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El Frente Nacional Una

nalargoEnsayo31 de Mayo de 2014

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"El Frente Nacional Una reflexión histórica de su legitimidad política"

El período del Frente Nacional (FN), posterior a la dictadura de Rojas (1953-1957), ha marcado la vida política del país hasta la actualidad por su desafortunada fórmula «salvadora de paz» y de alternancia del poder entre los dos partidos históricos (liberal y conservador) durante diez y seis años (1958-1974), pero, principalmente, por sus actuaciones de exclusión y represión política a terceros partidos, movimientos y protestas sociales, organizaciones y agremiaciones de base. El análisis de este fenómeno político, no exclusivo de Colombia y denominado, en este caso, consociacionalismo para señalar la transición que se hizo de la dictadura a la democracia limitada y restringida del FN, se constituye hoy un tema de actualidad, a propósito de los principales actores de la guerra: militares, grupos al margen de la ley y sociedad civil. Cuando de nuevo se reviven debates que se creían resueltos o, al menos, discutidos y esclarecidos sobre las facultades de los militares en el Estado colombiano, así como sobre su papel en la preservación de la legitimidad política del país.

El pacto bipartidista del Frente Nacional no ha sido un fenómeno único en la historia reciente de Colombia: Uruguay y Venezuela en las décadas del 50 y 60, y luego Chile y Argentina en los 80 vivieron algo semejante durante la transición a sus democracias. Jonathan Hartlyn, en su libro La política del Régimen de coalición: La experiencia del Frente Nacional en Colombia, ha denominado a este proceso consociacionalismo para explicar un fenómeno político por el cual las clases dirigentes tradicionales forman amplias coaliciones en momentos de transición hacia un gobierno democrático(1).

Y aunque dicho fenómeno no es el mismo en cada país por la naturaleza política del régimen existente antes de la transición hacia la democracia (un gobierno militar, un orden colonial, una ocupación extranjera o algún otro contexto político), para Jonathan Hartlyn, en Colombia, y comúnmente en otros casos latinoamericanos, la literatura consociacionalista se aplica en el contexto de una transición democrática luego de un régimen militar. En contraste, los casos europeos han involucrado la transición y el consociacionalismo en regímenes ya existentes (como en Holanda) o en nuevos establecidos después de una ocupación extranjera (como en Austria)(2).

En el caso colombiano, sin embargo, habría que preguntarse ¿hasta qué punto la coalición bipartidista del FN dio vía libre hacia una transición política democrática, cuando hay una importante producción literaria sobre este tema que persiste en considerar que una verdadera transición política ocurre cuando un régimen anterior deja de existir para dar paso a otro distinto? Ahora bien, si se asumiera la acepción literal de este término, tal como ha quedado indicado, no cabe duda que en Colombia el final de la dictadura y el pacto bipartidista del Frente Nacional no se constituyó en un transparente proceso de transición política, pues el nuevo régimen nacionalista no era la expresión de un estado socio - político en el cual el anterior dejaba de existir plenamente, pese a que alrededor de la dictadura se movilizaron fuerzas sociales y políticas en busca de una transformación del régimen anterior(3).

El pacto consociacionalista del Frente Nacional (FN) en Colombia fue un acuerdo realizado en España por Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez para hacerle frente al dictador Gustavo Rojas Pinilla; un año antes Alfonso López Pumarejo ya había hecho este llamado para cumplir con dicho propósito. Este acuerdo, que pactó la alternancia del poder durante dieciséis años (1958-1974), a la postre implicaría la puesta en ejecución de toda clase de experimentos "sociales" con el propósito de relegitimar el nuevo sistema político, al igual que sus propios "jefes naturales"(4). Pero logró el efecto contrario. Las medidas religitimatorias eran tan evidentes y forzadas que no hizo sino desvirtuar aun más el dominio tradicional que los representantes de los dos partidos se habían forjado durante décadas.

