El Sistema Americano

EL SISTEMA AMERICANO.

El sistema americano de economía política se basa fundamentalmente en la institucionalización de aquellas políticas que generen un continuo crecimiento de la economía nacional, sustentado en avances tecnológicos y científicos. Por el contrario, las ideas del "librecambio" o "libre mercado" de Adam Smith y David Ricardo son un concepto opuesto.

La perspectiva científica y económica de las fuerzas republicanas internacionales, que lideraba Benjamín Franklin provenía de las ideas de Leibniz, quien fue el primero en determinar de manera precisa los medios para elevar la productividad del trabajo humano por encima de la miseria del mero "trabajo muscular". Lo que importa destacar aquí es que fue gracias a los trabajos de Leibniz en el terreno de la física que la economía accede a la categoría de ciencia. Leibniz deja claro que la "riqueza de las naciones" reside en su capacidad para producir y aplicar a la economía los nuevos avances tecnológicos y científicos. Una consecuencia del principio leibniziano es que el Estado debe promover y proteger la actividad científica, los inventos y la actividad industrial.

Utilizaremos el término "mercantilistas" para denominar a los mexicanos seguidores de Leibniz. El arte de gobernar de acuerdo con las concepciones leibnizianas, remota sus raíces a los primeros intentos por formar sistemas de "economía política", pero fue hasta el reinado de Borbón Luis XV que se sistematizó la práctica de ésta. El ministro de finanzas de Luis XV, Juan Bautista Colbert influyó en él para que el estado fomentara el crecimiento económico y mejoramiento tecnológico, mediante el sistema de patentes, ésta es la esencia del mercantilismo.

*LOS INFORMES DE HAMILTON.

El programa de la Revolución Americana fue expuesto magistralmente en los trabajos de Alexander Hamilton, en especial, sus tres famosos reportes de los años 1970 y 1971: Informe sobre el crédito público, Informe sobre el banco nacional e Informe sobre las manufacturas. Hamilton demostró que la única manera de garantizar que toda ganancia real de la economía se reinvierta exclusivamente en aumentar la capacidad productiva de la propia economía es con el monopolio estatal sobre el crédito y la emisión de dinero. Hamilton recomendó la creación de un Banco Central, controlado por el estado, que asegura que todo nuevo crédito generado en la economía se dirigiera a los sectores productivos de la infraestructura, la industria y la agricultura.

Se hizo presente la conspiración británica-jesuita, su punto principal era impedir que nuestras nacientes repúblicas adoptaran como programa el mismo que había fructificado en los Estados Unidos de Norteamérica. En México, sin embargo, se logró introducir en las instituciones básicas de la República

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