Corriente De Keynes
guiereni3 de Marzo de 2013
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I. Introducción
No podríamos negar, que dos de los personajes del pensamiento económico que más han influido en la historia económica contemporánea han sido, por un lado, John Maynard Keynes, que con su “Teoría General sobre el Empleo, el Interés y el Dinero” y el famoso “Estado del Bienestar”, le dio herramientas al mundo para sortear aquellos pesados años de la gran depresión durante la década de los treinta; por el otro, Milton Friedman reavivó la vieja flama del liberalismo, logrando ofrecer un modelo económico verdaderamente global que aun en nuestros días se mantiene vigente y que lejos de debilitarse, parece encontrar constantemente los mecanismos para fortalecerse, la globalización y mundialización del capital se han convertido desde hace algunas décadas en los principales medios de expansión de la economía capitalista.
Como modelos económicos, tanto el Estado del Bienestar, desde los años cuarenta, como el Neoliberalismo, a partir de la década de los ochenta, han sido aplicados a la economía mexicana con resultados muy particulares para cada caso. El primero fue la base para impulsar en el país un esfuerzo industrializador muy importante, que trajo consigo ciertas certidumbres económicas y sociales a la población y que dio estabilidad relativa a la economía nacional en su conjunto. El segundo sobrevino en un ambiente de agitación política y social a nivel mundial, con el fracaso de las socialdemocracias y los estados benefactores del este europeo, la caída de los socialismos y el cambio en la idea de que el Estado era el principal responsable de conducir el rumbo de las economías nacionales.
En este trabajo se revisaran los planteamientos de los pensadores que hemos señalado, a manera de comparativo, con la finalidad de llegar a un mejor entendimiento de los dos modelos económicos más importantes del siglo XX. Plantearnos estas diferencias nos servirá para que al final entendamos cual es la lógica de la crítica hecha por el neoliberalismo al intervencionismo estatal, haremos una reflexión sobre si tal crítica sigue vigente en nuestros días.
1. El Keynesianismo
Después de la crisis de 1929, los países capitalistas más poderosos entraron en una depresión económica que duró prácticamente hasta después de concluida la 2ª Guerra Mundial; dichas economías utilizaban todos los instrumentos heredados de la teoría neoclásica, pero no eran suficientes para equilibrar y reactivar la economía.
Según la teoría neoclásica al poner el nivel de los salarios en las manos de las “libres fuerzas del mercado” la economía volvería a su estado “original”, sin embargo, lo único que se generó fue un desempleo colectivo agudizado con el paso del tiempo, imposibilitando que la situación de la economía global mejorara.
En 1936 John Maynard Keynes pública su libro llamado “Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero”, en el que propone rompe con los clásicos al afirmar que existe un desempleo involuntario; pero está de acuerdo con ellos cuando dicen que un aumento en el volumen del empleo solo es posible con una reducción del salario real. Propone además su teoría de la demanda efectiva, la cual en términos llanos está dada por la demanda de mano de obra, es decir, la creación de empleos. Según Keynes la ley de Say es incorrecta.
Say decía que toda oferta crea su propia demanda, Keynes por el contrario, piensa que toda demanda crea su oferta. En su teoría nos dice que una reducción de salarios estaba muy lejos de resolver los problemas de la época, por lo que su propuesta es radical, propone que los salarios se incrementen.
Al incrementar los salarios los consumidores también aumentarán su consumo, ese consumo les proporcionará a los capitalistas los ingresos necesarios para una mayor inversión lo que generará nuevos empleos y esos empleos generarán ingresos para las personas que antes no los recibían. Sostenía que la inversión del capitalista depende del rendimiento esperado, tanto como de su costo, por lo que si se baja la tasa de interés, la inversión se elevará y así se va creando un “círculo virtuoso” hasta que la economía se reactiva; o como Keynes lo llama un “efecto multiplicador”. De ahí que la demanda efectiva sea la demanda de mano de obra, por que son los obreros (por el simple hecho de ser supernumerarios), los que consumen mas, y lo que consumen son los productos que los grandes capitalistas industriales producen, sin embargo si no hay nadie que compre dichos productos, los capitalistas comenzarán a incurrir en pérdidas pues no obtendrán ingresos para pagar sus costos. En el momento en el que dichos productos se empiezan a vender, los capitalistas perciben ingresos lo que les permite seguir produciendo.
