Historia De La Virgen De La Lelche

Historia de la Virgen de la Leche

Cuenta la historia…

"Cuando María ya había dado a luz en el pesebre que encontraron en Belém, sabiendo lo que se venía, dado la orden del emperador de aquel entonces, decidieron marcharse, José caminando y María arriba del burro con el niño Jesús en sus brazos. A cierto punto, el niño lloró de hambre y fue entonces cuando se baja María de la mula, se acomoda en una roca y comienza a amamantar a su hijo. De repente, gotas de la leche con las que María alimentaba a Jesús, salpicaron sobre la piedra en la que se encontraba sentada. Una vez terminado el que hacer, recogieron sus cosas y se marcharon, quedando aun intactas las gotas de leche derramadas por María. Luego de un tiempo, en ese lugar, la roca en la que se apoyo María comenzó a ponerse blanca, si blanca, pero blanca como la leche".

Es desde entonces que mujeres tanto musulmanas, ortodoxas se acercan a la que hoy es una gruta de oración y suplica, para lograr la fecundidad de aquellas mujeres que quieren tener hijos para formar una familia junto a sus maridos, porque no olvidemos que la finalidad del matrimonio es la familia – pero lamentablemente no todas las mujeres tienen la gracia de poder fecundar – es por ello que según esta historia, más toda la Fe que los futuros padres ponen en manos de “La Virgen de La Leche” (recordemos que María tenia quince años cuando recibió la gracia y milagro de ser madre sin haber estado con ningún hombre en su vida, nos demostró dese este principio que María como hija de Dios, fue capaz de llevar en su vientre a tan preciado niño, el “salvador” de los hombres. A pesar de la juventud de María, ella humildemente acepto y honro tan maravilloso signo de respeto hacia Dios y se entrego a él para ser la elegida de la que sería madre de nuestro salvador). Desde entonces, hasta hoy, aquellos matrimonios, mujeres, que quieren ser madres y padres, le oran a la Virgen, como hija, mujer, esposa, y luego madre; para que ella como tal, interceda por ellos para poder recibir la gracias de ser padres, se encomiendan a Dios como padre, pero sobre todo a María como madre y mujer para que las ayude en lo que sea necesario para hacer crecer en ellas la verdadera fe, amor, humildad, suficiente resignación a la voluntad de Dios.

Son muchos, miles, las parejas de todas edades que van a Belém a esa gruta, donde increíblemente la piedad se convirtió a color blanco como que fuera cal, y los que en verdad no han podido por todos los medios el hecho de tener hijos. Ahora no es necesario ir a Israel para poder rezarle y pedirle que ella interceda ante Dios nuestro Señor, para ser madres; orar, frente a la tierna imagen de la Virgen María amamantando a su hijo, y poniendo en ella todos los temores, las rabias, la impotencia, dolores, enfrentamientos, ser juzgadas, sentirse poco mujer incluso,

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