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El porfiriato: la sociedad entre política y economía.


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2016  •  Ensayos  •  3.205 Palabras (13 Páginas)  •  611 Visitas

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El porfiriato: la sociedad entre política y economía.

Introducción

A lo largo del estudio de la época del porfiriato se han dado diferentes puntos de vista que han ido dificultando un análisis bien estructurado del régimen y de su protagonista; Porfirio Díaz. Se conoce, y es un poco evidente que fue un periodo en el que hubo diferentes contrastes, lo que hace que se hagan diferentes representaciones de dicho régimen.

“Se trata de dos épocas en las que se busca un consenso político e ideológico interno después de años de fuertes conflictos civiles, levantamientos sociales e intervenciones extranjeras (de la Reforma y la Intervención francesa en el caso del primero, y los conflictos revolucionarios en el segundo caso)”. (Garner, 2015: 24).

Lo que se pretende en este ensayo es dar a conocer diferentes aspectos políticos, económicos, sociales y culturales que se dieron durante el periodo de 1876 a 1911, conocido dentro de la historia como porfiriato, en donde está a cargo Porfirio Díaz, quien ocupo la presidencia durante ese tiempo, dejando de lado el periodo de 1880 a 1884, que quedó en manos de Manuel González. Pero a partir de 1884, el protagonista volvió a ser Díaz.

Dentro del aspecto político, todo dependía del presidente Porfirio Díaz. En lo que respecta al primer período, Díaz llevó una política conciliadora y en 1880 concedió el poder a Manuel González. Para los siguientes periodos, se enfocó en tratar de pacificar al país y negociar con conservadores y con el clero para poder mantenerse en el poder.

Incluyó a viejos lerdistas como Manuel Romero Rubio (su suegro) y a imperialistas como Manuel Dublán, en su gabinete. Para poder lograr la pacificación del país, Díaz tuvo que eliminar todo tipo de rebeliones, teniendo el apoyo de los rurales y la policía secreta. Los rurales se dedicaban a eliminar violentamente cualquier principio de rebelión que apareciera en el país.

Para el aspecto económico se van a dar importantes transformaciones gracias a la inversión extranjera, la cual hizo que México creciera debido a la infraestructura que se consiguió para ferrocarriles y medios de comunicación como el teléfono, el telégrafo y la electricidad.

El crecimiento ferroviario logró un importante cambio para el comercio; una de las principales actividades económicas que se vio favorecida, se eliminaron las alcabalas y hubo gran interés por fomentar el comercio exterior. Como todo, también tuvo su lado negativo, pues con eso crecieron las importaciones de productos elaborados de alta calidad, lo que hizo que la balanza de pagos aumentara desfavorablemente.

Dentro del aspecto social se dieron fuertes rebeliones debido a los grandes cambios en la economía, varias de ellas llegaron al punto de la represión y terminaron en asesinatos crueles, se habla del bandidaje dentro del campesinado y de huelgas importantes que también llegaron a la muerte.

Para el aspecto cultural se habla de que se le enseñó a miles de personas a leer y escribir para poder homogeneizar a la sociedad y así poder crear una conciencia nacional que se había estado buscando desde hace tiempo. Aquí también es importante la modernización ya que se introdujo la fotografía y las comunicaciones permitieron difundir las noticias con velocidad. La tecnología permitió que crecieran los avances en cuanto a las noticias.

(Desarrollo)

Política

La primera administración de Díaz parecía estar destinada a compartir la experiencia de todos los gobiernos previos del siglo XIX, afectada por la persistencia de los conflictos internos y por las hostilidades internacionales que habían sido características de la mayor parte de la historia de México. (Garner, 2015: 167).

Durante un largo tiempo, la política del país era de corte liberal, aún después de todo ese periodo el país no contaba con los elementos suficientes para poder lograr una estabilidad política, teniendo claro que no tenía una frontera bien definida y las relaciones con los países del mismo hemisferio no eran tan estables, además de que tampoco había una estabilidad financiera debido a la deuda externa, lo cual era un importante obstáculo para que México creciera económicamente.

Es importante saber que  Díaz tenía dos objetivos: el primero de ellos y como su prioridad era pacificar el país; el segundo, iniciar el crecimiento económico, teniendo en cuenta que sin crecimiento económico, la paz  social nunca se alcanzaría. Impuso una política en contra de la delincuencia que llevaba consigo la intimidación, la coerción, la presión, y en el caso de un complot revolucionario en Veracruz, el asesinato.

Pero hay que atribuirle que también fue un gran conciliador, pues integró  en su gobierno a liberales y a conservadores, y fue capaz  de crear un punto de equilibrio entre ambos. “Muchos de los mecanismos y de las practicas adoptadas durante el primer periodo de gobierno (el cultivo de la deferencia, el amplio uso del patronazgo, la preferencia por la negociación y la aplicación de la manipulación y la coerción) se mantuvieron constantes a lo largo del régimen”. (Garner, 2015: 171).

Una vez terminado el primer periodo presidencial de Porfirio Díaz tenía que haber nuevas elecciones; para esto, Díaz ya tenía elegido al candidato  para cuidar su lugar durante un periodo presidencial: Manuel González, hombre leal en quien sabía que podía confiar para que le devolvería el gobierno en cuatro años. A pesar de que  Porfirio Díaz no era presidente, él era el que se encargaba de tomar decisiones y Manuel González las hacía oficiales.

Manuel González continuó con lo que Díaz había hecho hasta el momento, se interesó en reprimir el bandolerismo y avanzar en la estabilidad política del país. Aparte de esto, logró que se modificara la Constitución  en cuanto a la reelección no consecutiva; lo que hizo que Porfirio Díaz pudiera postularse una vez más a la Presidencia.

Al terminar el gobierno de Manuel González, no había ningún político que pudiera hacerle rivalidad a Díaz para las elecciones de 1884. Para ese segundo mandato, se ve un gobierno centralista, es decir un gobierno en el que todas las decisiones eran tomadas por Díaz, en donde se mostraba autoritario y personalista.

“Esto implicaba no sólo la afirmación de la autoridad personal sobre las instituciones que regían la conducta de la política (el gabinete, las dos cámaras del Congreso, los gobernadores estatales, las legislaturas estatales, los jefes políticos), sino también sobre las instituciones que habían desempeñado un papel decisivo en el siglo XIX; sobre todo el ejército, la iglesia y la prensa”. (Garner, 2015: 172).

Para poder consolidar su poder, incorporó a su gobierno a representantes de diferentes grupos políticos, como a Manuel Romero Rubio, antiguo lerdista, a Manuel Dublán, imperialista; a Mariano Escobedo, a Joaquín Baranda, como ministro de Justicia, el cual representaba un gran cambio en la dirección administrativa. Otro pilar importante para su gobierno fue José Yves Limantour, Ministro de Hacienda.

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