Frente Nacional
Liz_Preciado2530 de Julio de 2014
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Colombia cuenta con un sistema político relativamente libre y abierto en el cual participan un buen número de partidos. Los dos mayoritarios han sido de manera tradicional el Partido Social Conservador, favorable a un fortalecimiento del gobierno central y de la relación estrecha con la Iglesia católica, y el Partido Liberal, partidario del fortalecimiento de los gobiernos locales y de la separación de la Iglesia y el Estado. La tendencia ideológica reciente del primero se acerca a la democracia cristiana europea, mientras que el liberalismo simpatiza con las corrientes socialdemócratas. Ambos reconocen en la Iglesia católica una fuerza institucional importante, en especial para encontrar caminos que superen la violencia política y social de que es víctima la sociedad colombiana actual.
Entre 1958 y 1974 los liberales y los conservadores fueron los únicos grupos políticos legales, debido a una reforma constitucional de 1957 pensada para desactivar el fuerte antagonismo entre ellos. Bajo este acuerdo, llamado Frente Nacional, cada partido tenía exactamente la mitad del número de escaños en cada cámara legislativa, en el gabinete y en otras dependencias, y la presidencia se alternaba entre los líderes de los dos partidos.
1. LA II GUERRA MUNDIAL Y LA POSGUERRA
Durante la II Guerra Mundial Colombia rompió relaciones diplomáticas en 1941 con Japón, Alemania e Italia, y en 1942 con el gobierno de la Francia ocupada. En 1943 el Senado colombiano declaró la guerra a Alemania y en junio de 1945 firmó los estatutos de la Organización de las Naciones Unidas, convirtiéndose en uno de los 51 miembros fundadores.
Durante la época de posguerra se vivió una de las crisis políticas más severas, como resultado directo de la profundización de los antagonismos entre las facciones liberal y conservadora. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, dirigente del Partido Liberal, el 9 de abril de 1948 en Bogotá, desencadenó un levantamiento nacional en contra del gobierno conservador conocido como el Bogotazo, en el que murieron cerca de 1.500 personas y 20.000 más resultaron heridas. Con la ayuda del Ejército el gobierno controló la rebelión y se acordó incluir un número igual de liberales y conservadores en el gabinete.
Sin embargo, durante los siguientes meses la tensión y la violencia fueron cada vez más persistentes. Los miembros liberales del gobierno cesaron en sus cargos después de que se promulgara un decreto gubernamental prohibiendo manifestaciones y marchas, y el Partido Liberal retiró a su candidato de las elecciones presidenciales de 1949, culpando al gobierno de violar la ley electoral. Como resultado de esta situación, el candidato conservador Laureano Gómez ganó las elecciones de noviembre sin enfrentarse a ninguna oposición. La toma de poder se llevó a cabo en agosto de 1950.
2. EL RÉGIMEN DE ROJAS PINILLA Y LA CRISIS DE MITAD DEL SIGLO XX
Entre la elección de Laureano Gómez y su toma de poder, la lucha política había entrado en una nueva fase. Varios grupos guerrilleros, entre los que destacaban las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) actuaban en numerosas áreas rurales y urbanas del país. En respuesta, el gobierno declaró el estado de sitio y suspendió las sesiones del Congreso en 1950. Poco después de la toma de poder de Gómez, una convención del Partido Liberal declaró al gobierno ilegal, acusándolo de suprimir la libertad de expresión, de prensa y de reunión, y prometió continuar con el boicoteo de las elecciones.
El general Gustavo Rojas Pinilla asumió el poder mediante golpe de Estado el 13 de junio de 1953. Este hecho fue resultado de la profunda crisis de hegemonía que había afectado a los partidos desde el decenio anterior, cuando las divisiones tanto en el interior de las dirigencias liberal y conservadora sumieron al país en una desesperada época de muerte y persecución. La crisis de hegemonía condujo al vacío de poder y este, al golpe de Estado como solución transitoria.
El régimen de Rojas debía ser transitorio y legitimo. Para ello, los sectores del bipartidismo que apoyaron explicita o tácitamente el golpe impusieron la creación de una Asamblea Nacional Constituyente. Esta institución proclamó el mismo día de la toma del poder que "es legítimo el titulo del actual presidente de la República, teniente general Gustavo Rojas Pinilla, quien ejercerá el cargo por el resto del período presidencial en curso". La Asamblea debía velar por la "constitucionalidad del régimen" en lugar del Congreso, cerrado desde el final del gobierno de Ospina.
Los objetivos de la toma del poder eran fundamentalmente dos: primero, arreglar, mediante un régimen de excepción y transitorio, el vacío de poder creado por las divisiones de la dirigencia bipartidista; segundo, acabar con el terror que se vivía en el campo mediante políticas de pacificación. Ninguno de los dos objetivos se cumplió en el sentido inicialmente propuesto.
