Cerro Mulato, del signo al símbolo
juanjulcahuancaEnsayo9 de Octubre de 2012
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Cerro Mulato, del signo al símbolo
Hace miles de años, aquel hombre que habitaba lo que hoy conocemos como Lambayeque y específicamente en el llamado "Cerro Mulato", reunió sus mezclas de jugos vegetales y trazó con los dedos varios dibujos en una piedra plana.
No eran misteriosos entonces. Tenían una significación aunque, por supuesto, estaba lejos de ser un lenguaje, una representación del habla. Pero él y sus congéneres lambayecanos "sabían". Quizá era un juego, o una especie de ábaco o un sistema adivinatorio.
La piedra y su dibujos, un cuadrado cruzado con dos diagonales con diferente número de puntos en cada triángulo, quedó allí para siempre, ignorado a veces o temido como representación diabólica en una época y finalmente observado, estudiado.
El primero que lo examinó atentamente y sugirió que debía ser descifrado fue el cubano Núñez Jiménez, quien realizó un extenso estudio sobre los petroglifos peruanos (cuatro tomos, en 1986). Y además le puso el número 152 como identificación.
Años más tarde una nota académica nos anuncia que los trazos de que hiciera nuestro antepasado de Lambayeque han sido descifrados y que revelan que se trata de una progresión matemática que indica pensamiento abstracto. El descifrador es el estudioso Pedro Flecha, quien nos dice: "El petroglifo 152 muestra una no antes descubierta capacidad de abstracción y sobre todo de comunicación, ya que con muy pocos elementos hace llegar un mensaje después de miles de años sobre una cultura común que existió a nivel mundial, que nos indica que además del arte rupestre había una matemática profunda y precisa".
La piedra descifrada no nos habla, sin embargo. Es imposible que el matemático Flecha nos lea en voz alta lo que se dice pues la historia se ha devorado dicho mensaje. Pero es un punto de partida decisivo para iniciar el trabajo de desciframiento de otros petroglifos y reconstruir el pasado peruano.
"No eran pues simplemente cazadores o recolectores que pintaban signos en las cuevas con intención ritual, religiosa... fueron hombres con intuición del número y capacidad de explicarlo" agrega Flecha.
Los estudiosos saben que todavían quedan muchos de estos signos por explicar y no sólo en el Perú. Son famosos los casos de la escritura etrusca , las tablillas de la isla de Pascua, uno de los alfabetos cretenses. Los ingleses, por ejemplo, han trabajado por años signos de la India de la Edad de Bronce ("harapana"), donde aparecen representaciones de toros o elefantes al lado de una inscripción, que nadie ha podido leer hasta ahora.
Dicen que un explorador al ver las maravillosos inscripciones mayas se preguntó -¿Dónde estará el Champollion que podrá leerlas..? refiriéndose al célebre linguista francés que descubrió la clave para descifrar los jeroglíficos egipcios y demostrar que no se trataba de simples signos sino de una escritura a la que correspondía u lenguaje. Muchos años después y acumulando hallazgos y conocimientos, el ruso Kronosov dió la clave para leer los glifos mayas y entrar así de lleno en los secretos de su civilización.
En el Perú tenemos, por ejemplo, los pallares pintados de Moche. Multitud de vasos pintados nos muestran mensajeros alados portando bolsitas que podrían contener aquellos pallares en los que Rafael Larco creyó encontrar un lenguaje. El conde Radicatti estaba seguro de los quipus como soportes de literatura, más allá de su función numérica ("el ñudo dice el número mas no la palabra" había sentenciado sin embargo Garcilaso).
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