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Fundamentos del Paradigma Emergente


Enviado por   •  23 de Mayo de 2013  •  5.289 Palabras (22 Páginas)  •  527 Visitas

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Fundamentos del Paradigma Emergente

Fundamento Científico del Paradigma Emergente.

Los paradigmas, en un sentido más concreto, vienen de las distintas formas en que se despliega la episteme; por ésta ha de entenderse un modo de vida producido por un sistema de relaciones económicas, sociales y humanas, que abarcan un período precisable en el tiempo. De esta manera, y tal como nos lo dice Miguel Martínez M., las respuestas que el hombre persigue están condicionadas por la episteme, que viene a ser entonces el cauce por el cual circula todo proceso y acto de conocimiento, y aunque su régimen es duro y rígido, es flexible en la multiplicidad de formas en que se manifiestan los procesos y productos cognoscitivos. Este paradigma consiste en la visión del universo, el cuerpo y la vida social como si fuese una maquina y un sistema mecánico que estuviese forzado por la lucha competitiva de la existencia.

Principio del Paradigma Emergente.

Son 3 principios que contiene el paradigma emergente:

Principio de Autoorganizacion: Este principio es clave para conocer el paso del modelo mecánico de la física estática. El modelo dinámico de la física cuántica que explica los procesos de los sistemas naturales y sociales de los flujos permanentes de Autoorganizacion.

Principio Interdependencia: Este es el del concepto clave para comprender los procesos de realización humana. La interdependencia es el poder espiritual que otorga sentido a todo el universo y a todos los elementos que conforman ese universo.

Principio de Sostenibilidad: Los principios de Autoorganizacion e interdependencia se complementan con el principio de sostenibilidad y viceversa. La sostenibilidad que tiene cada organismo, cada especie y cada sistema para conservar su estabilidad que resulta muy vulnerable y delicado.

Principios del paradigma emergente

El enfoque newtoniano-laplaciano y la utilización de ecuaciones matemáticas para calcular casi cualquier cosa en física, química o biología, han sufrido muchos reveses al querer predecir el comportamiento humano. El concepto matemático de sistemas dinámicos se relaciona con la recurrencia (reversibilidad) de los fenómenos, idea que presupone que todo fenómeno tiende a volver al estado inicial. Pero, considerando lo antes dicho en cuanto a la dificultad para predecir el comportamiento humano, o a la dificultad para predecir el clima y otros fenómenos similares, más allá de ciertos períodos de tiempo determinados, ¿a qué podemos atribuir esta dificultad (digamos, más bien, indeterminación)?

Si consideramos que todo lo que integra el universo forma parte de un sistema en no-equilibrio, con un funcionamiento caracterizado por la no recurrencia (irreversibilidad), de que el orden y el desorden, el determinismo y el azar pueden ser diferentes estados del mismo fenómeno (Prigogine, 1997), de que si variamos las condiciones iniciales de un fenómeno, puede darse lugar a tantos cursos de acción o resultados, más amplios o mayores, aún cuando las variaciones iniciales hayan sido pequeñas (efecto mariposa), podemos suponer que lo único cierto en el universo conocido es la indeterminación o incertidumbre y que ello, en términos de Briggs y Peat (1999), es una cosa muy estimulante, porque nos permite la posibilidad de innovar, de crear o de reformular las ideas preconcebidas o estereotipadas.

Indeterminación (Incertidumbre)

Las leyes de Newton y de otras teorías físicas trajeron como resultado la idea del determinismo científico, expresado inicialmente por Laplace. Fue en 1927 cuando Werner Heisenberg, físico de origen alemán y dedicado al estudio de la física teórica, se dio cuenta de que las reglas de la probabilidad que gobiernan las partículas subatómicas nacen de la paradoja de que dos propiedades relacionadas de una partícula no pueden ser medidas exactamente al mismo tiempo y que cualquier intento de medir ambos resultados, conlleva a imprecisiones.

Esta afirmación de Heisenberg se tradujo en lo que fue denominado Principio de Incertidumbre, mejor llamado Principio de Indeterminación, el cual vino a decir al mundo que el resultado de una observación está vinculado a la presencia del observador.

El Principio de Indeterminación afectó profundamente al pensamiento de los físicos y de los filósofos y ejerció una influencia directa sobre los aspectos filosóficos asociados al concepto de causalidad, pero sus implicaciones para la ciencia no son las que se suponen generalmente. Pareciera que lo derivado del principio de indeterminación tiende a anular toda certeza acerca de la naturaleza, al suponer que el conocimiento científico está a merced de los caprichos imprevisibles de un universo donde el efecto no sigue necesariamente a la causa. Nada más lejos de la “verdad”: Si, por ejemplo, no se puede predecir con certeza el comportamiento de las moléculas individuales en un gas, también es cierto que las moléculas suelen acatar ciertas leyes, y su conducta es previsible sobre una base estadística, tal como las compañías aseguradoras calculan con índices de mortalidad fiables, aunque sea imposible predecir cuándo morirá un individuo determinado.

Por su parte, una perspectiva que plantea el fin de la certidumbre (en términos de Prigogine), nos permite apreciar y entender al mundo y a los seres vivos en permanente interacción y no como elementos separados; ha permitido entender procesos tales como la absorción atómica de los núcleos; ha permitido entender que el universo es complejo pero no irracional, al favorecer la integración, mediante la mecánica cuántica, de conceptos aparentemente contradictorios como determinismo y azar, desorden y orden.

A manera de corolario, afirmamos que:

• Podemos convivir en y con un universo lleno de probabilidades.

• Es posible el desorden y el orden, el azar y el determinismo: Esto es el caos.

• Lo único cierto es la indeterminación.

• Complejidad más anticipación igual a incertidumbre más acción (Wagensberg, 2003).

• La vida sólo es posible en un universo alejado del equilibrio (Prigogine, 1997).

• Necesitamos la incertidumbre para establecer relaciones afectivas, para aumentar nuestros conocimientos, para fortalecer nuestra conciencia, y para desarrollar nuestra autoestima. La incertidumbre ante el futuro, ha sido y será el motor que mueve a la humanidad hacia delante. La seguridad absoluta en todos los órdenes

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