De una parte, Rojas Pinilla manipuló la Asamblea Nacional Constituyente para que fuera reelecto para otro período presidencial. Efectivamente, en 1954, con la aprobación de la Asamblea, Rojas inició su segundo período, ahora con la pretensión de separarse del apoyo bipartidista que lo había llevado al poder en 1953. Para lograr este propósito, el general formulo un reordenamiento del país bajo la alianza de los trabajadores, clases medias y militares, sustentado en principios católicos tomados de la doctrina social de la Iglesia y en los ideales bolivaristas.
La constitución de la "Tercera Fuerza", nombre dado por Rojas a dicha alianza, generó la reacción de las dirigencias bipartidistas. Ellas vieron con temor el ascenso de estas fuerzas y emprendieron el arreglo definitivo de sus diferencias ideológicas y burocráticas. De esta manera, lo que propició la solución a la crisis de hegemonía no fue tanto el golpe de Estado, como el temor a que el régimen instaurado degenerara en una dictadura populista al estilo de la de Juan Domingo Perón en Argentina o de la de Getulio Vargas en Brasil.
La política de pacificación impuesta por el régimen de Rojas no tuvo el éxito que se esperaba. El terror que se vivía en los campos terminó, pero la tregua dictada en 1953 no fue cumplida por el Estado a cabalidad, lo cual motivó a muchos jefes guerrilleros a retornar a la lucha armada. En 1954 y hasta el final de la década, la violencia tomo un nuevo rumbo: el enfrentamiento entre ejército y guerrilleros, además del apoyo del régimen a la persecución de sus oponentes.
3. EL TRÁNSITO AL FRENTE NACIONAL
El temor al que el régimen de Rojas se convirtiera en dictadura populista y terminara definitivamente con las posibilidades de restablecer la hegemonía del bipartidismo, creo las condiciones políticas para que la dirigencia del liberalismo y la del conservatismo se sentaran de nuevo a negociar. Alberto Lleras Camargo, líder indiscutible del liberalismo, y Laureano Gómez, cabeza de la fracción más importante del conservatismo, emprendieron una lenta y difícil campaña de acercamiento.
El principal obstáculo para la unión era el sector ospinista del conservatismo, que seguía participando en la Asamblea Nacional Constituyente y se oponia a perder su papel protagónico en el partido y en la vida política nacional. Asimismo, los odios partidistas de años anteriores no desaparecían de un día para otro y en los campos continuaba la lucha entre guerrilleros, militares y seguidores del régimen rojista.
Bajo una coyuntura favorable para el encuentro pero llena de escollos, desde 1956 se emprendió el acercamiento bipartidista. La primera acción partió del liberalismo. En carta del 2 de marzo de 1956, Alfonso López Pumarejo propuso al Directorio Liberal de Antioquia la conveniencia de una reforma constitucional que permitiera establecer gabinetes ministeriales de coalición, de manera que los dos partidos tuvieran que gobernar en conjunto; además, López sugería que el próximo presidente fuera conservador con el apoyo electoral del liberalismo. Esta propuesta abrió camino y unos meses después, el 24 de julio de 1956, en la población española de Benidorm, Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez firman una declaración conjunta de principios.
La declaración de Benidorm examinó la situación política del país, los problemas creados por el régimen de Rojas y la necesidad de retornar al gobierno civil. Para ello, propuso la conveniencia de una coalición bipartidista cuyo objetivo inicial fuese derrocar al general Rojas, para luego, poner fin a la crisis de hegemonía.
La discrepancia con el ospinismo fue resuelta en 1957. Gracias a las gestiones de los liberales, temeroso de verse señalado como defensor de lo que entonces se denominaba "dictadura", Ospina accede a la alianza bipartidista mediante el "pacto de marzo". Este acuerdo entre la Dirección Nacional Liberal y la Dirección Conservadora de orientación ospinista, firmado el 20 de marzo de 1957, reafirmo el rechazo al régimen de Rojas, propuso un programa de acción contra la "dictadura" y reafirmo la necesidad de reformar la Constitución para asegurar el cogobierno.
La unión de liberales, laureanistas y ospinistas aceleró el proceso de oposición a la "dictadura". Esta alianza se fortaleció con el apoyo del movimiento estudiantil y de todo el conjunto de gremios económicos, que constataban con temor el desarrollo del populismo. Los estudiantes se pronunciaban contra el régimen por las medidas represivas que causaron la muerte de algunos de ellos. Varios paros y marchas se sucedieron en 1957 hasta que, ante la amenaza de un paro general, Rojas Pinilla renuncio al poder el 10 de
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