Golpe De Gracia Al Liberalismo

GOLPE DE GRACIA AL LIBERALISMO PEDAGÓGICO. Puiggros

Aunque en el tránsito de 1916 a 1930 existieron importantes picos descendentes, la situación escolar básica de los sectores populares había mejorado durante las administraciones radicales, si bien el analfabetismo, según el padrón electoral, había bajado de 35,65% en 1916 a 21,98% en 1930 ningún sector reconocía aquellos progresos. La opinión de los diarios y publicaciones de la época era tan desfavorable como la de los maestros, quienes, no ofrecieron resistencia al gobierno surgido del golpe de 6 de setiembre de 1930 que derrocó a Hipólito Yrigoyen e inaguró una metodología ilegítima y violenta de acceso al poder.

Durante el año y medio de gobierno de José Evaristo Uriburu se sucedieron como Ministros de Educación Ernesto Padilla y Guillermo Rothe. Juan B. Terán, un espiritualista antilaicista y conservador, fue presidente del Consejo Nacional de Educación. Terán provenía del normalismo y respondió de inmediato a las demandas insatisfechas de los docentes, quienes apoyaron decididamente su gestión. Las provincias y territorios nacionales fueron dotados de consejos escolares, largamente solicitados, pero Terán trató de darles un carácter más burocrático, impidiendo la participación de los vecinos.

El discurso de Terán daba el tono del clima cultural de la época. Él era un decidido germanófilo que repudiaba el reformismo universitario y luchaba contra el divorcio, desde ese esencialismo trató de congelar la identidad del maestro sobre la figura de apóstol, cuya misión era “curar el hedonismo de la sociedad”.

Consideró la enseñanza práctica una tiranía para el niño y propuso centrar su educación en la moral. Había que espiritualizar la escuela, combatir el comunismo entre los estudiantes e impulsar la gestión educativa privada. Su lema “espiritualizar la escuela” fue asumido como propio por muchos docentes y padres.

Pero esto no era lo único que ocurría. En las publicaciones educativas de la Capital y del interior del país seguían estando presentes artículos sobre posturas innovadoras y activas admiradas por otro sector del colectivo docente. Al IV Congreso de Sociedades Populares de Educación, convocado por la Liga Nacional de Educación, concurrieron librepensadores, anarquistas, socialistas, partidarios de la escuela activa, vecinos, trabajadores y sindicalistas docentes. Se acordó promover la lucha contra el analfabetismo, el cooperativismo escolar, las escuelas populares de puertas abiertas, la educación de los adultos en los buques que traían inmigrantes y la capacitación laboral. Los mecanismos de participación pública fueron un tema de gran preocupación. Juan Terán asistió en carácter de presidente del Consejo Nacional de Educación; en la sesión inaugural del Congreso declaró que el total de asociaciones era de 120, cuando las actas oficiales registran la existencia de 1000 tan sólo en la provincia de Buenos Aires.

El país no cerraba por ningún lado si la propiedad de la oligarquía seguía intacta. No se podía crecer sin industrialización y ésta no era posible si manteníamos un acuerdo internacional que nos obligaba a exportar productos agrícolas y desarrollar solamente una limitada industria liviana. El pacto Roca-Ruciman selló nuestra subordinación a Inglaterra pero no pudo eliminar todas las aspiraciones argentinas al progreso. Aunque el ritmo de crecimiento de la industria y los puestos del Estado no alcanzaban para que todos los argentinos en condiciones de trabajar tuvieran empleo, la gente trataba de capacitarse más que en décadas anteriores. Se produjo un creciente desarrollo de modalidades de capacitación

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