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Grupo Indigenas

dismar11 de Junio de 2012

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Educación Universitaria

Universidad Bolivariana de Venezuela.

Aldea Universitaria Escuela Técnica Industrial Robinsoniana. “Simón Bolívar”

Ureña – Estado- Táchira.

Autores:

Adriana Calvo C.I- V 24.934.452

Disney López C.I- V 18.354.245

María Morales C.I- V 20.977.650

Miguel Vanegas C.I- V 4.210.337

Pedro Aguilar C.I- V 3.063.039

Yolimar Pérez C.I- V 12.760.130

Doctor: Amilcar Flores Neira

VII Semestre Estudios Jurídicos

Ureña, 20 Mayo del 2.011.

Portada

Índice

Introducción

Reseña histórica

Periodos arqueológicos de Venezuela

Poblamiento del territorio

Evolución cultural

Ares culturales indígenas

Distribución de los primeros indígenas

Familia lingüística indígena

Protección de los indígenas

Participacion de los indigenas

Una etnia es un grupo humano diferenciado que habita en espacio geográfico, posee características culturales propias y una historia común. Se consideran grupos étnicos, por ejemplo, a los pueblos indígenas, a las comunidades afro-venezolanas, a las comunidades de inmigrantes e inclusive a los llaneros venezolanos. El presente enfoque de etnias está centrado, específicamente, en los pueblos indígenas, por dos razones: la primera es que entre las culturas y sociedades que forman parte del rico mosaico multiétnico y pluricultural venezolano, son los indígenas los más diferenciados cultural y socialmente. La segunda, porque por primera vez en la historia sus derechos fueron garantizados en la Constitución Nacional de 1999.

Se intenta recoger la información más importante sobre los pueblos indígenas de Venezuela, comenzando con algunos antecedentes históricos, los conceptos fundamentales, una revisión de marco jurídico nacional que protege a los pueblos indígenas, haciendo énfasis en la Constitución Nacional de 1999, una reseña etnográfica de cada pueblo y algunos lineamientos de una necesaria agenda estratégica para los Pueblos Indígenas.

En cuanto a los aborígenes que ocuparon el territorio que hoy corresponde a Venezuela, debemos resaltar que estos se encontraban en estadios diferentes de desarrollo socio-cultural, por lo que tenían distintas maneras de apreciar la naturaleza, y por ende, diversos modos de organizarse, de alimentarse y de vivir. En términos generales, los indígenas en el momento del descubrimiento, pertenecían a tres grupos lingüísticos, relacionados con diferentes etnias y familias. Los timotocuicas, asentados en Los Andes venezolanos; los caribes, extendidos sobre toda la costa, valles interiores y aun en los Llanos y la Guayana, y por último los arawacos, que como los caribes estaban diseminados por todo el territorio.

Los timotocuicas cultivaban tubérculos como la papa y el maíz. Asimismo, construyeron diques para retener el agua de los ríos y de las lluvias, que luego conducían por medio de acequias a los campos de cultivo construidos en las pendientes en forma de terrazas. Conocieron la domesticación de aves, elaboraban chimó, hacían esteras de fibras vegetales y hasta edificaciones de piedra. Seguramente dominaron el hilado y además de los conucos-pequeño espacio para la producción agraria a escala familiar-en algún momento experimentaron formas de cooperación entre familias próximas, cuando las tareas exigían mayores esfuerzos. Por su parte, los caribes quienes se asentaron en diferentes espacios de todo el territorio venezolano (en las cercanías del Lago de Maracaibo y en las estribaciones de la cordillera andina en la región Unare-Paria, en los llanos orientales y en los valles de la región central), se encontraban concentrados en poblados, en los que aparte de las viviendas, había templos, almacenes y otras edificaciones. Entre los elementos materiales de la cultura caribe estaban el tejido de algodón y la cerámica. La familia arawac ocupaba la parte occidental de Venezuela, y entre sus familias más importantes se encontraban los caquetíos, achaguas, beyotes, jiraharas y ayamanes. Estos grupos se asentaron especialmente en los territorios que hoy pertenecen a los estados Falcón, Lara, Yaracuy, Barinas y Apure. Conocieron la agricultura con riego, sin dejar de practicar la caza, la pesca y la recolección. Algunas familias permanecieron nómadas, aunque otras se hicieron sedentarias.

