Guerra fría y desconolización

GUERRA FRÍA Y DESCONOLIZACIÓN

1. LA PAZ EFÍMERA: DE POTSDAM A LA GUERRA FRÍA

1.1 LA ONU. PAZ Y DERECHO A VETO

La constitución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945 fue fruto del acuerdo de las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial. Sus propósitos principales fueron el mantenimiento de la paz y la cooperación internacional en la solución de problemas. En 1948, la ONU aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos. En ella se proclamaba la igualdad de todos los seres humanos sin distinción de origen, sexo, religión, etc.

El órgano encargado de mantener la paz en la ONU, el Consejo de Seguridad, se compuso por cinco miembros permanentes con derecho a veto: Estados Unidos, Francia, China, Reino Unido y la Unión Soviética. El derecho a veto permitía paralizar la toma de cualquier decisión. Este funcionamiento provocó que la ONU se mostrara impotente para detener muchos de los conflictos que surgieron durante la Guerra Fría, ya que las superpotencias podían vetar aquellas decisiones del Consejo de Seguridad que no las favorecían.

1.2 LA GUERRA FRÍA: UN CONFLICTO ATÍPICO

La Segunda Guerra Mundial no se cerró con un tratado de paz. Únicamente hubo acuerdos entre las potencias vencedoras en las reuniones de Yalta y Potsdam. Como resultado, a partir de 1945 el mundo quedó dividido en dos áreas de influencia encabezadas por dos superpotencias rivales: Estados Unidos y la Unión Soviética.

En torno a las dos superpotencias se formaron bloques de Estados que se diferenciaron en sus regímenes políticos y orden socioeconómico. Así, en el área de influencia de la Unión Soviética se constituyeron dictaduras de partido único y economías planificadas y centralizadas. Fueron los países del denominado «socialismo real». Por su parte, en la zona bajo influencia de Estados Unidos, el autodenominado «mundo libre», se alternaron democracias pluripartidistas y dictaduras, con economías mixtas y de libre mercado.

Ambas esferas se organizaron en alianzas militares. En 1949, Estados Unidos reforzó su hegemonía militar estableciendo la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En 1955 en el bloque soviético se creó una organización antagónica, el Pacto de Varsovia.

Las dos superpotencias desarrollaron un sistema de amenaza y defensa basado en el poder disuasorio de las armas nucleares. Este pulso se conoció con el nombre de «equilibrio del terror», pues las dos partes sabían que, si la guerra nuclear estallaba, el resultado sería la aniquilación de la humanidad. Además, las superpotencias y sus aliados se embarcaron en una carrera espacial por el control del cosmos y de armamentos, equipándose masivamente con armas convencionales mejoradas: aviones de combate, tanques, submarinos, etc.

1.3 EL ORIGEN DE LA GUERRA FRÍA (1944-1947)

A lo largo de 1944, las relaciones entre la Unión Soviética y los aliados occidentales, Estados Unidos y Gran Bretaña, comenzaron a deteriorarse por desconfianza mutua. Desde la perspectiva estadounidense y británica, el anticomunismo se había ignorado durante la guerra ante la necesidad de vencer a los fascismos. Sin embargo, comenzó a reaparecer cuando la guerra se encaminaba a su finalización. Percibían a los soviéticos como una amenaza a la que había que contener.

Británicos y estadounidenses prepararon planes de guerra contra la Unión Soviética antes de acabar la Segunda Guerra Mundial, y en los años inmediatamente posteriores a su finalización. Además, Estados Unidos invitó a los británicos a participar en el desarrollo de su programa nuclear, pero manteniéndolo en secreto a los aliados soviéticos. Sin embargo, los servicios de espionaje de la Unión Soviética fueron conscientes de todos estos planes.

Por otra parte, frente a un mundo en ruinas, Estados Unidos era el país más rico y desarrollado, y el único con armamento nuclear. El descubrimiento de la bomba atómica y su utilización por Estados Unidos en agosto de 1945 fue un hecho decisivo que transformó la doctrina militar y las relaciones internacionales: tenían bombas atómicas y podían emplearlas.

Pero para evitar nuevos conflictos mundiales, Estados Unidos quería liderar el mundo de posguerra. Su plan era que las relaciones de libre mercado impulsaran el desarrollo y fomentaran la cooperación en la resolución de conflictos en el contexto de las Naciones Unidas.

Dentro de este proyecto de orden mundial resultaba esencial la estabilidad política y económica. Por ello, si bien se promovieron democracias pluripartidistas en los países europeos desarrollados, este no fue un requisito en países latinoamericanos, países europeos menos desarrollados y excolonias europeas. Confiaban en que el desarrollo económico acabaría extendiendo la democracia. En este ámbito, la existencia de la URSS y la aparición de nuevos Gobiernos comunistas o nacionalistas podía ser un obstáculo para el orden de posguerra que deseaba implantar Estados Unidos.

Por su parte, el objetivo de Moscú seguía siendo la seguridad del Estado soviético. Stalin anhelaba un área de influencia en sus fronteras occidentales desde donde históricamente Rusia había sufrido todas las invasiones. Por el contrario, la extensión del comunismo no era prioritaria.

Esta falta de sintonía entre las prioridades geoestratégicas de los aliados se tradujo en una ausencia de colaboración a la hora de tratar conjuntamente el futuro de los países liberados a partir de 1944. Estas reticencias acabaron desembocando en la mutua desconfianza, como quedó patente en Potsdam, donde las superpotencias pugnaron por fijar sus áreas de influencia.

En 1947, Harry S. Truman atribuyó a Estados Unidos el derecho de intervenir militarmente allí donde hubiera riesgo de avance comunista. Fue la doctrina Truman, aplicada en Turquía, para anular la pretensión soviética de obtener libre paso de navegación en los estrechos de los Dardanelos. En este contexto, la Unión Soviética percibió que su seguridad estaba amenazada.

El relevo del liderazgo mundial

En 1946, en Grecia se inició un conflicto civil entre monárquicos y comunistas. Gran Bretaña, con una economía muy afectada por la guerra, no pudo seguir ayudando a sus aliados monárquicos, lo que comunicó a Estados Unidos, quien decidió continuar con esa ayuda. Este hecho llevó a afirmar a Joseph Jones, redactor de la doctrina Truman: «Gran Bretaña, en esta hora, ha traspasado la función de líder mundial, con todas sus cargas y toda su gloria, a Estados Unidos».

...