Gerardo y el APU
Glorioso39Tarea8 de Agosto de 2017
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Gerardo y el APU
En un pueblo de la sierra, Gerardo que, trabajaba en una fábrica. Tenía un jefe llamado José, era su amigo. Un día Gerardo vio que lo que tenía ahorrado era suficiente y decidió renunciar:
-José –dijo Gerardo– por favor, permíteme la renuncia.
-¿Por qué quieres renunciar? –Preguntó José asombrado– ¿Es qué alguien te está molestando?
No –contestó Gerardo– por el contrario, me llevó bien con todos, solo que, ya tengo suficiente dinero para vivir tranquilo y hacer lo que me gusta; labrar la tierra y criar mis animales.
José al entender el motivo que tenía Gerardo accedió a la renuncia. Gerardo ya desempleado y con sus ahorros compró un terreno en el campo; en donde construyó su casa y un granero junto a ella. El granero estaba distribuido para albergar: paja, tablas de madera, artículos de limpieza, alimento para sus animales.
Gerardo compró animales para su granja. Los animales eran: patos, gallinas, caballos, vacas, toros, pollos, gansos, chanchos, gallos y ovejas.Se llevaba bien con sus animales. Hablaban con él. Si se sentían mal le avisaban para que los curara. Salía a pasear con sus caballos, llevaba a sus ovejas, toros, vacas a pastar, les daba maíz a los pollos, gallinas, gallos, patos y gansos, y le daba su comida a los chanchos.
Gerardo salió con sus animales a pasear por el campo, en horas de la mañana. Los animales jugaban, le contaban como eran sus vidas antes de conocerle. Por ejemplo los emplumados le decían que habían sido maltratados por su dueño anterior, y los demás le comentaban que no tenían un hogar donde vivir por lo que eran vulnerables a ser atacados por depredadores, hasta que alguien los encontró y se los llevó para criarlos; ese momento fue bonito, por un tiempo limitado. Como cada día, los animales antes de irse comieron unas yerbas que no conocían y se fueron tan pronto que su dueño los llamó.
Al día siguiente por la tarde, extrañamente los animales fueron enfermándose uno a uno. Gerardo al ver esto se entristeció; trataba de curarlos, pero era inútil:
¡Noo!–dijo Gerardo– ¿Por qué a ustedes?
Sus animales lloraron junto él. Gerardo en su desesperación invocó al APU (Dios) de la naturaleza para que le ayudara.
Una luz blanca y fuerte descendió del cielo y se oía una voz fuerte que decía.
¿Qué es lo que quieres?; que me ayudes con mis animales –respondió Gerardo–para poder curarlos APU.
Está bien, que fue lo que les diste de comer – preguntó el APU.
Nada –dijo Gerardo– no les di nada malo, porque yo los amo.
Entonces – dijo el APU que comieron ellos sin que te dieras cuenta
no lo sé –dijo Gerardo– tal vez cuando fuimos al campo.
Ve al granero y pregúntales que comieron. El se fue al granero y les preguntó ¿Qué comieron?; los animales respondieron: unas yerbas extrañas que vimos en el campo.
Gerardo volvió con el APU y le dijo que comieron unas yerbas extrañas. Entonces el APU rápidamente fue al campo y trajo tales yerbas. Y al regresar le comentó: estas son venenosas deben tener cuidado con lo que comen, que les sirva de lección esta consecuencia para el futuro.
Dicho esto, el APU le manifestó lo siguiente: Existe una planta medicinal al pie del Huascarán, ve hasta ahí y trae esa planta para poder salvar a tus animales del envenenamiento. Está bien –dijo Gerardo–por mis animales cualquier cosa haría porque los amo. Gerardo inició una larga caminata hacia el Huascarán, en su camino escuchó un ruido, era una alpaca que escapaba de un cazador. Gerardo al ver esto le dijo que se escondiera en una cueva que estaba cerca. El cazador al no encontrar a la alpaca le preguntó a Gerardo si sabía dónde estaba, pero él dijo que no sabía dónde estaba; así que el cazador se fue buscando a la alpaca. Gerardo al ver que el cazador se fue, llamó a la alpaca. Ella agradeció su ayuda, y le preguntó si podía ir con él, Gerardo accedió.
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