HISTORIA DE LA ARQUITECTURA
frankobokence30 de Junio de 2015
4.897 Palabras (20 Páginas)291 Visitas
UNIDAD 1:
Los antecedentes de la arquitectura moderna en los siglos XVIII y XIX.
• NEOCLASICISMO Y ROMANTICISMO.
• EL HISTORICISMO DOMINANDO LA PRÁCTICA Y LA TEORÍA ARQUITECTÓNICA.
• EL NEOCLASICISMO EN ALMANIA.
• EL NEOGÓTICO EN INGLATERRA.
• EL ECLECTICISMO.
ECLECTICISMO HISTORICISTA:
Expresión utilizada para indicar una fase de la historia de la arquitectura del siglo XIX en la que coexisten estilos diversos (neoclasicismo, el neogótico y otras tantas revitalizaciones -revivals-) que haciendo alusión a ciertos periodos históricos de la arquitectura, evocaban estilos arquitectónicos del pasado.
También se suele incluir en ella ciertos acontecimientos históricos trascendentales para el mundo de la arquitectura como ser el nacimiento de la urbanística moderna, el nacimiento de la ingeniería -que tiene que ver con la arquitectura del hierro o de los ingenieros-, y la escuela de Chicago, que más bien, fueron hechos que se dieron en forma paralela al desarrollo del historicismo ecléctico.
La “Ecole des Beaux-Arts (Escuela de Bellas Artes) de París será la principal academia impulsadota del estudio de los antiguos estilos arquitectónicos (Gótico, Románico, Renacimiento, Clasicismo, etc.) que derivarán en los distintos “Neos” y que, cuando se combinaban en la fachada de un mismo edificio, originaban la arquitectura Ecléctica.
Cada estilo era asignado a funciones concretas y específicas. Así los estilos clásicos (griego y romano) eran aplicados a instituciones políticas, museos, bibliotecas, etc.; el Gótico se aplicaba a edificios religiosos; el Románico para expresar solidez estructural, ya sea en iglesias y edificios públicos en general.
Según el crítico Giulio Carlo Argán, “el Eclecticismo Historicista es la teorización de períodos históricos, lo que significa trasladar dichos períodos del orden de los hechos al orden de las ideas, instituirlo, para usarlo como un modelo a seguir”.
Las raíces en los siglos XVIII y XIX:
El comienzo de la arquitectura moderna data de mediados del siglo XVIII, coincidiendo con la llamada arquitectura de la ilustración o iluminismo (Boullée y Ledoux) e inducido por una serie de trascendentales acontecimientos (el positivismo, el liberalismo, la industrialización, la revolución tecnológica, etc.) que por su cantidad y su aparente inconexión, tornan complejo el estudio de la arquitectura de la época. Hasta allí la arquitectura era entendida como una línea progresiva, en donde cada época tenía un estilo claramente definido. Sin embargo, durante éste siglo van a aparecer una multiplicidad de opciones arquitectónicas que se darán simultáneamente y correrán en forma paralela.
Alguno de los hechos más significativos, que hacen al origen del Neoclasicismo y el Romanticismo son:
Hallazgos arqueológicos: en 1738 se descubren las ruinas de Herculano y en 1748 las de Pompeya, lo que origina una nueva ciencia: la arqueología. Ella le permite a los intelectuales de la época tener un conocimiento mas acabado del pasado, especialmente el clásico, por lo que se lanzan a publicar un sinnúmero de escritos, que en el ámbito arquitectónico provoca el cuestionamiento hacia los cánones clásicos de Vitruvio y hacia la arquitectura clásica del renacimiento, y despierta el interés por épocas pasadas, en especial la clásica y la medieval.
Reproducción de ruinas: en 1750 Walpole comienza a construir “Strawberry Hill”, primer edificio importante del historicismo gótico, dando rienda suelta al romanticismo, el cual prendió con más fuerza en Inglaterra.
Grandes cambios sociales: la aristocracia se encontraba en declive y la burguesía en ascenso. Estos últimos buscaban una arquitectura que los represente, que difiera de la arquitectura aristocrática (Rococó) encontrando en la arquitectura neoclásica, las formas que mejor representaban a sus ideales.
NEOCLASICISMO:
Floreció en la Europa a mediados del siglo XVIII, teniendo como epicentro a Francia y más tarde a Norteamérica. Algunos autores lo ubican entre los años 1750 a 1830. El neoclasicismo surge como una reacción a la desenfrenada libertad del rococó, que en esa época empezó a ser visto como el incorrecto y corrupto arte representativo de la aristocracia.
