El surgimiento del Apartheid en Sudáfrica

El surgimiento del Apartheid en Sudáfrica

El apartheid fue un sistema de segregación institucionalizado que se estableció en Sudáfrica  hasta finales de abril de 1994. Tuvo una permanencia de más de 3 siglos y su principal característica fue el enorme grado de segregación racial, la cual estaba tipificada dentro de la ley. Es decir, fue una medida que hizo del racismo un sistema político y el cual tuvo grandes beneficios económicos para el grupo en poder, o sea los blancos.

Los antecedentes del Apartheid se remontan a 1652, cuando una compañía Holandesa desembarcó en la bahía del Cabo con un centenar de trabajadores que buscaban establecer una escala técnica en su ruta hacia las Indias. La misión inicial de estos trabajadores no era para nada una colonización, pues ellos tan sólo eran asalariados de la compañía y su misión consistía en producir lo que esta requería. Pero, los trabajadores comenzaron a tener conflictos con dicha compañía y se comenzaron a dividir en dos grupos: el primero que consistía en burgueses, comerciantes y compradores, y el segundo grupo que se conformó de personas que se adentraron en la zona y comenzaron a dedicarse a la agricultura y ganadería; podríamos decir que en este momento comenzó la colonización de Sudáfrica.

Los campesinos de origen holandés fueron llamados “Boers” por los nativos, ellos se adentraron en las tierras para evadir la tutela de la Compañía , lo cual comenzó a generar choques con los indígenas, a los cuales terminaron sometiendo con el uso de la fuerza y reduciéndolos progresivamente a la esclavitud, fue así como se dio inicio a una colonización que estaba en contra de la opresión de la Compañía, y en contra de la “barbarie negra”.

Para el siglo XVIII los Boers se habían autodenominado “afrikáner”, y habían fundado una nueva lengua, resultado de la mezcla del holandés con el dialecto local, el “afrikaans”; en este momento también había quebrado la Compañía Holandesa y la pobreza y el desorden reinaban en la colonia del Cabo. El debilitamiento de los Países Bajos había generado un vacío y la rivalidad entre las potencias europeas por asegurar el control de la ruta era cada vez más, hasta que en 1806 Inglaterra se instaló definitivamente en la zona. En ese momento la política de Londres se guiaba por el libre cambio y su posición como primer potencia imperialista les otorgaba muchas libertades, por lo cual no estaban interesados en ejercer un capitalismo mercantil sometiendo a las colonias a un monopolio, más bien estaban interesados en desarrollar su política de libre cambio en El Cabo, la cual consistía en compra de materias primas y venta de productos terminados en todos los mercados del mundo. Además, formaron una burguesía local a la que le concederían cierta autonomía sobre los asuntos de la colonia.

Al entrar Inglaterra en la ecuación, el conflicto con los Boers o afrikáner no se hizo esperar, ellos basaban su economía en formas de producción arcaica dependiente del trabajo esclavo africano, en cambio los británicos impulsaban la explotación capitalista de la tierra a gran escala. Al poco tiempo de entrar al territorio, los británicos prohibieron la esclavitud, esto fue interpretado por los Boers como una amenaza para su economía y los llevó a buscar nuevas tierras, con la idea de que eran el pueblo de Dios. Lo cual dio inicio a una migración que sería conocida tiempo después como el Gran Trek (1836-1854), y que originó el mito de que habían llegado a la tierra prometida, al encontrar zonas con características similares a las de Europa meridional.

Así los Boers proclamaron la independencia del Estado de Transval en 1952 y el Estado Libre de Orange en 1954 (Varela, 1986), y en los documentos que firmaron para su proclamación sentaron las bases del racismo y de lo que se convertiría tiempo después en la política del apartheid. En la constitución del Estado de Transval se establece “El pueblo soberano no reconoce igualdad alguna entre los blancos y los individuos de color […]. Ningún indígena será autorizado a establecerse cerca de los centros de población en detrimento de los habitantes sin un permiso expreso de la totalidad de la Asamblea (Bosch et.al., 1989)”.

Las bases de esta ideología racista, parten de una visión deformada predominante en los siglos XVII a XIX, en la que el futuro común de la minoría blanca se concibe como una predestinación divina, que supone la superioridad querida por Dios de la raza blanca y la identificación de la población negra como su enemigo común. Este mito fue explotado por los afrikáners y se utilizó para movilizar a la minoría blanca, con ello los afrikáners de apoderaron del derecho histórico y exclusivo del territorio sudafricano.

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