Crisis Económicas
Karna1714 de Enero de 2014
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El presente trabajo muestra las crisis mundiales que repercutieron en efecto domino en la década de los 90, debido a que los sistemas financieros se han visto sometidos a transcendentes cambios institucionales y han aparecido innovaciones en los mercados de dinero y capitales que han influido de manera determinante en su funcionamiento. La interdependencia de las economías nacionales por medio de la globalización se ha afectado con la liberalización financiera internacional y los distintos shocks internacionales que sufrieron los diferentes países, tienen su causa precisamente en la desordenada especulación en los mercados bursátiles. La velocidad y libertad alcanzada por los capitales para entrar y salir de países y empresas está asociada a una serie de crisis eco-financieras locales de impacto global. Entre las crisis más destacas están la de México, Asia, Rusia, Brasil y Argentina.
La primera de la serie se produjo en México en 1994-1995 y su impacto global se conoció como efecto Tequila. Con posterioridad se produjeron la crisis asiática en 1995-1997 (efecto Dragón), la crisis rusa en 1998 (efecto Vodka), la crisis brasileña en 1998-1999 (efecto Samba) y la crisis argentina en 2001 y 2002 (efecto Tango). Las reiteradas crisis económicas han generado una amplia discusión sobre el papel desempeñado por el Fondo Monetario Internacional.
Efecto Tequila
La crisis económica de México de 1994 fue una crisis iniciada en México de repercusiones mundiales. Fue provocada por la falta de reservas internacionales, causando la devaluación del Peso durante los primeros días de la presidencia de Ernesto Zedillo. A unas semanas del inicio del proceso de devaluación de la moneda mexicana, el entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, solicitó al Congreso de su país la autorización de una línea de crédito por $20 mil millones de dólares para el Gobierno Mexicano que le permitieran garantizar a sus acreedores el cumplimiento cabal de sus compromisos financieros denominados en dólares.
En el contexto internacional, las consecuencias económicas de esta crisis se denominaron "Efecto Tequila". En México también se le conoce como el "Error de diciembre", una frase acuñada por el ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari para atribuir la crisis a las presuntas malas decisiones de la administración entrante de Ernesto Zedillo Ponce de León y no a la política económica de su sexenio.
La crisis se propago rápidamente por el contexto latinoamericano, alcanzando lugares tan alejados como Argentina.
Causas
Administración de Carlos Salinas de Gortari
La administración del presidente Carlos Salinas de Gortari, 1988 -1994, tomó medidas para lograr una rápida transición al capitalismo y dio especial importancia a la inversión extranjera. Esta administración privatizó la banca nacional (la cual estaba en manos del estado y había sido intervenida apenas doce años antes por el presidente José López Portillo). Los fondos provenientes de estas ventas y de las de otras compañías del gobierno se invirtieron en infraestructura con el objetivo de aprovechar las posibilidades del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá. La popularidad y credibilidad de Salinas alcanzaron niveles altos, ya que la burbuja de crecimiento económico propiciada por la estabilidad y la baja inflación, hizo que muchos políticos y los medios afirmaran que «México estaba a punto de convertirse en una nación de primer mundo», y de hecho, fue la primera de las naciones recientemente industrializadas en ser aceptada en la organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) en mayo de 1994.
A Salinas se le reconocen varios eventos y políticas macroeconómicas de su administración que propiciaron la crisis económica de 1994:
• 1994 fue el último año del sexenio de Salinas, quien, siguiendo la tradición del PRI en cada año de elecciones inició un increíblemente alto gasto gubernamental en obras públicas, lo cual se tradujo en un déficit histórico.
• Para poder mantener este déficit de cuenta corriente histórico (un 7% del PIB), Salinas emitió los Tesobonos, un tipo de instrumento de deuda que aseguraba el pago en dólares, en lugar de pesos mexicanos.
• México experimentó, común en esos días, prácticas bancarias relajadas o incluso corruptas; más aun, algunos miembros de la familia de Salinas (aunque sólo su hermano Raúl fue encarcelado) fueron acusados de transacciones ilícitas.
• El candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (en el gobierno desde 1992), favorito para las elecciones, Luis Donaldo Colosio, fue asesinado en marzo de ese año, y unos meses después, José Francisco Ruiz Massieu, Secretario General del PRI, también fue asesinado.