Se origina básicamente a partir de los descubrimientos arqueológicos de Pompeya y Herculano, que reflotaron los valores de la antigüedad clásica (antes de que se realizaran los descubrimientos arqueológicos, el único referente conocido de la arquitectura romana era el proporcionado por las pinturas de Giovanni Battista Piranesi). Es así que se realizan viajes arqueológicos (para el estudio mas detallado de las ruinas) y se publican una gran cantidad de teorizaciones (escritos y libros que enfatizan la noble sencillez y el gran sosiego del estilo grecorromano) entre los que se destacan los del historiador alemán Johann Winckelmann (Historia del arte de la antigüedad – 1764) quién tuvo una gran influencia sobre el círculo de artistas de la época, creando un clima de entusiasmo hacia lo clásico en toda Europa. Winckelmann sostenía que la contemplación de estas obras por parte de la gente, mejoraría la conciencia moral de la nación.
La revolución francesa (1789) favorece a la proliferación del neoclásico, produciendo el derrocamiento de la monarquía gobernante (el ancient regime de los reyes Luis XV y XVI), dando paso a la formación de la república francesa y a una nueva clase gobernante: la burguesía. Con el tiempo, la burguesía adopta al neoclasicismo como emblema contra los gustos y excesos del aristocrático estilo rococó (lo barroco-rococó era asociado con la aristocracia tiránica y decadente) cuya imagen agresiva contrastaba con la humildad popular. Es así que la revolución no rechazó al clasicismo y se dispuso que todos los edificios se vistieran con un ropaje clásico, dado que era el que mejor representaba la austeridad que se quería predicar.
Esta época es también conocida como la de “la ilustración” o “el iluminismo”, que se caracterizaba por la extrema confianza en la capacidad natural de la razón para resolver todos los problemas de la vida humana, rechazando de plano el concepto de una religión sobrenatural y la existencia de un plan divino que predetermine el destino del hombre. En su lugar creían en las acciones de la razón humana y las ciencias por ella creadas (física, química, antropología, matemática, etc.…) para dirigir su propio destino.
La arquitectura Neoclásica:
La arquitectura Neoclásica, en contraste con las decoraciones rococó, es el arte de la estructura pura, cuyos elementos esenciales son la columna, el arquitrabe (viga) y el frontón, los cuales cumplen con sus funciones estructurales y no se presentan como meros elementos decorativos.
El edificio que marcará la adopción de un nuevo y claro lenguaje es la “Iglesia Santa Genoveva” construida en 1755 (luego de que realizó una visita de cuatro años a Paestum) por Jacques-Germain Soufflot en París, la que mas tarde –después de la revolución francesa– fue dedicada al panteón de los hombres ilustres.
En esta primera etapa del neoclasicismo (cuyos comienzos coinciden con la era de la ilustración) se van a destacar dos arquitectos de origen francés, que construían para la realeza. Ellos son: Louis Boullée (1727/99) y Claude-Nicholas Ledoux (1736/1806).
Son los arquitectos que en búsqueda de una revolución arquitectónica, crearon a partir de formas geométricas puras, monumentales y de asombrosa simplicidad, proyectos de variadas funciones: monumentos funerarios, viviendas (hötels), cárceles, etc. Boullée se destaca por realizar; a partir de los principios nombrados; la denominada “arquitectura parlante”, la que; mediante su forma; describía directamente su función al observador. Es así que crea un prostíbulo, cuya planta tiene forma de pene.
A Ledoux por su parte, se le atribuye la construcción de una serie de “barrieres reales” o pórticos de ingreso a París en donde se paga un tributo o peaje. También se destaca su proyecto de 1775: ciudad de la sal o ciudad industrial ideal.
Al utilizar formas griegas, los arquitectos neoclásicos se vieron siempre frente a la dificultad de que; debido a la simplicidad funcional del interior de un templo griego; no era útil para ninguna de las complejas funciones propias del siglo XIX. De allí que los interiores debían ser romanos o carecer de todo estilo. Como resultado se obtenía un ambiente híbrido, de cierta mezcla estilística que algunos denominan ecléctica.
Casi todas las construcciones neoclásicas tendían a aparecer aisladas con respecto a las demás construcciones, siendo enmarcadas por el espacio vacío, lo que acentuaba su carácter monumental.
Principales obras:
Barrieres Reales (París) Claude-N. Ledoux.
Teatro Odeón (1730-85) M. J. Peyre.
Iglesia Santa Genoveva –hoy Panteón– (París 1755-90) Jacques G. Soufflot.
El Cenotafio de Newton (Proyecto 1784) Louis Boullée
La Bolsa de París () Brogniard.
Biblioteca nacional (París 1860) Henry Labrouste.
Iglesia Santa Genoveva –hoy Panteón– (París 1755-90) Jacques G. Soufflot.
El edificio se presenta con planta de cruz griega, con ostentosa columnata interior y muros exteriores cortados en ángulo recto, tiene en el centro una triple cúpula que se apoya sobre un inmenso tambor sostenido por una columnata porticada. La entrada es un pórtico de grandes columnas corintias sin estrías, con
...