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Economia En Oaxaca


Enviado por   •  24 de Febrero de 2013  •  6.018 Palabras (25 Páginas)  •  1.648 Visitas

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Introducción

Oaxaca es un estado de la república mexicana que se ubica en la parte sureste. Colinda con los estados de Guerrero, Puebla, Veracruz y Chiapas, así como con el Océano Pacífico. Es uno de los estados más pobres de la república mexicana, con los índices más altos en analfabetismo. Junto a esta situación está un grupo reducido de personas que controlan la economía y, por lo tanto, poseen una gran riqueza. En su interior se hablan 16 lenguas de origen mesoamericano además el español. Su población económicamente activa se ubica, básicamente, en los servicios y en el sector primario. El sector secundario es escaso. Su economía comienza a girar en torno al turismo pues posee playas de gran belleza, montañas y bosques, zonas arqueológicas y la capital del estado: la ciudad de Oaxaca es una de las más bellas de la república. Su arquitectura es colonial. Junto a esto, Oaxaca es poseedora de una gran riqueza cultural, lo que la hace atractiva para el turismo culto.

No obstante sus riquezas naturales, Oaxaca es, repetimos, uno de los estados más pobres del país. Entender esta situación no puede hacerse sin el conocimiento de su historia económica. Se hace necesario emprender estudios de larga duración, como los que realizó Braudel para comprender las causas de su situación actual: la pobreza de una gran parte de su población, junto a la riqueza de un grupo reducido.

En esta ponencia queremos exponer la importancia del estudio de la historia económica para comprender la situación presente. En este caso nos abocamos a Oaxaca y al siglo XIX para observar cómo la independencia de México no llevó a un cambio radical porque no hubo una transformación de las estructuras económicas. Oaxaca siguió viviendo una situación colonial como la denomina George Balandier. Mostraremos la forma en que el poder económico comienza a controlar el poder político y de esta manera controla a la sociedad. También queremos mostrar la forma en que se llevó a cabo la producción.

II. Economía y sociedad en el siglo XIX

a) La élite decimonónica

Cuando se lee a los historiadores oaxaqueños especialistas en el siglo XIX, se da uno cuenta de que la sociedad oaxaqueña de ese tiempo poco se diferenciaba de la colonial. Las principales familias novohispanas conservaron sus privilegios en la Oaxaca independiente. El cambio fue que ahora los criollos sucedieron a los peninsulares en el control económico y político. La economía novohispana se basaba en el comercio de la grana cochinilla y de las mantas de algodón. Ambas, la grana y las mantas, eran producidas por los indios por medio del repartimiento. El número de los peninsulares radicados en esta provincia era escaso en 1792: 249, de ellos 169 se dedicaban al comercio. Las otras actividades fueron la alta burocracia y el alto clero. Los criollos, por su parte, a finales del siglo XVIII constituían el 37.1% de la población, escasamente un 1.97% de ellos formaba parte de la elite oaxaqueña (Sánchez Silva 1998:144)

En la etapa independiente, en Oaxaca hay una recomposición del poder económico y político. Para Sánchez Silva, si bien los criollos accedieron al poder, los peninsulares no lo perdieron. Hubo una alianza entre los dos grupos. Es cierto que un número importante de españoles abandonó México, pero, en el caso de Oaxaca, regresaron cuando la situación se calmó. Otros españoles vinieron a México por primera vez con la intención de probar fortuna, entre ellos se tiene a José Zorrilla, Manuel y Antonio Allende, personajes que se convertirán en prósperos hombres de negocios. A esta nueva oleada de sangre española se suma la llegada de otros inmigrantes de origen europeo en años posteriores. Los integrantes de esta elite eran: De acuerdo con Sánchez Silva (1998) entre 1780 y 1860 los principales comerciantes fueron: Guergué, Francisco Manero, fundador de la casa Manero, Fernando Corres, Fernández del Campo, López Ortigoza, Mimiaga,, Monterrubio, Fagoaga, Esperón Goytia, Cajiga, Güendulain, Ibáñez de Corbera, Trápaga y Larrañaga.

La actividad económica principal fue el comercio de grana y de mantas de algodón que producían los indios. Simultáneamente se comerciaba con otros productos requeridos por la población, como el cacao, harina, telas, hilaza, o bien instrumentos de trabajo. Al reactivarse las minas, alrededor de ellas se crearon asentamientos de obreros y de los propietarios de las minas. Estos asentamientos era provistos de las mercancías por los negocios establecidos allí y que eran propiedad de españoles o criollos. Sánchez Silva plantea que los grandes comerciantes realizaban su labor tanto en el comercio a larga distancia, como al interior del estado. Comerciaban productos de Oaxaca con Guatemala, Veracruz, la ciudad de México y de estos lugares traían mercancías para vender en Oaxaca, ejemplo de esta forma de actuar de los comerciantes asentados en Oaxaca está Francisco Ibáñez de Corbera, originario de Santander, era el representante de varias firmas del puerto de Veracruz en Oaxaca a la vez que tenía inversiones en las tiendas ubicadas en los centros de población cercanos a las minas. Es decir, controlaban el comercio a gran y pequeña escala. Este último ubicado en poblaciones pequeñas de Oaxaca dejaba ganancias importantes pues posibilitaba la adquisición de la producción local.

Otra fuente de riqueza para los comerciantes fue asumir algunas de las responsabilidades del Estado pues éste no podía asumir todas las responsabilidades. Es así como los comerciantes asumen el papel de intermediarios ante las autoridades hacendarias para hacerse cargo del pago de las alcabalas, entre otros. La ganancia para los comerciantes era el control de la producción y del comercio de la región a su cargo. Su actividad también llegó a la usura. Dada la situación de conflicto entre los dos grupos: centralistas federalistas convertidos luego en conservadores liberales respectivamente, el Estado no contaba con recursos. La guerra y la administración los necesitaban, por ello pedían préstamos a la elite comercial. Esta, gustosa, lo hacía a cambio de la concesión del cobro de las alcabalas. Igualmente funcionaban como fiadores de los empleados de gobierno, costumbre colonial, cuando los funcionarios llegados de España, necesitaban comprar el cargo, los comerciantes lo financiaban para que se desempeñaran como sus representantes en las regiones. Así controlaban la producción y el mercado. Los archivos dan cuenta de esta situación. Se tiene al comerciante español Esperón que fue fiador de del subdelegado de Teposcolula en 1810. Ya en el México Independiente uno de sus hijos fue garante financiero de Joaquín Rodríguez para el

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