EDAD MEDIA ESPAÑOLA
nikolaxito4 de Junio de 2014
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EDAD MEDIA ESPAÑOLA:
Historia medieval de España es la denominación historiográfica de un periodo de más de mil años, entre los siglos V y XV, en el marco territorial completo de la península Ibérica, cuya identificación con la España actual ha sido objeto de debate esencialista acerca de qué sea España.1
Como hitos inicial y final suelen considerarse las invasiones germánicas de 4092 y la conquista de Granada de 1492.3
El reino visigodo, a partir de la batalla de Vouillé (507), abandonó su presencia en Galia y se centró en las antiguas provincias romanas de Hispania. Fracasado el intento de construir una sociedad dual, en la que la minoría visigoda se mantuviera rígidamente separada de la mayoría hispano-romana, a partir del III Concilio de Toledo (589) se fomentó la construcción de una sociedad y cultura comunes, con un gran peso de las instituciones eclesiásticas, bien adaptadas a las estructuras pre-feudales que se venían imponiendo paulatinamente desde la época tardorromana. Las debilidades internas no desaparecieron, permitiendo el rápido éxito de la invasión árabe de 711, que inauguró una prolongada presencia musulmana en España, redenominada como al-Ándalus. En el periodo del Califato de Córdoba (929-1031) alcanzó su cumbre, convirtiéndose en una potencia económica y militar e iniciando una verdadera "edad de oro" cultural que se prolongó mucho más allá de su desaparición como entidad política.
El surgimiento, consolidación y crecimiento de los reinos hispano-cristianos convirtieron ese periodo de ocho siglos, desde su punto de vista, en una "Reconquista" y "Repoblación" de todo el espacio peninsular, al que ya se denominaba "España" en las nacientes lenguas romances.4 Se construyó una sociedad segregada en comunidades definidas de forma étnico-religiosa (cristianos, moros y judíos, en expresión de Américo Castro);5 y fuertemente militarizada (como el paisaje, que se llenó de castillos); para la que el uso del término "feudalismo" es objeto de debate historiográfico.6 En lo que sí hay un consenso generalizado es en destacar el hecho de que, para la configuración de su personalidad histórica, fue decisiva la condición fronteriza cambiante que todas las zonas vivieron en una u otra ocasión.7 No obstante, las relaciones no fueron siempre violentas: oscilaron entre el enfrentamiento y la tolerancia, permitiendo activos intercambios demográficos, económicos y culturales. Muy frecuentemente, huestes cristianas fueron empleadas por musulmanes, y viceversa. Sólo en algunas ocasiones decisivas se produjeron enfrentamientos entre extensas coaliciones que respondían nítidamente a la división religiosa.
Hasta el siglo XI el predominio fue claramente musulmán. En la Plena Edad Media (el periodo de las cruzadas), entre la conquista de Toledo (1085) y la batalla de las Navas de Tolosa (1212) la situación pasó por distintos puntos de equilibrio, pues los espectaculares avances cristianos conseguidos ante la división andalusí en taifas fueron frenados e incluso revertidos en los momentos en que los imperios norteafricanos almorávide y almohade impusieron su unificación bajo un rigorismo religioso. Las décadas centrales del siglo XIII presenciaron decisivas conquistas cristianas, que dejaron el territorio musulmán reducido al emirato nazarí de Granada, mientras que la estructura territorial peninsular conformaba la denominada "España de los cinco reinos" (el de Granada, el de Portugal, el de Navarra y las Coronas de Castilla y de Aragón).8 En los siguientes dos siglos el proceso reconquistador prácticamente se detuvo, en un contexto de crisis general que incluyó transformaciones estructurales de envergadura (el inicio de la transición del feudalismo al capitalismo), graves conflictos sociales y continuas guerras civiles; mientras surgían las instituciones españolas del Antiguo Régimen, de gran proyección posterior.
