Guerra Fría

El fin de la Guerra Fría y los conflictos contemporáneos

Para comprender la naturaleza de los conflictos contemporáneos, es necesario tener en cuenta las diferencias culturales y las rivalidades históricas de las últimas tres décadas del siglo XX, determinadas por el fin de la Guerra Fría, la desaparición de la Unión Soviética y el protagonismo de Estados Unidos en la configuración de un nuevo orden internacional.

Aún con los desafíos puestos por la descolonización y las movilizaciones de 1960, ninguna de las dos grandes potencias (Rusia y Estados Unidos) se vio perturbada por los cambios generados por dichos problemas, pues cada una logro sortear las dificultades y adaptarse a nuevos escenarios, manipulando cada elemento a su favor. La Guerra Fría no tuvo siempre el mismo matiz, sino que poco a poco las consecuencias de la misma irían debilitando a la sociedad, llegando hasta un punto en el que todos dependían de las decisiones de ambos gobiernos.

Lamentablemente, cuando ambas potencias pretendían llegar a un acuerdo, surgía algún problema que rompía cualquier intento de paz, pensándose que la única alternativa para detener esta guerra era con una Tercera Guerra Mundial.

Con gran asombro, en 1991 la gente presenciaba el fin de la Guerra Fría gracias a un acontecimiento inesperado (La caída total del Bloque Soviético) debido a unos cambios dentro de la política Rusa, todo el bloque se desencajo, haciendo que todos los países que estaban bajo la tutela soviética empezaran a revelarse en búsqueda de antonimia y libertad.

Hacía finales de la década de 1970, la Unión Soviética entra en una profunda crisis y aunque disponía de grandes reservas energéticas, un enorme potencial agrícola, no supieron aprovechar estas ventajas para mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. Golpeados por el fuerte impacto en su economía, invirtieron gran parte del dinero en la zona militar con fin de igualarse a Estados Unidos; sufriendo ademas de un atraso tecnológico que les impedía modernizarse, incrementando el descontento social.

El pueblo, ya sufría las paupérrimas condiciones de vida y de las restricciones que el régimen imponía a la libertad y los derechos individuales (educación, privacidad, información, etc), que alimentaban la idea de la ineficacia del aparato público, estableciendo un distanciamiento entre el pueblo y las autoridades. La guerra en la que luchaba Rusia no solo era contra los Estados Unidos, sino que también lidiaban con las sublevaciones del pueblo que ya había aguantado demasiada miseria.

Polonia, Hungría y Checoslovaquia fueron las naciones más activas en esta lucha por mayores cuotas de libertad, y también por la defensa del derecho a seguir otras vías en la construcción del socialismo.

En 1955 sucedió un episodio

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