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Cual Fue La Primera Escuela En Mexico

PatriciaMendez22 de Septiembre de 2012

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¿Cuál fue la primera escuela primaria en México?

Francisco Larroyo en su libro Historia Comparada de la Educación en México, menciona a grandes rasgos que el primer personaje en la historia de México con el que la pedagogía alcanzó un enfoque social fue Abraham Castellanos quien en 1909 mencionó por primera vez que para formar la patria, se debía empezar por la educación de las masas populares. Para él, uno de los objetivos de la educación en nuestro país era la educación integral de los “indios” por medio de la escuela rural. Castellanos fue el primer intelectual mexicano que mencionó esta institución, pero es importante recalcar que en ese tiempo para poder lograr los objetivos resultaba necesaria una nueva educación, nuevos maestros y nuevos tipos de escuelas. Lamentablemente murió demasiado pronto para poder ver realizados sus propósitos, que más tarde algunos gobiernos revolucionarios se encargarían de promover, por ejemplo el de Álvaro Obregón.

Durante el movimiento revolucionario, la primera obra educativa de importancia que se llevó a cabo es la aparición de las escuelas rudimentarias establecidas por el presidente Francisco León de la Barra el 1º de junio de 1911. La finalidad de dichas instituciones era el enseñar principalmente a los individuos de raza indígena a hablar, escribir y leer en castellano; así como a ejecutar las operaciones de cálculo más usuales. Su duración era de dos cursos anuales; pero no era de carácter obligatorio. Estos centros escolares aparecieron en los tiempos más agitados del movimiento de Revolución, pero las circunstancias permitieron que poco a poco fueran llamadas “fábricas de zapatistas”.

Con la municipalización de la enseñanza durante el periodo presidencial de Don Venustiano Carranza, la atención a estas escuelas disminuyó considerablemente. No es sino hasta el gobierno de Álvaro Obregón cuando se restablece dicha atención, brindándole la importancia merecida a las escuelas localizadas en las comunidades rurales. Uno de los personajes que hacen su aparición en la obra educativa más relevante de este tiempo es José Vasconcelos, quien ha sido considerado como una de las grandes figuras de la educación pública en México. Para poder determinar su influencia en la aparición de la llamada escuela rural mexicana, es necesario recordar algunos de los acontecimientos más importantes de su vida política, antes de adentrarnos en su obra educativa.

¿Cuál fue la primera escuela normal en México?

La primera Escuela Normal Regional fue la de Tacámbaro Michoacán con la finalidad de formar maestros que se convirtieran en líderes de las comunidades, empleando para ello la propuesta pedagógica de John Dewey.

El normalismo, que equivale a la presencia y acción de las generaciones de maestros que han hecho posible la educación, debe admitirse como una de las fuerzas decisivas que han impulsado el desarrollo de la nación. En consecuencia, se puede afirmar que el normalismo constituye un movimiento social y una fuerza histórica.

Aún cuando la idea sobre la obligación de educar a la población se advierte con claridad expresa desde la independencia, la concepción y sistematización moderna en lo referente a la formación de profesores en nuestro país es relativamente reciente. Se asume como una necesidad social en el siglo XIX una vez consumada nuestra independencia.

Hombres como José María Luis Mora y Lucas Alamán tuvieron gran confianza en la nueva nación y en el poder transformador de la educación.

Los propósitos para aumentar el número y la propagación de escuelas primarias se enfrentaron a un escollo:

Primero, había que preparar maestros. Esta condición marcaba un problema, ya que el gremio de maestros había sido abolido en 1814; el Ayuntamiento de la Ciudad de México se hizo cargo de examinarlos y darles licencia. No se puede dejar al margen el carácter de metrópoli centralista de la ciudad, luego, no resulta difícil imaginar cuál pudo ser el panorama para el resto del país.

La primera escuela normal fue la lancasteriana que de acuerdo con este sistema de enseñanza mutua se abrió en la segunda mitad de 1823, subsistió poco tiempo debido a la falta de estudiantes.

En 1824, por decreto expedido el 30 de diciembre, el congreso Constituyente de Oaxaca, dispuso el establecimiento de la Escuela Normal de Enseñanza Mutua. Al año siguiente se funda la de Zacatecas y en 1828 se abrió un plantel semejante en Guadalajara.

Hacia el año en 1870 la compañía lancasteriana empezó a decaer. Para esas fechas el país había fijado ya los grandes objetivos de la educación nacional contenidos en las leyes orgánicas de educación en 1867 y 1869. Surgía ya la nueva corriente de la pedagogía mexicana. Tal es el caso de la Escuela Modelo de Orizaba fundada por Enrique Laubscher, quien preconizaba los principios de la enseñanza objetiva; en 1895 se incorporó a esta obra el pedagogo suizo Enrique C. Rébsamen. Para él, la educación tenía como fin último la libertad y debía servir a los intereses nacionales.

