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Cultura Politica

patssyRo29 de Marzo de 2013

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ANTECEDENTES

La cultura política es de fundamental importancia para la ciencia política actual, puesto que es a partir del conocimiento de los valores, creencias, convicciones y conductas de los ciudadanos en una sociedad determinada que se puede comprender e incidir en la posibilidad de garantizar la solidez y permanencia de un sistema político democrático.

La cultura es el conjunto de conocimientos de valores, creencias a la democracia y conductas de los ciudadanos que se adhieren al sistema político, que se transmiten de generación en generación, otorgando identidad a los miembros de una comunidad y que orienta, guía y da significado a sus distintos quehaceres sociales. La cultura da consistencia a una sociedad en la medida en que en ella se hallan condensadas herencias, imágenes compartidas y experiencias colectivas que dan a la población su sentido de pertenencia, pues es a través de ella que se reconoce a sí misma en lo que le es propio. Es la adquisición de valores, concepción y actitudes orientadas al ámbito político, de acuerdo a la percepción de la población respecto al poder.

La noción de cultura política es tan antigua como la reflexión misma sobre la vida política de una comunidad. Para referirse a lo que hoy llamamos cultura política, se ha hablado de personalidad, temperamento, costumbres, carácter nacional o conciencia colectiva, abarcando siempre las dimensiones subjetivas de los fenómenos sociales y políticos. Dicho de otra manera, desde los orígenes de la civilización occidental ha existido una preocupación por comprender de qué forma la población organiza y procesa sus creencias, imágenes y percepciones sobre su entorno político y de qué manera éstas influyen tanto en la construcción de las instituciones y organizaciones políticas de una sociedad como en el mantenimiento de las mismas y los procesos de cambio.

A pesar de lo antigua que es la noción de cultura política, el concepto propiamente dicho fue acuñado por la ciencia política norteamericana a mediados de los años cincuenta del presente siglo, en cierta medida como alternativa al concepto de ideología dominante de la escuela marxista, y por lo tanto a su enfoque particular sobre la incidencia de las creencias, referentes simbólicos y actitudes sobre la Política.

Inscrita dentro de la corriente teórica conductista, que enfatizaba la necesidad de construir unidades de análisis referentes a la conducta humana que sirvieran de base común para diseñar ciencias especializadas, esta perspectiva analítica planteaba considerar y explicar las conductas políticas desde la óptica de una concreta forma de organización institucional. El objetivo último de la perspectiva conductista era elaborar teorías con fundamentación empírica que fueran capaces de explicar el porqué los seres humanos se comportan de determinada manera. El enfoque conductista inauguró la perspectiva sicocultural para el estudio de los fenómenos políticos.

El concepto de cultura política surgió de la mano con el tema de la modernización, esto debido al problema de la transición de una sociedad tradicional a una moderna y al de los efectos que dicho proceso genera sobre las relaciones de poder. De hecho, el planteamiento básico del que parte es el de la dicotomía que distingue la cultura occidental (moderna) de la no occidental (tradicional). Las teorías de la modernización son, de hecho, los intentos más explícitos de definición del fenómeno de la cultura política, esto es, son las que mejor explican por qué y cómo se acuñó dicho concepto. La distinción entre tradición y modernidad ha sido crucial para el análisis de las culturas políticas de las naciones en proceso de desarrollo, que fueron esencialmente los casos que provocaron la construcción del enfoque sobre la cultura política.

De acuerdo con sus teóricos, la modernización arranca con la introducción de la tecnología al proceso productivo y va acompañada principalmente de movimientos de industrialización, urbanización y extensión del empleo de los medios de comunicación y de información, teniendo como resultado el aumento de las capacidades de una sociedad para aprovechar los recursos humanos y económicos con los que cuenta. El incremento en los bienes, satisfactores y recursos que pone en circulación el proceso de modernización genera necesidades y aspiraciones sociales que antes no existían y una demanda de expansión de opciones de vida. Todo esto da lugar a desajustes y conflictos que amenazan la estabilidad del orden político ya establecido.

La importancia de la cultura política y su conexión con la estabilidad política y el desempeño gubernamental se hace más que evidente si consideramos que la supervivencia y la eficacia de un gobierno dependen en buena medida de la legitimidad con la que los ciudadanos lo vean, es decir, de la coincidencia que haya entre lo que concibe y espera la población de las autoridades y estructuras públicas así como el desempeño de éstas.

