El problema de los alimentos modificados genéticamente

Otro punto “picante”, es el tema de los transgénicos. “Los alimentos transgénicos no deben ser internados en Bolivia”, ha dicho desde un principio el Fondo Boliviano de Medio Ambiente (FOBOMADE). Esta organización, una de las más representativas en cuanto al tema alimentario, asegura que Bolivia es un país diverso en relación a variedades de productos como la papa, la quinua, el arroz y no necesita ningún alimento transgénico.

Al respecto, los analistas consideran que existen contradicciones en la Ley 144. El artículo 407 de la Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria, promulgada por el presidente Evo Morales en junio del año pasado, señala: “La política de desarrollo rural integral tiene los objetivos de: garantizar la soberanía y seguridad alimentaria, proteger la producción agropecuaria, promover la producción y comercialización de productos agroecológicos, proteger la producción agropecuaria ante desastres naturales, desarrollar la educación técnica productiva y ecológica, establecer políticas de conservación y recuperación de suelos, promover sistemas de riego, dar asistencia técnica, crear un Banco de semillas y centros de investigación genética, controlar la salida y entrada de recursos biológicos y genéticos y proveer infraestructura productiva.”

Y aunque el artículo 409 prohíbe la producción, importación y comercialización de transgénicos, otro artículo habla de que se regulará la importación de productos destinados al consumo humano de manera directa o indirecta, que sea, contenga o derive de organismos genéticamente modificados.

¿QUÉ CONSUMIMOS LOS BOLIVIANOS?

Según el FOBOMADE, los bolivianos consumimos alrededor de 50 alimentos alterados genéticamente y que ingresan del exterior.

Por ello los productores nacionales demandan poder producirlos dentro del país. La Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (ANPO) asegura que estos alimentos se consumen a través de leche, yogur, carne o jugos. “Creo que hasta ahora a nadie le ha pasado nada. Eso significa que estamos dando mayor trabajo a otros países donde se procesan esos productos, ¿por qué no hacerlo con los nuestros?, ¿por qué no generar mayor producción consumiendo lo que producimos?”, dice el presidente de la ANPO, Demetrio Pérez, quien asegura que los productores avícolas, de porcinos o de ganado bovino contarían con alimentos a bajo precio que utilizan para su ganado, lo que repercutiría en la rebaja de los precios de sus productos si se usan alimentos transgénicos. “En todo caso, mientras más oferta haya los precios de los alimentos también podrían bajar. La diferencia que tengamos en el costo de producción de 500 dólares para obtener un rendimiento promedio de cuatro toneladas (por hectárea) y con los productos transgénicos seguramente lograríamos siete toneladas”, afirmó.

Estas declaraciones se suman a las del presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente, Mauricio Roca, quien ha dicho que con el uso de transgénicos se podrá mejorar la productividad de los productos agroindustriales.

El mismo gobierno ha admitido que en Bolivia sí se consumen alimentos transgénicos que ingresan vía importación e incluso se producen dentro del país, a pesar de que la Constitución Política del Estado (CPE) lo prohíbe. De acuerdo al ministro Luis Arce, la producción de soya de los productores nacionales tiene componentes transgénicos, “Que no me digan que los productores de Santa Cruz que no utilizan transgénicos, hay soya transgénica”.

DE ADENTRO Y DE AFUERA

Los informes del Instituto Nacional de Estadística (INE), señalan que las importaciones de alimentos han aumentado considerablemente. Los productos importados principalmente fueron azúcar y maíz. En el otro lado de la balanza, las exportaciones cayeron el año pasado de 107 millones de dólares

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