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Hans kelsen


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  1.159 Palabras (5 Páginas)  •  276 Visitas

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Introducción.[pic 4][pic 5][pic 6][pic 7]

Esta lectura más que nada hace enfoque en cuanto a algunos valores sumamente importantes para cualquier ser humano, entre esos valores se destaca la “libertad” que en sí, se encuentra muy ligado al término de “justicia” es decir, así como el día de hoy gozamos de libertades, dentro de ese margen también existe un cierto límite, que de no cumplirse desde luego esto traerá consecuencias; libertad no implica que podamos hacer lo que nos plazca, libertad es hacer las cosas por convicción propia pero de una manera responsable, siempre y cuando no vayamos más allá de esos límites que impone el mismo gobierno y sus respectivas autoridades. La “felicidad” otro de los puntos importantes que nos hace ver la lectura, se dice que el ser humano así como gozamos de libertades, debemos ser justos con los demás para poder gozar de esa felicidad, o viceversa, si no eres justo solo obtendrás desdichas.

Desarrollo.

Si nos vamos a tiempos atrás, recordaremos que Jesús de Nazaret fue quién dio la vida por nosotros, quién buscó darle solución a la problemática que se vivió en aquel entonces, donde no existía la libertad, esa libertad de expresión, donde no había voz ni voto, quién solo quería mostrarnos el camino de la verdad, impartiendo desde luego la justicia, de dar a cada quien lo suyo, lo que le corresponde; y es aquí entonces cuando en realidad nos preguntamos, ¿qué es la justicia?, Hans Kelsen nos dice que la justicia constituye una virtud del individuo, siempre y cuando este actúe de manera correcta y no más allá de poder cometer un delito, es decir, acatar las leyes, que el mismo estado ó autoridades impongan.  Se dice que aspirar a la justicia es el aspirar eterno de la felicidad de los seres humanos; que al no encontrarla como individuo aislado, el hombre busca la felicidad en lo societario, por otro lado Platón encuentra mucha similitud entre justicia y felicidad, es aquí cuando los asocia, sosteniendo que todo aquel hombre que es justo siempre será feliz, o por el contrario aquel hombre que sea injusto será desdichado. La felicidad desde diferentes puntos de vista lo empleamos como uno considera tal, esto es porque compartimos diferentes ideas, pensamientos, respecto a lo que nos hace sentir bien, a lo que de verdad nos gusta ó anhelamos, y desde luego la felicidad no está garantizada para todos ya que no existe un orden justo. Se dice que el amor es una de las principales fuentes de la felicidad y así mismo de la desdicha; un claro ejemplo de esto es cuando dos hombres se enamoran de una misma mujer, desde luego la mujer tendrá que escoger a uno de los dos, y la felicidad de uno acarreará la desdicha de la otra persona, y es aquí cuando se dice que no hay o no existe un orden social de dar solución de una manera justa para ambos; ó así mismo diríamos que nuestra felicidad depende de la satisfacción de necesidades que ningún orden social puede resolver. Si la justicia amerita la felicidad de uno mismo, no podemos decir que existe un orden social justo para todos. El filósofo inglés Jeremías Bentham nos dice: que la felicidad garantizada por el orden social no puede ser considerada en sentido individual-subjetivo sino colectivo-objetivo, esto quiere decir que la felicidad se ha de entender como la satisfacción de ciertas necesidades, que serán reconocidas por la autoridad o por un legislador dado el caso. Por otro lado encontramos el término de “libertad” muy apegado a la “justicia”, es entonces que se dice que el orden social será justo cuando nos otorgue esa libertad individual, libertad, que si bien entendido es la ausencia de toda fuerza que impere sobre uno; la idea de tener esa libertad no implica que podemos hacer lo que nos plazca, ya que vivimos en sociedad y hay una fuerza suprema que impera sobre todos nosotros por igual. La justicia se designa como aquella que garantiza la libertad individual para todos, que a su vez protege o cuida los intereses de uno mismo. La vida humana de cada persona constituye el valor supremo para determinada convicción moral, es decir, guiarnos simplemente por lo que creemos que esta bien, esto es cuando la persona se abstiene de dar muerte a otro ser humano, ya sea por en cumpliendo de la pena capital, o en caso de guerra;  por otro lado en oposición de esta existe otra convicción moral, la cual dice que el interés y el honor son los valores supremos de la nación, es decir, que todas aquellas personas que le sean fiel a su nación estarán obligados a dar la vida por su patria cuando lo requiera. “Nuestros sentimientos, nuestra voluntad, no nuestra razón, es lo que decide el conflicto: lo emocional, no lo racional de nuestra conciencia es lo que tiene a su cargo la resolución del conflicto”, como ejemplo de esto tenemos a un prisionero, quien se encuentra encerrado en un campo de concentración, de donde no puede salir, para saber si el suicidio puede ser moral o no, como primero es necesario ver si la libertad está por encima de la vida, o la vida se encuentra por encima de la libertad, entonces diríamos que si la libertad es el valor más elevado, el suicidio no sería justo; y si la libertad es el valor más alto, el suicidio será permitido. Muchas veces en dados casos nos encontramos en grandes aprietos, no sabemos si optar en decir la verdad o simplemente mentirle a la persona, como lo menciona en el capítulo II, acerca del médico y su paciente, aquí es cuando se designa una jerarquía de valores; la decisión está en el médico, o una de dos, decirle la verdad y con ello causarle más dolor ó mentirle para ahorrarle ese dolor; si el ideal de la verdad se considera superior al de la compasión, el médico debe decir la verdad; o en caso contrario este deberá mentir.

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