El concepto y el enfoque sobre la cultura política nacieron vinculados a una valoración positiva de la democracia liberal, en la medida en que lo que se buscaba era definir sus pilares de sustentación. El concepto de cultura política surgió vinculado más concretamente a la teoría empírica de la democracia.

Desde hace más de 50 años, Gabriel Almond lanzó el tema de cultura política, y desde entonces en las academias circulan numerosas definiciones, usos y funciones dentro de los intereses de los científicos políticos y estudiosos de diversas disciplinas en las ciencias sociales. La cultura política ha fungido como base para albergar percepciones, creencias, y valores concernientes con todo lo que sea político. La cultura política ha sido considerada desde un complemento de economía política hasta una forma de teoría crítica. Así, también ha sido tomada como una definición de justicia, y se ha empleado como sinónimo de “Psicología Política”, “Religión Cívica”, “Valores Políticos”, “Valores Democráticos”, “Ideología”, entre muchas otras definiciones. Y es que es tan flexible que fácilmente se adapta a cualquier área de estudio social. (Ruth Lane, 1992).

“Todo lo que somos es Cultura, de la misma manera que todas nuestras relaciones son política”1.

Toda cultura política es una composición de valores y percepciones que, como tal, no abarca orientaciones de un solo tipo, sino que generalmente combina percepciones y convicciones democráticas y/o modernas con patrones de comportamiento más o menos autoritario y/o tradicional. No obstante, al hablar de cultura política debemos empezar por conocer a manera general el término de “cultura”. Su importancia radica en que en la cultura política se sostiene sobre una base culturalista, por lo que es conveniente el estudio relacionado sobre cultura, o las culturas, que se encuentran en una nación.

En la actualidad existen múltiples definiciones; de hecho su término en inglés, “culture”, es considerado por Raymond Williams, y muchos coinciden, como una de las tres palabras más complicadas del idioma inglés (Storey, 1998). Común mente las personas emplean “cultura” para hacer ilusión al conjunto de conocimientos adquiridos, saber.|| Conjunto de estructuras sociales, religiosas, etc., de manifestaciones intelectuales, artísticas, etc., que caracteriza una sociedad: cultura helénica2. Sin embargo, a través de muchos años, ciencias como la sociología y la antropología se han enfocado al estudio de la “cultura” para definirla y conocerla a profundidad, por lo que se han percatado que la cultura es mucho más de lo que se suponía. Con esa visión, Thompson, Ellis, y Wildavky en Cultural Theory (1990), establecen que hay dos tendencias, que aunque están en disputa, son las principales. Una de ellas, usada con frecuencia entre los científicos políticos, considera que la cultura se compone de valores, creencias, normas, racionalizaciones, símbolos, ideologías, en otras palabras, los productos mentales. El otro enfoque que es el más apropiado para el estudio de la cultura política, se refiere a la cultura como “la forma de vida de las personas, sus relaciones interpersonales así como sus actitudes”. Como ya hacia mención en una de las definiciones anteriores, “Es la forma de vida de los ciudadanos, sus actitudes y relaciones interpersonales orientadas al ámbito político, así como su percepción respecto al poder”3.

El término cultura política se refiere a orientaciones específicamente políticas, posturas relativas al sistema político y sus diferentes elementos, así como actitudes con relación al rol de uno mismo dentro de dicho sistema. Hablamos de una cultura política del mismo modo que podríamos hablar de una cultura económica o religiosa. Es un conjunto de orientaciones con relación a un sistema especial de objetos y procesos sociales. [...] Cuando

Hablamos de la cultura política de una sociedad, nos referimos al sistema político que informa los conocimientos, sentimientos y valoraciones de su población. [...] La cultura política de una nación consiste en la particular distribución de las pautas de orientación hacia objetos políticos entre los miembros de dicha nación 4.

“La cultura se debe concebir como un sistema de significados compartidos” (Burke; 1997). En la actualidad, muchas de las creencias que tenían nuestros antepasados siguen vigentes, ya que con tiempo han tomado fuerza, que se vuelven parte indispensable de nuestra cultura. Y es tal influencia que estas creencias llegan a tener sobre una sociedad, que los acontecimientos, por ejemplo de la historia de México, han sido modificados, exagerados, en ocasiones hasta inventados, con

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