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EL IMPERIO PERSA

9891594496 de Mayo de 2014

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EL IMPERIO PERSA

El Imperio Persa, que también es conocido como Imperio Arqueménida , fue una de las civilizaciones más grandes de la Antigüedad, y una de las potencias militares y políticas que mayor influencia tuvieron en el mundo antiguo . Tuvieron como escenario geográfico a la Meseta del Irán, ubicada en el Asia Central, y su territorio limitaba con el Mar Caspio y el Turquestan (por el Norte), con el Golfo Pérsico y el Mar Arábigo (por el Sur), y con Mesopotamia (por el Oeste). Los persas vivían donde ahora se encuentra el actual país de Irán, y, a partir del siglo VI A.C., iniciaron la conquista de los territorios cercanos a ellos, formando uno de los mayores imperios.

Sus habitantes, fueron originalmente indoeuropeos y se estima que su asentamiento en la actual zona de Medio Oriente comenzó alrededor del año 2000 A.C., momento en el cual se sucedieron numerosas invasiones y desplazamientos indoeuropeos por la región. Los persas se instalaron en el territorio que hoy pertenece a Irán y que sería conocido en ese entonces como Persia (de ahí que los iraníes se consideren a sí mismos persas). El asentamiento persa crecería con el tiempo y lo que hoy conocemos como gran Imperio Persa sería una impresionante obra militar que comenzaría con la dinastía persa aqueménida (que reinaría entre el 705 y el 675 a.C.), y que alcanzaría su máxima expresión y relevancia con el emperador Ciro el Grande (años 559 y 530 a.C.). Otros emperadores de gran importancia, como veremos a lo largo de la presente investigación, serían Darío y su hijo Jerjes.

A continuación, haremos un pequeño desarrollo en los distintos aspectos en los cuales tuvo un gran desarrollo el imperio persa, y que son: su cultura, su arte, su religión, sus formas de organización política, social y económica, y, principalmente, cuál fue su historia.

I. ORGANIZACIÓN SOCIAL ECONÓMICA Y POLÍTICA DEL IMPERIO PERSA:

El imperio Persa se caracterizó por estar altamente centralizado y por recaer casi de manera exclusiva sobre la persona del emperador, quien concentraba la totalidad del poder. El territorio del imperio se organizaba en satrapías, que eran una forma de provincias con un mínimo grado de autonomía ya que siempre debía de responder al poder central. El poder militar, era el más fuerte del Imperio y, a través del uso de ese poder la civilización persa pudo conquistar a numerosas sociedades de la región y asimilarlas a su imperio de manera inmediata.

1. Política y Sistema Administrativo:

El imperio aqueménida fue un estado multinacional dominado por los persas, en el que los cargos de importancia correspondían a miembros de esta etnia. Continuamente se subraya, en las inscripciones reales, la condición de persa que tenía el rey, su familia y su dios. Parece, sin embargo, que los diferentes pueblos del Imperio, y muy especialmente aquellos de mayor antigüedad, como los asirios, babilonios, judíos y egipcios, disfrutaron de una gran autonomía, y pudieron conservar sus costumbres, sus instituciones, su lengua y su religión, en tanto que la administración quedaba bajo control persa .

El centro administrativo del Imperio se encontraba en el palacio real, con un complicado aparato burocrático. Desde la época de Darío, la sede real se situó en la ciudad de Susa, aunque el monarca pasaba temporadas en Babilonia y Ecbatana. Las ciudades más importantes de Fars, Pasargada y Persépolis, no fueron nunca ocupadas como sedes de gobierno. Entre los logros del reinado de Darío que nos parece importante señalar, se incluyen una codificación de los datos, un sistema legal universal sobre el que se basaría gran parte de la ley iraní posterior, y la construcción de una nueva capital en Persépolis.

2. Organización social:

La organización social del Imperio es poco conocida, sin embargo, la mayoría de los investigadores opina que persistía la división en tres estratos o castas característica, y que eran: guerreros, sacerdotes y campesinos. Estrechamente vinculada con esta división en tres castas, existía una estructura tribal basada en la ascendencia patrilineal. Según Heródoto, en época de Ciro el Grande la sociedad persa estaba formada por numerosas tribus, las mias que "eran los arteatas, los persas propiamente dichos, los pasagardas, los merafios y los maios". Cada tribu, a su vez, se dividían en clanes.

Los cargos de la administración imperial estaban reservados a los miembros de las principales familias de la aristocracia, aunque no era suficiente con la pertenencia a la nobleza: había que contar también con el favor del rey, que era quien disponía los nombramientos y distribuía los cargos en los territorios conquistados. Es interesante acotar que la práctica de la esclavitud, en la Persia aqueménida, estaba en general prohibida, aunque hay evidencia de que los ejércitos conquistados o rebeldes eran vendidos en cautiverio. Según algunos de los documentos encontrados en Persépolis, los trabajadores que dependían del Estado en la región de no eran esclavos sino hombres asalariados.

