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Cultura De Chabasquen. Estado Portuguesa


Enviado por   •  21 de Febrero de 2014  •  1.514 Palabras (7 Páginas)  •  1.104 Visitas

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CULTURA DE CHABASQUEN.

Con la incorporación de la cultura española, nuevos instrumentos llegaron en los galeones, el laúd, la guitarrilla española, la guitarra, el arpa y los instrumentos de viento y percusión, fueron mezclándose progresivamente. No obstante nuestros aborígenes conservaron la esencia de sus instrumentos y el vigor de una cultura que penetrada por el mestizaje africano, dió origen a una serie de manifestaciones populares como el baile de tambores y el tamunangue. Siendo precisamente el tamunangue la gran manifestación musical que se conserva y ejecuta en el Municipio Unda del Estado Portuguesa, además de la celebración de la fiesta de San Juan el 24 de Junio y los velorios de la Cruz de Mayo que adquiere todo su esplendor el día 3.

EL TAMUNANGUE

En Chabasquén tiene procedencia larense desde tiempos coloniales, entre sus cultores primarios están Roso Reinoso y Manuelito Rodríguez, este último destacado conocedor de la historia oral y de las tradiciones populares de la región, Antonio Sánchez fue otro exponente del tamunangue larense. De allí proviene de la celebración de San Antonio de Padua, que involucra la devoción con el pago de una promesa y un velorio que se realiza en la noche del 12 de Junio, se inicia con el rezo de un rosario concluye con algunos cantos del santo homenajeado. El tamunangue es una fusión de las tres razas que contienen el crisol de la nacionalidad venezolana: los españoles, los aborígenes y la raza negra africana. Consta de nueve partes: la salve, la batalla, la bella, el chichivamos, la juruminga, la perendenga, el poco a poco, el galerón y el seis figuriado. En las casas particulares se monta el altar de San Antonio el cual consiste en una mesita con la imagen del santo o un cuadro de éste, se adornada con flores naturales y velas prendidas. Sobre el retablo se depositan las varas que usan los hombres y las mujeres en la danza, también los garrotes para la batalla. El Conjunto está formado por un cuatrista, un tocador de cinco o requinto, un tamborero, un tocador de palos y el maraquero, las canciones son entonadas por los mismos músicos que alternan con un solista y el coro.

Hablar musicalmente del Municipio Unda, es expresar la mixtura de las distintas manifestaciones populares que conviven en un escenario que es frontera entre Portuguesa, Lara y Trujillo. Por los años cincuenta y hasta mediados de los setenta, Don Miguel Ángel García y su conjunto Cuerdas del Paraíso, ejecutaban valses, pasodobles, merengues criollos y bambucos, con cálido acento larense, los instrumentos predominantes eran bandolina, guitarra, cuatro, maracas y marimba. Sus integrantes fueron músicos locales entre los que cabe destacar la presencia de: Nabor Rivero, Gregorio Alvares, Benitico Valero, Quintín García, Guillermito Pérez “Cachilapo”, Ladislao Orellana y Mario Montaña.

Algunos conjuntos provenientes de los caseríos como el caso de La Pica donde Don Luis García y los hermanos Pérez, mantenían la tradición de los velorios y las parrandas de reyes magos, con su conjunto de cuerdas, tocaron también el tamunangue que se constituyó en parte de la gama musical. Posteriormente a partir de 1960, jóvenes músicos liderizados por Rosario Escalona y Mario Montaña, configuraban un interesante dueto de guitarra española y cuatro, ejecutando con maestría la música romántica de Los Panchos, el trío San Juan y otros paradigmas musicales de ese tiempo. Fue Rosario Escalona el primer chabasquenense que introdujo el arpa, la cual ejecutó magistralmente y hoy, en Barquisimeto sus hijos larenses “Los hermanos Escalona (Otoniel, Orlando y Oswaldo)”, representan una prolongación de este extraordinario artista.

Chabasquén tuvo en Benito Valero hijo, el virtuosísimo en la interpretación magistral del cuatro, instrumento que junto a Benitico, como le llamaba el soberano, conquistó la admiración en cada periodo de vacaciones, cuando las personalidades venidas de otros lares vecinos, se extasiaban con las interpretaciones, con el humor y la chispa criolla que Benitico irradiaba con versatilidad y maestría. Digno de mencionar fue el tiempo de las serenatas madrugadoras que en las voces de los cantores populares, desgranaban el amor entre los balcones de la muchacha prentendida. Gerardo Falcón y su voz de tenor hacían vibrar las noches, junto con Benito, Waldo Ramos, el pelón de armoniosa voz y timbre sonoro. En las gratas visitas vacacionales de Eric Mendoza y su hermano Rubén, la melodía volvía al embrujo del amor, porque esta era una jornada de serenata plena. Posteriormente junto con Ali Rodríguez, Arévalo Soto, Yogny Mendoza, Pedro Hernández y Luis Cañizalez (estos dos últimos, vecinos de Campo Elías) la serenata volvió por sus fueros y la música venezolana

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