• El EZLN, una rebelión insurgente de Chiapas, le declaró la guerra al gobierno el 1 de enero; aunque el conflicto armado terminó 2 semanas después, las inconformidades y peticiones de los insurgentes eran causa de preocupación, especialmente para los inversionistas.
Estos dos últimos eventos, y el creciente déficit de cuenta corriente alimentado por la demanda del consumidor y el enorme gasto gubernamental, alarmó a los inversionistas que habían comprado los tesobonos, principalmente ciudadanos mexicanos y algunos extranjeros, quienes los vendieron rápidamente, vaciando las reservas internacionales del Banco de México, las cuales de por sí se encontraban en niveles muy bajos.
Sin embargo, dado que era un año de elecciones y ya que el resultado hubiera sido distinto si había una desaceleración económica, el Banco de México decidió comprar deuda mexicana para mantener la base monetaria e impedir que las tasas de interés se incrementaran, lo cual, a su vez, causó una mayor fuga de dólares de las reservas internacionales a niveles históricamente bajos (que llegarían a 9 mil millones de dólares; a modo de comparación, el 2005 llegaron a $70 mil millones). La crisis era inevitable, y terminar con la paridad fija del peso tan sólo era una de las muchas correcciones que tenían que realizarse. No obstante, aún después de las elecciones, durante los últimos 5 meses antes de la toma de posesión de Ernesto Zedillo, la administración de Salinas no realizó ningún ajuste.
Administración de Zedillo
Zedillo tomó posesión el 1 de diciembre de 1994. Unos cuantos días después, tuvo una reunión con varios empresarios mexicanos y extranjeros, comentando sobre la devaluación que vendría, la cual sólo planeaba subir la banda de la tasa de cambio fija un 15%, hasta los 4 pesos por dólar (de 3.4 pesos que se encontraba en promedio en ese año), así como terminar con muchas de las prácticas económicas no ortodoxas como la compra de deuda ante la situación del país), y así detener la fuga de dólares de las reservas internacionales. Los críticos del gobierno de Zedillo argumentan que aunque la devaluación era necesaria y económicamente coherente, se manejó incorrectamente en términos políticos: al haber anunciado sus planes de devaluación, muchos extranjeros retiraron sus inversiones, agravando los efectos de la devaluación. Sin poder mantener la nueva banda de la tasa de cambio, a principios de 1995, la administración de Zedillo decidió establecer el sistema de libre flotación del peso, el cual llegaría a 7.20 pesos por dólar en tan sólo una semana. Cuando el dólar dejó de ser controlado por el gobierno el peso perdió la mitad de su valor, hecho que ocasionó que las deudas en dólares no pudieran ser pagadas. Las decisiones de Zedillo, principalmente la de anunciar la devaluación a los inversionistas, y el establecer el sistema de libre flotación, fueron el "error de diciembre" de acuerdo con el ex presidente Salinas de Gortari.
Las repercusiones sociales que tuvo esta crisis fueron incalculables: en muchos casos se tradujeron en pérdidas económicas para las familias. Muchos perdieron sus casas y autos que habían adquirido en contratos con tasa variable. Otros más perdieron todo. El sentimiento de pérdida de un futuro para el país se hizo al considerarse esta crisis económica como el final de la clase media.
Cambios en la política económica
Comprometido con cumplir las obligaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el gobierno mexicano no recurrió a las prácticas tradicionales de los países latinoamericanos en tiempos de crisis (como el control de capitales, que podría haber prolongado la crisis, tal como fue el caso con las crisis sudamericanas del 2001-2002), sino que introdujo controles estrictos en la política fiscal, continuó con su política de libre comercio y libre flotación. El crecimiento acelerado de las exportaciones amortiguó la recesión, y en menos de 10 meses, la tasa de crecimiento mensual del PIB ya era positiva. Para 1996 la economía ya estaba creciendo (llegando a un máximo de casi 7% en 1999), y en 1997 México pagó, por adelantado, todos los préstamos de los Estados Unidos.
No obstante, los efectos de la crisis, principalmente causados por las altísimas tasas de interés durante los días de la devaluación (que llegaron hasta el 100%), provocaron que millones de familias no pudieran pagar sus préstamos e hipotecas, perdiendo sus propiedades, mientras el gobierno federal hacia un rescate financiero a Bancos Mexicanos conocido por FOBAPROA, sin embargo, esta medida no fue acompañada de un proceso
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