Dones y Honores Reales

De acuerdo con Pierre Briant, un aspecto fundamental del sistema político aqueménida era la circulación de prestaciones de servicio personal hacia el rey, y de dones y honores desde el rey. Tanto en las inscripciones reales como en los autores clásicos se puede observar la importancia que se le otorgaba a la noción de recompensar al servidor leal. Los dones reales incluían vestimenta y joyería de lujo, que marcaban el prestigio y la posición social de sus portadores, así como títulos y cargos de poder. Las fuentes clásicas aluden frecuentemente a títulos de gran prestigio, como el de "amigo del rey" y el de "compañero de mesa del rey". En cuanto a éste último, es remarcable la importancia ideológica que poseía la mesa: se trataba de un símbolo de la redistribución real. Refiriéndose a Ciro el Joven, Jenofonte sostiene que "de todos los hombres él era el que distribuía más regalos entre sus amigos" y que cuando "recibía un vino particularmente bueno, enviaba usualmente el cántaro medio lleno a uno de sus amigos" (Anábasis, I. 9. 22-26). La entrega en matrimonio de hijas del rey era asimismo considerada como un don real.23

Esta circulación de dones y honores constituía un sistema de intercambio desigual entre el rey y la nobleza. Mientras que el don del rey obligaba al súbdito a contraprestarlo con servicios, el rey se reservaba el modo y el tiempo de recompensar a sus benefactores, en caso de que lo juzgara necesario. No era concebible que un súbdito le reclamase al rey una recompensa por los servicios prestados. Adicionalmente, este sistema tiene como consecuencia la ligazón del éxito de la nobleza a su lealtad al rey, en detrimento de las lealtades clánicas. Esta circunstancia se expresa en las inscripciones reales con el concepto de bandaka, interpretable como "servidor fiel".24

Las Satrapías[editar • editar código]

Los aqueménidas permitían cierta autonomía regional en la forma del sistema de satrapías. Una satrapía era una unidad administrativa, usualmente organizada sobre una base geográfica. El término "satrapía" proviene de las fuentes griegas ("satrapeia"). La voz griega procede del antiguo persa xsaça-pā-van, que designa a la persona que gobierna este territorio (el sátrapa), y que significa algo así como "protector del Imperio".25 No hay acuerdo en cuanto a si el término dahyu (plural dahyāva), que aparece en las inscripciones reales, puede ser interpretado en el sentido de "satrapía", como sostienen algunos autores,25 o si carece de cualquier implicación administrativa.26 La organización de las satrapías, cuya extensión era muy variable, reutilizaba en parte las estructuras previas a la conquista, permitiendo subsistir hasta cierto punto a las antiguas instituciones de poder locales.

Los sátrapas eran usualmente elegidos tanto por sus servicios prestados al rey como por la pertenencia a un linaje aristocrático; de hecho, muchos de ellos formaban parte de la dinastía real. No eran funcionarios civiles en el sentido moderno, sino que mantenían relaciones de subordinación personal con el rey. En las capitales satrapales se formaban pequeñas cortes a semejanza de la imperial, y el sátrapa vivía usualmente junto a su familia. Existía cierta tendencia a que el mando de la satrapía pasara de padres a hijos (un caso paradigmático es el de la dinastía farnácida). No obstante, solo el rey poseía la prerrogativa de nombrar sátrapas, al menos idealmente. A pesar de la autonomía local relativa que permitía el sistema de satrapías, inspectores reales, los llamados "ojos y oídos del rey" recorrían el Imperio e informaban sobre las condiciones locales y controlaban el comportamiento de los sátrapas. En cuanto a los ejércitos provinciales, no queda claro si sus comandantes dependían directamente de la autoridad central, o si respondían al sátrapa local.27

I. Economía[editar • editar código]

El Imperio aqueménida recaudaba cuantiosos impuestos, parte de los cuales se amonedaban en oro y plata acuñándose monedas como el dárico o el siclo. Gran parte de los ingresos se iban en construcción de obra pública,[cita requerida] como la red de caminos con los que se pretendía unir las diversas partes del Imperio, el más famoso de los cuales es el Camino Real de Susa a Sardes. Darío I construyó palacios y monumentos en las capitales: Susa y Persépolis. El tercer gran gasto del Imperio lo constituía el enorme ejército.

El comercio era amplio, y bajo los aqueménidas hubo una infraestructura eficiente que facilitaba

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