La dirección del «cambio social» fue canalizada casi por los mismos actores del liberalismo y del conservatismo que cuatro años atrás habían apoyado el golpe militar. Lo que en realidad ocurrió entre la caída de Rojas y la instauración del Frente Nacional fue el tránsito hacia un régimen democrático limitado y restringido, suscitado por el temor de las elites de los dos partidos a ser excluidas del poder por el gobierno militar, la violencia en el campo y el estancamiento económico. Esta es la razón por la cual para Marco Palacios el FN fomentó "una pedagogía del compromiso entre dos partidos cada vez más parecidos". Pero no consiguió cimentar una cultura política democrática y desaprovechó la oportunidad de emprender reformas sociales básicas. Desarrolló una actitud intolerante frente a la oposición -es la historia de la persecución, represión y cooptación del Movimiento Revolucionario Liberal y la Alianza Nacional Popular entre 1960 y 1972 - y relegó a un segundo plano los elementos desencadenantes del conflicto político, como la cuestión agraria; en cuanto tuvo que responder a éstos, abusó del estado de sitio»(5). De manera que la sociedad civil (aquellos individuos que actuaron movidos por el interés privado o colectivo para defender intereses comunes) no tuvo un escenario apropiado para la libre participación política, pese a que siempre estuvo buscando alternativas de solución y respuestas a la restringida democracia de este período.

Se sabe que hubo un gran número de protestas sociales de todo orden que incluían desde las campesinas hasta las gremiales, pasando por las estudiantiles, obreras, sindicales, indígenas o de mujeres(6). También surgieron organizaciones civiles y políticas como la ANUC y las JAC (ambas creadas oficialmente bajo el gobierno de Lleras Restrepo), así como el MRL, la ANAPO, la UNO, el MOIR y otras que quisieron probar la "democracia" colombiana abriéndose paso a codazos entre la inercia bipartidista. Así mismo, desde la Iglesia hubo un fuerte y semiclandestino sector disidente que se comprometió con un evangelismo practicante inspirado en la encíclica Populorum Progresio (sobre el desarrollo de los pueblos), enunciada por el Papa Paulo VI en 1967 y conocida en la segunda Asamblea General del CELAM, realizada en Medellín en 1968. Este sector, denominado Golconda, al igual que las Comunidades Eclesiásticas de Base, en su momento, se convirtieron en una alternativa de acción comunitaria para la población marginal del país.

Por otra parte, la imagen heroica del Che Guevara y poco después la del padre Camilo Torres Restrepo inspiraría a los grupos guerrilleros colombianos en su abierta oposición al pacto bipartidista del FN. En el año de 1962, un grupo de aproximadamente sesenta jóvenes colombianos viajaron a Cuba, de los cuales once insistieron en que se les adiestrara en las tácticas y técnicas de la lucha guerrillera. Al finalizar el curso, los siete que cumplieron con las exigencias regresaron al país: Víctor Medina Morón, Fabio Vásquez Castaño, Heriberto Espitía, Ricardo Lara Parada, Luis Rovira, Mario Hernández y José Merchán. Precisamente estos serían los organizadores de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). No es por ello extraño que casi desde el mismo momento de la revolución cubana, los planteamientos de ésta y la disputa chino - soviética calase en individuos como los hermanos Vásquez Castaño, Camilo Torres y líderes estudiantiles destacados en la Universidad Industrial de Santander como Jaime Arenas Reyes, quienes vieron en las teorías del foquismo y el voluntarismo la forma de crear una conciencia social para impulsar la lucha popular y organizar núcleos en las ciudades y campos como el principal camino para la toma del poder.

Es cierto que en un comienzo el plebiscito contó con el respaldo de amplias mayorías para apoyar el Frente Nacional (95.2% a su favor(7), pero durante el desenvolvimiento de los cuatro gobiernos de éste el abstencionismo estuvo por encima del 50%. Y si también es cierto que con este mecanismo se redujo la violencia partidista, no menos cierto es que dio origen a otras formas de violencia al mismo tiempo que los dos partidos se tornaban más homogéneos y se desvanecía el ya frágil "carisma tradicional" de sus representantes. 1964 podría considerarse como el año en el cual nació el ELN, en la vereda La Fortuna del municipio de San Vicente de Chucurí, departamento de Santander; un año después se daría a conocer en la famosa «toma de Simacota», en el mismo departamento. En 1964 también se puede decir que nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con la operación del 14 de junio de este año desarrollada por la VI Brigada del Ejército colombiano para desalojarlos de Marquetalia, en el departamento del Tolima. Estos dos grupos revolucionarios también recibieron en sus filas a individuos de las guerrillas liberales de extracción campesina que se organizaron poco después del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán.

...la imagen heroica del Che Guevara y poco después la del padre Camilo Torres Restrepo inspiraría a los grupos guerrilleros colombianos en su abierta oposición al pacto bipartidista del FN...

Pero si en el FN surgieron estas agrupaciones guerrilleras con las consecuencias que hoy todos conocemos, no fueron menos desastrosas las consecuencias del comportamiento político del partido liberal y conservador al prohijar el faccionalismo regional de su "caciques"(8), expertos en acuerdos programáticos locales y demás

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