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El Turco


Enviado por   •  23 de Abril de 2013  •  Informes  •  1.007 Palabras (5 Páginas)  •  368 Visitas

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La historia del ajedrecista turco es la de una gran farsa. Tras su debut en la corte imperial austriaca de la mano de su creador Wolfgang von Kempelen en 1770, su popularidad creció como la espuma, hasta el punto de llegar a disputar partidas con personalidades de la talla de Benjamin Franklin o el mismísimo Napoleón. Cual era el secreto de este autómata capaz de derrotar a un humano en menos de media hora? Muchos intentaron descubrir sin éxito su secreto, que finalmente sería revelado en 1857 por una revista de ajedrez.

Un día del Otoño del 1769, Wolfgang von Kempelen fue llamado a la corte imperial de Viena para asistir a un espectáculo de magia. La Emperatriz quería ver la reacción de un hombre de ciencia ante los trucos de magia, Kempelen asistió encantando a los diferentes trucos pero al acabar el espectáculo afirmó en un tono confiado que él lo podría haber hecho mucho mejor. La Emperatriz le tomó la palabra y Kempelen aceptó el reto de no volver por la corte hasta que no tuviera un espectáculo mejor que los que había visto.

Pasaron unos seis meses y finalmente Kempelen apareció en palacio de Schonbrunn acompañado de una máquina extraordinaria. Se trataba de un maniquí, sentado delante de una especie de escritorio. La figura de madera estaba vestida con una toga, unos pantalones holgados y un turbante, su brazo derecho estaba extendido descansando sobre la mesa y el izquierdo sostenía una pipa turca. La mesa o caja de manera era de 120cm de largo, 75cm de profundidad y unos 90 cm de alto, descansaba sobre unas ruedecillas, lo que permitía rotar todo el conjunto con facilidad para que fuera examinado desde cualquier ángulo por el público.

El esperado espectáculo comenzó con Kempelen abriendo las puertecillas y los cajones de la mesa permitiendo a la audiencia inspeccionar el interior de la máquina, detrás de una de las puertas una amasijo de engranajes y ruedecillas, un gran cilindro similar al que tenían las cajas de música parecía dirigirlo todo, detrás de las otras dos, la caja estaba bastante más vacía, a parte de un cojín contenía sólo varias piezas de latón desmontables. Mientras el público examinaba la máquina, Kempelen abrió una puerta en la parte trasera de la máquina y colocó una vela y la gente pudo observar la luz a través de los engranajes. Debajo el ropaje del maniquí turco, otras dos puertas estaban escondidas que dejaban ver más engranajes, sin duda se trataba de una máquina compleja, la espera había valido la pena.

Kempelen tras enseñar las entrañas de su criatura pidió un voluntario de entre el público para medir sus habilidades con las de su autómata ajedrecista. El Conde Ludwig von Cobenz aceptó el reto, Kempelen dio cuerda al autómata y la criatura pareció cobrar vida, entre ruido de engranajes movió con su mano derecha un peón, el juego acababa de empezar. La máquina desplegó un juego agresivo y rápido, y en menos de media hora venció a su oponente.

El Turco, como sería conocido

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