La unión de los Reyes Católicos y su compleja política matrimonial permitió, en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, la construcción de una Monarquía Hispánica cuya naturaleza y niveles de integración es, en sí mismo, otro problema historiográfico. Simultáneamente se desarrollaba la Era de los Descubrimientos, cuyo primer beneficiario fue Portugal, que para esa época podía ser vista como la primera monarquía autoritaria de Europa occidental en constituir un Estado moderno (o nación-Estado), condición que se disputa con la propia España (de cuyo destino común no se separó hasta 1640) y los reinos de Inglaterra y Francia.9
Es en esta época cuando aparecieron los primeros testimonios escritos de las lenguas romances o neolatinas. El latín había dejado de ser suficientemente inteligible, y se hizo necesario para algunos documentos la inclusión de palabras, frases enteras o glosas en lengua vulgar: en el siglo X la Nodicia de Kesos, en el siglo XI las glosas silenses y emilianenses en castellano (incluyen también palabras en euskera, que no es romance, sino prerromana), y algunos ejemplos de catalán (un juramento feudal, unas greuges o quejas); a finales del siglo XII y comienzos del XIII ya hay grandes textos, como las Homilías de Organyà, el Cantar de Mio Cid o la cantiga de escarnio Ora faz ost'o senhor de Navarra. Mucho antes (finales del siglo X y comienzos del XI), los romances meridionales o mozárabes dejaron testimonio en las jarchas (partes de composiciones poéticas más extensas, en árabe hispánico, donde se usan frases en lengua mozárabe como recurso literario), escritas por andalusíes musulmanes o judíos, en caracteres árabes. El romance occidental o galaico-portugués llegó a ser una lengua literaria de prestigio (fue la que eligió Alfonso X para las Cantigas de Santa María). De entre todos los romances centrales (leonés, asturiano, navarroaragonés) únicamente el castellano se consolidó, prestigiado por su uso cortesano y por la pujanza de su literatura, tanto popular como culta (mester de juglaría y mester de clerecía, en términos de Gonzalo de Berceo). El romance oriental o catalán se extendió por Valencia (valenciano), Mallorca (mallorquín) y, más tarde, en parte de Cerdeña (alguerés).
*SISTEMA FEUDAL:
La Edad Media se ha caracterizado por el surgimiento de un sistema o modo de producción específico: el feudalismo. En este artículo os explicaremos que significa este concepto y cómo eran los principales rasgos de este sistema sociopolítico que caracterizó a la Europa medieval.
El término feudalismo viene de la palabra feudo, que era el nombre que se le daba a los territorios que los reyes medievales entregaban a los nobles a cambio de sus servicios.
Cuando hablamos de feudalismo nos referimos al sistema político, social y económico que surgió en Europa occidental a partir del siglo IX y que se consolidó plenamente entre el siglo X y el siglo XIV. A partir del siglo XV, se abre un período de transición , donde seguían vigentes muchos rasgos del sistema feudal al mismo tiempo que se iban desarrollando las condiciones para el posterior surgimiento del sistema capitalista.
En el sistema feudal, el poder político estaba encabezado por un rey, pero éste era un gobernante con muy poco poder. En los hechos, eran los grandes nobles los que tenían el poder, mandando cada uno en sus tierras (llamadas dominios, feudos o señoríos). Por eso se dice que el feudalismo se caracteriza por la existencia de una “soberanía fragmentada” o lo que es lo mismo una “fragmentación del poder político”.
Como podéis ver en el mapa superior de Francia en el siglo XI, las tierras que efectivamente controlaba el rey (en celeste) eran muy pocas, el resto estaban bajo el dominio de condes, duques, vizcondes y señores feudales.
Uno de los rasgos que caracteriza al feudalismo es que la nobleza (la clase social dominante) ejerce un monopolio exclusivo de la ley y la justicia. Esto quiere decir que sólo los miembros de la nobleza podían imponer la ley y la justicia. En contrapartida, los campesinos no podían acceder a estos privilegios.
El Modo de Producción Feudal (o Feudalismo) se caracteriza también por la existencia de dos tipos de relaciones: las “relaciones de servidumbre” y las “relaciones de vasallaje” entre las diferentes clases sociales. De ellas hablaremos en nuestros próximos artículos
MANIFESTACIONES LITERARIAS:
La literatura española es aquella desarrollada en español en España. También podría incluirse en esta categoría la literatura hispanolatina clásica y tardía, la literatura judeoespañola y la literatura arábigoespañola, escritas respectivamente en latín, hebreo y árabe. Abarca desde las primeras expresiones poéticas conservadas en lengua vernácula (las jarchas) hasta la actualidad, más de mil años de historia. Es una rama de la literatura románica y ha dado lugar a otra importante rama, la literatura hispanoamericana.
La literatura española se engloba dentro de la literatura en español, en la que se incluyen las literaturas en español de todos los países hispanohablantes. Por otro lado, también está englobada en la literatura de España, junto con las de las demás lenguas habladas en el país.
Literatura española en la edad media
La literatura española es aquella desarrollada en español en España. También podría incluirse en esta categoría la literatura hispanolatina clásica y tardía, la literatura judeoespañola y la literatura arábigoespañola, escritas respectivamente en latín, hebreo y árabe. Abarca desde las primeras expresiones poéticas conservadas en lengua vernácula (las jarchas) hasta la actualidad, más de mil años de historia. Es una rama de la literatura
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