Nuevamente Say queda en entredicho, al considerar que el ahorro es igual a la inversión, el argumento de Keynes es que ahorro e inversión son cosas totalmente diferentes, pues surgen de agentes económicos diferentes; el ahorro proviene de los consumidores quienes preferían no gastar todo su dinero de una vez y guardar un poco para los momentos difíciles, mientras que a los capitalistas les corresponde la parte de la inversión.
Pero la inversión se obtiene a través del consumo, es decir, es mediante el consumo de productos que se genera un ingreso y una ganancia para el capitalista, la cual puede guardar para gastarla en si mismo o bien puede invertirla en el proceso productivo.
La crisis desestimulo el flujo de inversiones, Keynes por su parte pensaba que una inversión por parte del Estado generaría otro efecto multiplicador, actualmente conocido como el multiplicador del gasto público, a despecho de los neoclásicos que planteaban la no intervención estatal, esto significaba incurrir en déficits públicos; algo que era considerado un desacierto en la escuela neoclásica.
Para Keynes el Estado debe invertir en infraestructura para darles confianza a los capitalistas de invertir en actividades productivas; ya que el motor de la economía es la inversión, en su obra “teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero”, define los determinares de la inversión, el papel del dinero, la relación entre el interés y el dinero y la incertidumbre sobre el futuro.
Hablando del tema del tipo de interés y de la incertidumbre del futuro, Keynes estableció una estrecha relación entre la oferta monetaria y la demanda monetaria, en la cual el tipo de interés es el elemento cohesionador, por lo que este elemento tiene un papel fundamental dentro del esquema teórico Keynesiano. La demanda de dinero para la realización de transacciones mercantiles o la obtención de títulos, la consideró como una practica especulativa y de precaución, que implica la pérdida de ingresos para todos.
La tasa de interés, para Keynes, es, de algún modo. El pago al propietario del dinero por su decisión de no atesorarlo, por lo que en esta escuela de pensamiento el interés es una función directa de preferencia de liquidez. Keynes decía que la elevación del precio del dinero, es decir, el interés, trae como consecuencia una menor disponibilidad por un encarecimiento de los recursos para comprar y consumir, para comprar e invertir, con lo que la demanda efectiva se reduce para toda la economía. Así, un aumento en la tasa de interés tiende a reducir la demanda, a disminuir la inversión y a aumentar el desempleo.
Con todo esto Keynes pregonaba un mayor ingreso para los sectores sociales que tienen una mayor propensión al consumo, es decir, a los más pobres. Esta propensión marginal al consumo es una simple relación entre lo que gastamos y lo que ahorramos. Por ejemplo. Si la propensión marginal a consumir en México fuera de 0.8, lo que nos indica que de cada peso que percibimos como ingreso nos gastamos 80 centavos y los otros 20 los ahorramos.
Para finalizar esta parte, hay que decir que esta teoría keynesiana es útil para atender problemas económicos a corto plazo, ya que fue diseñada para remontar la crisis de 1929. Una de sus principales características es que no concibe a la economía de forma estática como lo hacían los neoclásicos, sino dinámica y en constante transformación.
2. Neoliberalismo
La corriente del neoliberalismo surgió como contrapunto al keynesianismo en el contexto más convulsivo del siglo XX. El keynesianismo, como ya vimos, propugnaba la intervención del Estado para resolver los problemas de desempleo y precariedad laboral. El hundimiento económico mundial tras el crack del 29 hizo perder la confianza en la doctrina liberal y propició el auge de los fascismos, anunciados como solución a los fallos del capitalismo. Asimismo, la crisis parecía dar la razón al comunismo ya que Rusia, no se vio tan afectada por la crisis al ser éste un régimen de economía planificada. La burguesía en seguida vio con buenos ojos la solución fascista al problema liberal ya que parecía ser la única alternativa buena para preservar sus negocios ante el avance de los socialismos.
El delicado equilibrio de fuerzas entre los dos bloques antagónicos, fascismo y comunismo, acabó por estallar durante la segunda guerra mundial. El resultado de la invasión nazi a la Rusia soviética supone el descrédito final y definitivo del fascismo desde el momento en que empieza a sufrir derrotas militares de manos de quienes ellos suponían inferiores.
Ante el nuevo mapa político que se dibuja tras la toma de Berlín a manos del Ejército Rojo empieza a resurgir la idea de oponerse de forma clara y visceral a la planificación económica del politburó soviético. Empieza la guerra fría y en ese contexto se traza el mapa del
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