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Enrique Florescano


Enviado por   •  28 de Octubre de 2014  •  2.094 Palabras (9 Páginas)  •  253 Visitas

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RESEÑA. Enrique Florescano: La función social de la historia. México, Fondo de Cultura Económica, 2012.

A. Rafael Flores Hernández

Historia. La Real Academia Española de la lengua muestra en su diccionario la polisemia de este sustantivo, es decir, la pluralidad de significados que puede tener dicha palabra en nuestro idioma. Estos significados se ocupan de designar acontecimientos del pasado, una materia que forma parte del currículo escolar, o bien, un relato. Pero más allá de definiciones institucionalizadas o conceptos ampliamente trabajados por diversos pensadores, una parte importante de la sociedad mexicana conoce la palabra y la emplea de manera cotidiana, además de que tiene una idea de su significado en distintos grados de precisión o vaguedad. En la vida cotidiana la historia se encuentra presente en los discursos de los medios de comunicación hegemónicos o se conoce porque forma parte de la educación en las aulas por las que han pasado parte de su infancia y juventud los mexicanos. Sin embargo, pocas veces la vox pópuli puede precisar la relación entre ese mar de hechos del pasado y ella misma, o la utilidad de su estudio durante varios años. Este fenómeno es de llamar la atención para los especialistas de la disciplina, pues si la suya es una materia ampliamente conocida, valdría la pena reflexionar por qué la sociedad no reconoce su función y trascendencia.

Sumergirse en el libro La función social de la historia de Enrique Florescano, permite al historiador realizar un ejercicio de reflexión sobre su disciplina en términos de los problemas epistemológicos o metodológicos a los que se enfrenta pero, ante todo, a una revaloración sobre lo que su trabajo puede ofrecer a la sociedad de la cual forma parte. A lo largo de su vida profesional, la obra de Florescano se ha caracterizado por ocuparse de temáticas variadas del campo de la historia, entre los que destacan trabajos enfocados en la economía, la memoria social, la identidad, los mitos y la historiografía, todos ellos estudiados en tiempos largos; esto nos indica la adscripción de su producción historiográfica en la llamada escuela de los Annales. El libro aquí reseñado no queda fuera de esa corriente de pensamiento, lo cual se refleja a lo largo del texto.

La función social de la historia es un trabajo que se divide en dos partes. La primera de ellas se enfoca propiamente en señalarla función que a lo largo de la historia de la humanidad se le ha dado al arte de Clío; la segunda sección se enfoca en una reflexión sobre las bases que sentaron las características de la disciplina histórica y contribuyeron a darle el rostro que hoy en día tiene, además de estudiar el papel del historiador en este proceso. Ambos segmentos se constituyen de ensayos de diferente extensión, en los que Florescano plantea temáticas específicas, aunque hay temas transversales que se presentan a lo largo de toda la obra.

Al adentrarse en el libro, se percibe una importante carga de erudición por parte de Enrique Florescano, quien hace gala de ella en cada una de sus afirmaciones. Apuntala su estudio con una cantidad copiosa de citas, las cuales en ocasiones pueden resultar excesivas, al igual de las notas al pie de página que las acompañan: es ésta una obra escrita básicamente para historiadores o lectores con un interés profundo en temas de historia. Ello resulta incluso contradictorio si consideramos la crítica que realiza el propio autor a la manera como los historiadores academicistas redactan sus trabajos.

Al revisar el aparato crítico del libro nos percatamos de que hay algunos pensadores cuyas ideas están presentes de manera recurrente en el análisis de Florescano, entre los cuales podemos mencionar a Arnaldo Momigliano, AgnesHeller, ReinhartKoselleck, Paul Ricœur, Marc Bloch, David Brading, MirceaEliade, Carlo Ginzburg, Eric Hobsbawm y Walter Ong, por señalar a los más importantes para la propia obra. De esto se desprende que este texto no se pueda leer a la ligera, sino que se trata de una lectura que debe degustarse con calma y atención por la complejidad de las reflexiones contenidas. Una redacción clara, fluida, e incluso en ciertos pasajes brillante, facilitan la revisión de los conceptos o ideas desarrolladas por Florescano.

De las dos secciones que componen el libro,el autortrata con mayor extensión la segunda parte, dedicada a los “pilares de la construcción historiográfica”. Esta sección funciona como una historia de la historia, pues Florescano expone distintos momentos de los principales paradigmas de la historiografía y cómo éstos han cambiado en el tiempo; concluye con un análisis del estado en que se encuentra la disciplina histórica en la actualidad. De esta manera, podemos advertir la forma como la historia dejó de ser el sustento de los regímenes políticos, para convertirse en un análisis de los procesos humanos. Este cambio implicó–dice el autor– para la propia disciplina una ampliación de sus fronteras de conocimiento, pues los sucesos políticos ya no eran suficientes para explicar los procesos de las sociedades, así que se volvió la mirada a los estudios de economía, las mentalidades, la ciencia, la familia, la sexualidad, la cultura de los más pobres. En otros términos, implicó una democratización de la historia.

Al tiempo que la ciencia histórica expandió sus fronteras temáticas también lo hizo con el diálogo interdisciplinario. La sociología, etnografía, antropología, filosofía, economía, filología, entre otras, contribuyeron con la nueva historiografía no sólo con datos, sino sobre todo con metodología, perspectivas y paradigmas. De esta manera, la historia dejó de limitarse a la información proporcionada por las fuentes escritas, revalorando la oralidad de las culturas del mundo. En este proceso, también reconoció la importancia del estudio sistemático de los mitos y la ritualidad para comprender a los grupos que los producen.

La crisis epistemológica afrontada por la historia en las últimas décadas, en torno a los caminos cruzados entre la historiografía y otros géneros literarios, encuentra espacio en el estudio de Florescano, quien le dedica un capítulo denominado “Historia y ficción”.

La función social de la historia es un libro que permite reflexionar a los historiadores sobre los grandes problemas de su disciplina, sin embargo, no desarrolla de manera extensa la temática anunciada en el título del mismo: cuantitativamente ocupa un espacio menor en la obra. Al revisar el libro, uno podría tener la perspectiva

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