En conjunto, los cálculos de diferentes autores establecen que en el siglo XVI, unos 400 mil pobladores indígenas ocupaban el territorio de lo que denominamos Venezuela. Es importante señalar que este número se fue reduciendo a medida que se fue desarrollando el proceso de conquista y dominación de la Tierra Firme, el cual se caracterizó entre otras cosas por el sometimiento a la esclavitud de los diferentes grupos aborígenes; lo que en definitiva derivó en su casi total exterminio y que por otra parte sigue siendo uno de los aspectos más oscuros de un hecho tan trascendental como el Descubrimiento de América.

Actualmente los pueblos indígenas que viven en nuestro territorio han adoptado muchas de las costumbres de la vida moderna, al igual que ocurrió en los tiempos de la Colonia cuando, Por ejemplo, fueron convencidos de creer en un solo dios.

Los indígenas que habitan en lugares de difícil acceso, como las selvas, mantienen vivas sus costumbres ancestrales. Mientras que la situación de otros es diferente: se les utiliza con fines particulares en la explotación de la tierra, minería e incluso son llevados a las grandes ciudades para trabajar en la economía informal.

Al igual que en el pasado, estas comunidades se ven afectadas también por el impacto ambiental que generan las diferentes actividades económicas que se realizan en los espacios donde habitan.

En vista de esta situación, se han organizado en grupos de presión siguiendo el ejemplo de otros países, como Bolivia y México, donde gracias a sus protestas y peticiones se les han reconocido sus derechos, entre los que se incluyen el respeto a sus territorios, lenguas y costumbres.

En la actualidad, nuestras comunidades indígenas participan de manera activa, a través de sus representantes en la Asamblea Nacional, en las decisiones económicas, políticas, sociales y culturales, conjuntamente con el resto de la población venezolana.

Desde el arribo europeo al continente americano, los habitantes originarios de estas tierras han sido víctimas de genocidio y etnocidio. Las epidemias venidas de Europa fueron el mejor aliado de los conquistadores en sus esfuerzos por reducir toda resistencia a la colonización. Durante los primeros 150 años de la conquista, la población indígena continental se redujo en un 95% siendo aniquilados por la violencia o por los virus más de 60 millones de indígenas. (Galeano, 1976) Lo que puede considerarse una de las más gigantescas masacres de la historia universal.

Un debate común después de la llegada del Almirante Cristóbal Colón al “nuevo” mundo era si los indios americanos debían considerarse seres humanos, y no fue sino hasta el año 1537 cuando una Bula Papal confirma que los indios eran “verdaderos hombres” dotados de alma y razón. Sin embargo, hasta hace poco años, en Venezuela se utilizaba el calificativo de “racionales” para distinguir a los criollos o mestizos de los indígenas.

Expulsión de sus territorios ancestrales, racismo, discriminación social, desprecio a sus creencias, inoculación de la vergüenza étnica, desarraigo, marginación política y exclusión configuran el pasado y persisten en el presente de gran parte de los pueblos indígenas americanos. La guerra de independencia acabó con la dominación colonial de las nacientes repúblicas americanas, pero no acabó con el sistema colonialista hacia los pueblos indígenas. Un ejemplo de ello es que cuatro siglos después del mal, llamado descubrimiento, la Constitución venezolana de 1901, en su artículo 34 deja claro que: “no se computarán en la base de población los indígenas que viven en estado salvaje”. Este precepto se repitió en las constituciones de 1904 y 1909 (Hernández, 2001: 6) y en esta última aparece por primera vez la potestad del gobierno para contratar Misioneros “que se establecerán precisamente en los puntos de la República donde hay indígenas que civilizar” (Art. 80, numeral 18). Seis años más tarde, en 1915, se aprueba la Ley de Misiones por medio de la cual el Estado venezolano delega la administración y control de territorios ocupados por pueblos indígenas a los misioneros católicos. Posteriormente, los misioneros evangélicos se ampararán en esta ley para instalarse en otras regiones pobladas por indígenas.

En pleno siglo XX los países americanos perciben a la población indígena como un problema a resolver, y con frecuencia se habla de “el problema de nuestra población indígeqna” en vez de hablar de los problemas de la población indígena. Por los años cuarenta nace en México el llamado indigenismo y se propaga rápidamente a la mayoría de los países americanos como una ideología integracionista de donde surgen las políticas oficiales hacia la población indígena. En sus orígenes, el indigenismo percibe a los indígenas como seres desincorporados

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