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¿Es Nelson Mandela un gran líder?

Gabriiela BurguerTesis2 de Octubre de 2016

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Un líder inigualable

        ¿Es Nelson Mandela un gran líder? El siguiente ensayo está basado en la Novela de John Carlin ‘‘La Sonrisa de Mandela’’ en la cual John Carlin, traza un emocionante retrato de Mandela en el que demuestra que se puede ser un gran político sin dejar de ser una gran persona y a mi parecer Mandela es un líder indiscutible.

        Nelson Rolihlahla Mandela fue un activista, abogado y político sudafricano el cual luchó en contra del apartheid (política de segregación racial la cual su legislación fijaba los lugares de asentamiento de cada grupo, los trabajos que podían realizar y el tipo de educación que podían recibir incluso prohibía casi cualquier tipo de contacto social entre las diferentes razas). Su lucha y su papel de líder se vio marcados por diversas actitudes que tenía Madiba, las cuales admiraban a muchos, tanto a blanco como negros, lo que hace indiscutiblemente que Nelson era un gran líder. Mandela tenía una gran ‘‘empatía al conectar’’ Una anécdota que recuerda Carlín, es la habilidad de Mandela –le sucede lo mismo a Bill Clinton– para recordar el nombre de todas las personas que ha conocido. Sin duda, es un plus añadido a cualquier liderazgo, que hace sentir importante a la persona a la que tiene enfrente. Un líder no intimida, acoge. Y eso lo consiguió con creces. ‘’ « ¡Oh, hola, John! ¿Cómo estás? —exclamó con lo que parecía auténtica alegría—. Me alegro mucho de verte». Sin duda resultaba halagador que uno de los hombres más famosos del mundo me llamara por mi nombre de pila con una naturalidad y un entusiasmo tan aparente’’ (Pág. 20). Claramente Mandela muestra su empatía al conectar con la gente y en especial con los periodistas los cuales tienen un gran respeto hacia él.

        Un líder debe siempre aprender de sus errores y la vida de Mandela estuvo plagada de fracasos y de errores, sobre todo a nivel personal, pero hizo que no se volvieran en su contra. Supo enfrentar con transparencia y con unos inalterables principios. Aprendió de los fallos, de hecho su primer discurso como hombre libre fue, como recuerda John Carlín, un auténtico fiasco, y lo mismo que los acontecimientos posteriores a su salida de prisión. Aprendió e hizo aflorar su integridad, coraje, además del encanto, el poder de persuasión y su cautivadora sonrisa. Un líder debe saber sonreír.
‘’ Su primer discurso como hombre libre resultó un fiasco, lo mismo que los acontecimientos posteriores a las primeras imágenes de su salida de la cárcel. ’’ (Pág. 57)

        Y algo que claramente se destaca en Mandela es su habilidad para negociar. El deseo de alcanzar un acuerdo grato para todas las partes es algo que distingue a un líder. El éxito de cualquier operación hoy día, ya sea una transacción, un acuerdo político o cualquier asunto doméstico, pasa por saber crear alianzas y crear compromisos. Lo importante es que todos cedan para que todos salgan ganando. Y se resistía a tener todo el protagonismo, que se le concedía a nivel mundial. Llegó a escribir: ‘’ Permítanme que admita, aunque solo sea para enfatizar mi lado humano y que tengo tantos fallos como el que más, que esos elogios me halagan —escribió Mandela—. Se agradece sinceramente el cumplido, siempre que no presente al presidente como un superhombre ’’(Pág. 475) y  Mandela valoraba el trabajo en equipo y sobre todo tenía siempre muy presente a sus clientes, que

no eran otros que los millones de seguidores que hoy le lloran.

        Capacidad para perdonar. Cuando salió elegido presidente de la nación, fue sabio al saber perdonar a los blancos, que durante años fueron sus enemigos. Se rodeó, sin resentimiento alguno y con máximo respeto, de colaboradores que habían trabajado con el anterior gobierno. Ese respeto, que se manifestaba de forma natural, tuvo como resultado una fidelidad absoluta de todos aquellos que trabajaron a su lado. ‘’ La señora Coetzee había sido una fiel servidora del Estado del apartheid; … habría resultado natural que Mandela la hubiera visto como una cómplice más del crimen contra la humanidad y al convertirse en presidente la hubiera tratado como se merecía y la hubiera puesto en la calle. Sin embargo, allí estaba él, y también ella. Ni el menor rastro de resentimiento. Mandela se mostraba todo caballerosidad con aquella mujer, que unos días más tarde le devolvió el cumplido declarando a la prensa local que nunca había recibido de ninguno de los paisanos afrikáners para los que había trabajado una muestra de respeto y amabilidad comparable a la de Mandela. ‘’ (Pág. 44)

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