Al intentar este repaso histórico, no se pretende desde luego, reiterar lecciones de historia de la educación sabidas por todo maestro. El interés reside en revisar a partir de esos años cómo van surgiendo algunas de las tesis que fundamentan el normalismo. Asimismo en valorar cómo estas ideas van perfilando un discurso y ciertas imágenes que habrán de prevalecer, durante un prolongado período, en la concepción del maestro y la forma como la sociedad percibe y valora la función docente.

La trayectoria de Enrique C. Rébsamen en la educación está estrechamente ligada con el impulso que hizo posible la fundación de las primeras escuelas normales, pensadas ya con la intención específica de preparar los cuadros para la enseñanza, a la vez que se les consideraba como los cuerpos colegiados capaces de sustentar y dictar la doctrina pedagógica y las bases científicas que normarían el desarrollo de la educación, principalmente en las instituciones públicas.

Estos propósitos son explícitos en las palabras de Rébsamen, para él, la educación resultaba indispensable en la consolidación de la unidad nacional, la cual no sería posible sin antes instruir al pueblo. Había que liberarlo mediante la instrucción para que existieran bases de lo que él preconizaba como la unidad intelectual y moral. Pero esta virtual redención de las masas por la vía de la educación requería de un extraordinario esfuerzo, dado el carácter incipiente del sistema educativo. Rébsamen, afirmaba convencido...

"El secreto está en la educación de las masas populares y el factor principal en las escuelas normales; pero, ¿qué entiendo por escuela normal?... ¿El plan de estudios para formar sabios, el edificio elegante y los gabinetes repletos de material escolar, las bibliotecas apretadas por gruesos volúmenes o el brillante profesorado desfilando majestuosamente como el cortejo de un rey? No, señores, nada de eso. Vais a oírme, ¡Escuchad!... Lo que caracteriza a la escuela normal es la aplicación teórico-práctica de la doctrina para formar hombres y para formar ciudadanos, y esta doctrina como tal, debe ser científica y debe ser práctica".

Sin duda, la notable obra de Rébsamen al fundar la Academia Normal con cursos de perfeccionamiento para profesores se constituyó en un importante semillero de eminentes maestros, a los cuales en buena medida se debe el antecedente del normalismo mexicano. Ellos fueron voceros y propagadores de este impulso pedagógico fundando instituciones semejantes, la Escuela Normal de Jalapa en 1885, la Escuela Normal de la Ciudad de México en 1887, en cuyo proyecto trabajó Ignacio M. Altamirano. Posteriormente surgen las Escuelas Normales de Ciudad Victoria, de Coahuila, de Querétaro, de Colima, donde desde 1885 funcionaba ya la Normal para señoritas; la de Guanajuato, Sonora, Morelia. Para el año de 1900, funcionaban en el país 45 escuelas normales. En 1901, el presidente Porfirio Díaz nombró a Rébsamen Director General de Enseñanza Normal.

Con estas líneas puede ubicarse ya el origen del Normalismo Mexicano. Su desarrollo está unido a la evolución del Sistema Educativo Mexicano, va conformándose de acuerdo a la política educativa de los gobiernos emanados de la Revolución.

En la ceremonia de inauguración de la Escuela Normal de Profesores de la Ciudad de México, el 24 de febrero de 1887, el Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Joaquín Baranda, en profusa pieza oratoria, asentaba estas ideas:

"Al tratar de crear la escuela, surge en el acto necesidad de formar al maestro. Como al establecer el templo se piensa en el sacerdote: como el fundar la religión se cuenta con el apóstol; como para hacer la propaganda es indispensable el misionero; así para levantar los institutos de instrucción primaria a la altura de su objeto trascendental ha sido necesario pensar en el maestro de escuela, que es el sacerdote, el apóstol de la religión del saber, el misionero que derrama en terreno fértil y virgen las semillas del árbol de la ciencia a cuya única sombra pueden llegar las naciones a ser verdaderamente libres, grandes y felices. A este pensamiento responde la Escuela Normal"

En cuanto al papel de las escuelas normales, el ministro Baranda, precisa las funciones que han de cumplir:

"El hombre de Escuela Normal explica bien el objeto de tal Institución, sirve de norma y da la regla a que debe ajustarse la enseñanza, es la escuela matriz o central de la que se derivan las demás escuelas. En la Normal se forma y educa al maestro, perfeccionando sus conocimientos y aprende

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