Epistemologia
carolmy5 de Septiembre de 2013
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itágoras, una de las figuras más importantes y enigmáticas en la historia del pensamiento de Occidente, no escribió nada, pero conservamos tantos testimonios de su obra, que resulta difícil formarse una imagen clara de su vida. Se sabe, con todo, que su contribución científica ha sido muy valiosa, pues -entre otras razones- representa la primera reacción dirigida en contra del pensamiento materialista presocrático. Frente al intento de los milesios por encontrar una sustancia fundamental para explicar el origen del cosmos, Pitágoras propuso un principio netamente ideal que favorecería el surgimiento del eleatismo, el platonismo y otras ideologías que estarían basadas en creencias religiosas, a la vez que sentaría las bases del aspecto abstractivo de la ciencia griega.
Pitágoras fundó una escuela que tuvo un fuerte impacto político e intelectual en Grecia. Esta escuela funcionaba más como una comunidad organizada de hombres que se empeñaban en mantener un modo de vida coherente con su doctrina. Así, el motivo para hacer filosofía no era para ellos, solamente, procurar un progreso técnico movido por una cierta curiosidad cosmológica, sino la búsqueda de un modo de vida mediante el cual pudieran establecer una relación correcta con el universo. Precisamente, una de las pocas cosas que se puede afirmar de los pitagóricos, en virtud de la univocidad de opiniones en este sentido, es que las motivaciones religiosas y morales enmarcaban sus investigaciones filosóficas al punto de generar una concepción particular acerca de la vida recta.
Los siguientes fragmentos nos dan una idea del carácter universal del pensamiento de Pitágoras:
Sin embargo, lo siguiente es universalmente conocido: en primer término, él sostiene que el alma es inmortal; después, que cambia, en otras clases de seres vivientes; también que los acontecimientos se repiten en determinados ciclos, y que nada es nunca absolutamente nuevo y, en fin, que los cuerpos vivientes deben ser considerados como semejantes. Pitágoras parece que fue el primero en introducir estas creencias en Grecia (Porfirio, Vita Pithagorae, 19)[1].
En verdad Pitágoras convirtió a la filosofía geométrica en una forma de educación liberal al buscar sus primeros principios en un dominio más elevado de la realidad (Proclo, en Euclides).
La década es la verdadera esencia del número. Todos, griegos y bárbaros por igual, cuentas hasta diez y luego de llegar a él vuelven a la unidad. Y aun sostiene Pitágoras que el poder de número diez yace en la tétrada. La razón es ésta: si se comienza por la unidad y se le añaden los números sucesivos hasta cuatro se completa el número diez: si se excede la tétrada, también se excede la década. Si se toma la unidad, se le añaden dos, luego tres y cuatro, se llega al número diez. De modo que el número formado por la unidad reside en la década, pero potencialmente en el cuatro. Y así los pitagóricos solían invocar la tetractis como el juramento más exigente: “Mas aun, por aquel que dio a nuestra alma la tetractis, origen y raíz de la eterna naturaleza” (Aecio, I, 3, 8).
(El cuadrado de la hipotenusa de un triángulo recto es igual a la suma de los cuadrados de los catetos)… Si escuchamos a los que gusta relatar la vieja historia, podemos quizás hallar a algunos de ellos que se refieran a este teorema de Pitágoras y afirmar que él sacrificó un buey en honor de su descubrimiento (Proclo en Euclides).
La idea básica del pitagorismo respecto de la ciencia, tiene como fundamento el estudio de los números, en cuya ley se encuentra la explicación de todas las cosas: desde los astros en los que las distancias, magnitudes y movimientos son regulados
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