o arrebata la palma a sus rivales.
¿Quién es aquel que el paso lento mueve
sobre el collado que a Junín domina?
¿que el campo desde allí mide, y el sitio
...