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El Juicio De Nuremberg


Enviado por   •  30 de Octubre de 2013  •  3.415 Palabras (14 Páginas)  •  325 Visitas

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Nuremberg en juicio: 60 años después

Ariel Segal

Martes, 6 de diciembre de 2005

La pregunta era y continúa siendo si un país puede juzgar a los ciudadanos de otro con una doctrina jurídica diferente a la de la nación del procesado. No se trata solo de casos específicos como el de Fujimori en Chile o Pinochet cuando estaba en Londres (y a Castro que lo deja pasear por el mundo con total impunidad), sino de un dilema que nos acompaña desde 1945 cuando los aliados de la II Guerra Mundial decidieron juzgar en la ciudad de Nuremberg a los responsables directos e indirectos de las masacres perpetradas por el régimen Nazi.

Los Juicios de Nuremberg que se iniciaron hace 60 años, en un mes de noviembre, son el precedente para la creación de tribunales internacionales como el de La Haya que hoy juzga a los principales responsables de los genocidios de la ex Yugoslavia (1992-1995) y los de Ruanda en 1994, procesados por una corte de la ONU en Tanzania.

Son también los Juicios de Nuremberg y los de Tokio, tras la II Guerra Mundial, los que inspiraron a la redacción y aprobación de los Estatutos de Roma, el primer intento de la ONU por crear una Corte Penal Internacional (CPI) para juzgar a los responsables de genocidios, excesos de guerra, torturas, y crímenes de lesa humanidad como asesinatos, discriminación, agresiones y desapariciones forzadas en dictaduras abiertas o en las modernas autocracias que se refugian en fachadas de democracia.

La CPI funciona desde el 2003, pero muchos países como China, India, Rusia y Estados Unidos, por el momento, se niegan a que sus ciudadanos sean procesados en ese tribunal. Cada nación alega razones diferentes y especialmente para los norteamericanos, el tema es polémico, puesto que ellos fueron los gestores del concepto de una justicia supranacional en Nuremberg. Estados Unidos considera que en tiempos de una guerra tan compleja e imprecisa contra grupos terroristas, cuando la CPI y la ONU todavía no definen jurídicamente lo que es el terrorismo, no es conveniente exponer a sus soldados o a sus gobernantes a futuros juicios en un tribunal internacional.

A pesar de las críticas, la administración Bush insiste en que el tema de las torturas y excesos militares – incluyendo el uso de armas prohibidas – en las guerras de Afganistán e Irak, no es asunto de competencia de un tribunal internacional que no es capaz de formular cargos contra sospechosos regímenes y dictadores en cuyos países no existe la independencia del poder judicial que gozan los norteamericanos. La Opinión Pública estadounidense, en su mayoría, coincide en desconfiar de la neutralidad de una corte tutelada por un organismo como la ONU plagado de comprobadas deficiencias, corrupción e inclinación al chantaje económico y político, como en el Programa Petróleo por Alimentos con Irak.

Por otra parte, son muchos los que piensan que Estados Unidos debe tomar la iniciativa para garantizar que la Corte Penal Internacional actúe bajo principios éticos y de justicia como los demostrados por sus jueces en Nuremberg y en lugar ignorar un serio debate, deberían ser los abanderados en buscar una fórmula para un sistema jurídico internacional equilibrado.

La polémica de hoy no deja de ser parecida a la de 1945, como bien revela uno de los juicios realizados en la misma corte de Nuremberg en donde fueron proclamadas las leyes de discriminación Racial, oficialmente denominadas “Leyes para la Protección de la Sangre Alemana y del Honor Alemán” en 1935, y posteriormente, en donde fueron juzgados los magistrados que suscribieron este decreto de Hitler, ejecutando las primeras condenas de esterilización, deportaciones y muerte a quienes violaron aquellas perversas normas (La extraordinaria película de Stanley Kramer, Juicio en Nuremberg, de 1961, presenta con detalle este proceso y la incapacidad de la mayoría de los magistrados juzgados, en comprender su responsabilidad como parte de la maquinaria Nazi).

Uno de los tres jueces norteamericanos de este juicio en particular, votó en contra de condenar a los magistrados alemanes a cadena perpetua, argumentando que solo con una perspectiva histórica se podían juzgar objetivamente sus responsabilidades, ya que actuaban sirviendo a los intereses de su país con base en las circunstancias en esa época. Sin embargo, imperó el razonamiento de sus dos colegas que consideraban que la justicia debe tener aspectos atemporales y universales: la gravedad de los actos de los magistrados fue la de haber participado concientemente en un sistema de gran crueldad e injusticia impuesto por un gobierno en absoluto desprecio de todos los principios morales y legales reconocidos por las naciones civilizadas.

¿Cuál de estos dos argumentos tiene más vigencia en nuestros tiempos? ¿Está lista la humanidad, hoy, para que cada país renuncie a su soberanía y enjuiciar a sus propios ciudadanos según una pauta universal? ¿Es correcto que ciudadanos de un país con valores democráticos sean juzgados por magistrados de otros que viven en regímenes de limitadas libertades? La herencia de los Juicios de Nuremberg, 60 años después, no solo pesa sobre dictadores y genocidas prófugos de la justicia y sobre actuales autócratas que amparados por el poder se sienten inmunes a futuros procesos por crímenes de lesa humanidad, sino también, paradójicamente, desconcierta a los mismos países que crearon el precedente para una justicia internacional y pone en duda si en el siglo XXI podemos aun hablar de naciones civilizadas.

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El Juicio de Nuremberg

Juicio de Nuremberg

Entre el 20 de Noviembre y el 1 de Agosto de 1946 se llevó a cabo en el palacio de Justicia de Nuremberg uno de los juicios más importantes de la historia ya que se juzgaba a los principales culpables de crímenes que atentaban contra la humanidad, la paz y, sobre todo, crimenes de guerra. En dicho juicio se trataba de juzgar a la cúpula más alta de la jerarquía nazi. Este hecho no llego a producirse debido a que muchos de los pesos pesados de la Alemania nazi se suicidaron antes del juicio (algunos ejemplos son Himmler, Goebbels y Hitler). El único que llego con vida al juicio de Nuremberg fue Hermann Goering Mariscal del Reich. Este juicio pasó a la historia como el fin de la barbarie humana y el comienzo de una fuerte paz futura basada en un orden internacional que no permitiese la repetición de los hechos vividos durante la segunda guerra mundial.

Debido a todos estos hechos, el proceso de Nuremberg es un acontecimiento histórico digno de ser recordado

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