Crecimiento Histórico Medellín
tulio378 de Febrero de 2014
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INTRODUCCIÓN
La ciudad de Medellín se encuentra ubicada en el departamento de Antioquia, y específicamente en el Valle de Aburrá. Su crecimiento histórico ha sido particularmente dependiente de las condiciones geográficas de la región, más que aspectos culturales, sociales o de otro índole; ya que las características espaciales y territoriales del Valle de Aburrá fueron difíciles de sobrepasar y por ende, de establecer asentamientos. Por lo anterior, a lo largo de este escrito, la información y explicaciones del crecimiento histórico de la ciudad, van a ser principalmente enfocados en aspectos geográficos.
RESEÑA HISTÓRICA
Durante la época de la ocupación española del territorio antioqueño, y el reconocimiento y la apropiación de dicho territorio, la zona del Valle de Aburrá no se encontraba entre las posibilidades de la creación de un asentamiento urbano. Sin embargo, durante el año de 1956 , la necesidad de Gaspar Rodas, gobernador y encomendero de Antioquia, por repartir tierras a los pocos indios que quedaban de las culturas prehispánicas, hizo que se generaran los primeros asentamientos en el valle, estructurando entonces un territorio ordenado y coherente.
La primer fundación llamada Villa de Aburrá, se dio el 20 de Marzo de 1671 , pero tan solo duró unos pocos meses, pues algunos de los indígenas y habitantes de las ciudades aledañas como Zaragoza, Antioquia y Cáceres, lograron parar el crecimiento de la ciudad, ya que consideraban que les estaban restando importancia a dichas ciudades, que se habían venido consolidando simultáneamente con la villa de Aburrá. Sin embargo, las buenas condiciones geográficas del territorio, tales como los buenos suelos aluviales que favorecían la explotación agrícola y ganadera, la abundancia de aguas en el lugar, y el clima del valle; hicieron que la corona española, a cargo de don Miguel de Aguinaga, fundara el “Sitio de Aná” en la Villa de Medellín, el 2 de Noviembre de 1675 . Ésta fue la segunda y definitiva fundación de la ciudad, y el “Sitió de Aná” fue posteriormente reconocida como el centro (plaza).
En el año de 1676, se determinó reestructurar urbanamente la ciudad, y se dio el primer plan urbano de la ciudad de Medellín. La plaza no pudo ser estructurada como las viejas ordenanzas lo establecían, ya que la cercanía de un factor geográfico como lo era la quebrada de Aná, impidió que ésta fuera una cuadra perfectamente rectangular y geométrica. Por lo tanto, después de unas abstracciones geométricas, el primer plan consistió en un trazado de ocho cuadras de norte a sur, y otras ocho de este a oeste. Las medidas de las calles se establecieron de la siguiente forma: para las calles principales eran 30 pies, y para las calles de travesía eran 25 pies, como las que tenían las otras villas y pueblos de la región. La principal idea era que el cuadrado de la manzana iba a ser generado por la calle, y ésta iba a ser subdividida en cuatro partes iguales o llamados solares, que medían aproximadamente 150 pies. Durante la repartición de dichos solares, no se logró dar una jerarquización social no se logró, porque los principales vecinos ocuparon solares aleatoriamente, ya fuera cerca de la plaza, o retirada de la misma. Lo anterior hizo que el loteo no fuera justo ni regular, y esto hizo que el ideal de la trama urbana se olvidara.
Como se ve en la imagen del primer plano de la ciudad, las condiciones geográficas se hacían evidentes, y el asentamiento urbano se estructuraba a partir de la quebrada. Ésta por lo tanto, se convirtió en el
elemento ordenador de la retícula y a su vez, en un impedimento para expandir la ciudad hacia el norte. Posteriormente se verá, cómo este factor se repetirá casi indefinidamente en la ciudad.
El 19 de Octubre de 1675, se hizo el primer censo en el Valle de Aburrá , arrojando un resultado de 288 familias a lo largo del valle, contemplando asentamientos aledaños como lo eran: San Lorenzo, Hatoviejo, Guayabal, La Culata e Itaguí. Solo 85 de las 288 familias se habían establecido en el “Sitio de Aná”, el resto, se ubicaban en dichos asentamientos, y en poblaciones dispersas a lo largo del valle.
Para el siglo XVIII se dio una gran cantidad de inmigrantes al Valle de Aburrá. Tanto europeos como aledaños a la zona y esclavos llegaron a habitar la ciudad, en busca de oportunidades y aprovechamiento de las buenas tierras que había. Dichas tierras hicieron que la riqueza se hiciera más evidente, y que por supuesto, la alimentación mejorara radicalmente. Lo que hizo esto fue, por un lado eliminar las enfermedades y pestes que abundaban la región, y por otro lado, aumentar notablemente las expectativas de vida de los habitantes.
Gracias a los puntos expuestos anteriormente, el crecimiento de la población durante el siglo XVIII fue notable, y durante los años de 1675 y 1777, la cantidad de habitantes de la ciudad se multiplicó por cinco, dejando así una tasa de crecimiento del 1.54% anual .
Durante el último cuarto del siglo XVIII, se produjeron obras públicas importantes, que hicieron de este, el momento más dinámico de todo el siglo. Se construyeron nuevas iglesias, cárceles, conventos, numeraron y nombraron las calles, se empezaron diligencias para la construcción de hospitales, se trajo el agua hasta la plaza mayor, hicieron nuevas carnicerías y organizaron la plaza de mercado, entre otras obras públicas . Sin embargo, el crecimiento de la población fue tanto, que la ciudad se volvió desordenada y las construcciones eran construidas de forma irregular.
El límite geográfico de la quebrada, marcaba claramente el fin de la ciudad hacia un costado, lo que hacía aún más difícil el crecimiento de la misma, y complicaba la situación de expansión de la misma. Esta vez, los factores geográficos impedían un crecimiento ordenado de la ciudad, y hacían que su expansión se hiciera de manera desordenada hacia otro lado. Fue hasta 1790 que se dibujó el primer plano de la ciudad, que trataba de mostrar cómo se veía Medellín; pero el español, Francisco José Ramos (dueño de la estancia de Girardot ), reconoció que había imperfectos en el dibujo. Misteriosamente este plano se desapareció y no se tienen evidencias. Para el segundo plano de la ciudad hecho por el mismo dibujante en 1791, el señor Ignacio Uribe Mejía (procurador general) lo criticó por imperfecto, y por fin dijo que había que llegar al otro lado de la quebrada. Uribe planteó que el plano no era bueno, y que este “debió haberse referido al otro lado de la quebrada, pidiendo un puente sólido para que allí se extendiese la población, y quedase la Iglesia Mayor en medio del lugar…” .
En el primer plano verdadero de Medellín, es pertinente recalcar la importancia que el dibujante le da a dos aspectos principalmente. Primero, la geografía como elemento fragmentador de la ciudad, mostrando las quebradas de Aná, Yurá, Doña María e Iguaná, y aunque carece de muchos otros accidentes geográficos notables hoy día, se alcanza a ver también la redundancia del hoy cerro Nutibara en el costado inferior derecho. Segundo, las tipologías que había para la época; las iglesias y las casas muestran la manera como construían en estos tiempos, y buscan dar una idea de las formas que sus edificaciones tenían. Es interesante ver también las notas que hizo Francisco José Ramos a lado y lado del mapa. Lo anterior, hace suponer que el dibujo por ser pobre, rudimentario, era un mapa que no se entendía fácilmente. También es interesante ver la diferencia de escalas que presenta el mapa, ya que las jurisdicciones que se muestran aledañas a la ciudad central, realmente se encuentran ubicadas a lo largo del Valle de Aburrá, y no saldrían en una escala conforme.
Durante el siglo XIX la ciudad ya había sobrepasado sus límites territoriales demarcados por los accidentes geográficos, y los otros lados de la quebrada Aná y Éjidos ya habían sido urbanizados. Fue hasta este momento, que se consolidó la primera idea de urbanización en la ciudad, aquel marco de asignación de ocho cuadras cuadradas. A principios del siglo XIX, justo en 1813, Medellín se convirtió en ciudad legalmente, ya que recibió este título, junto con Marinilla .
A lo largo del siglo XIX, la ciudad sufrió cambios en el trazado urbano, pero fue principalmente en aspectos sociales y políticos donde se presentaron la mayoría de cambios. Sin embargo, las obras de infraestructura pública se siguieron dando en la ciudad, y la aparición de puentes, carreteras y caminos se hicieron notar durante la época. Además de esto, la ciudad se conoció a nivel internacional, y esto hizo que se promoviera, por parte de extranjeros, la inversión en ella, haciendo entonces que nuevas maquinarias, materias primas, herramientas y métodos de construcción hicieran su aparición en la ciudad, e impulsaran y complementaran entonces el crecimiento urbano, generarando progreso constante.
A mediados de siglo, la plaza central pasó a llamarse parque Berrio, y la quebrada Aná cambió de nombre, y ahora era la quebrada Santa Elena . A pesar que antes, ésta había actuado como un elemento que fraccionaba, ahora se había convertido en un eje articulador de los asentamientos que aparecían a lado y lado de la quebrada. También, durante esta época se empezó a pensar un poco en el crecimiento de la ciudad, es decir que pensaban en el futuro de la misma, haciendo
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