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Historia En La Epoca De Rosas

kalbarczyk19 de Agosto de 2013

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Introducción.

El tema escogido para la realización del presente trabajo de iniciación en la investigación científica consiste en “La Constitución de 1853: Visiones de Alberdi, Sarmiento y Gorostiaga”. En este sentido, consideramos de suma relevancia conocer en profundidad los orígenes de nuestra Carta Magna, y que como futuros abogados no puede escapar a nuestros conocimientos una acabada formación al respecto, teniendo en cuenta que esta Ley Fundamental, “la ley de las Leyes” como bien la llama Juan Bautista Alberdi, consiste en la piedra angular que sirve de sustento a todo nuestro sistema jurídico.

Consideramos fundamental a este respecto contemplar, estudiar y comparar las visiones de tres prestigiosos autores que influyeron enormemente, cada uno a su manera, en la elaboración del texto constitucional: Juan Bautista Alberdi, Domingo Faustino Sarmiento, y José Benjamín Gorostiaga. Resulta procedente principalmente comparar las visiones de Alberdi y Gorostiaga, por un lado, y la de Sarmiento, por otro, en cuanto a la resistencia por parte de los primeros a la tendencia de la época de copiar modelos extranjeros, como la Constitución norteamericana de 1787.

En orden a lo expuesto, como bien sostiene el español Pablo Lucas Verdu, “Alberdi se opuso a transplantes constitucionales, a instituciones y formas foráneas” . Alberdi lo expone claramente en sus Bases, al considerar que:

A fuerza de vivir por tantos años en el terreno de la copia y del plagio de teorías constitucionales de la revolución francesa y las Constituciones de Norteamérica, nos hemos familiarizado de tal modo con la utopía, que la hemos llegado a creer un hecho normal y práctico. Paradójico y utopista es el propósito de realizar las concepciones audaces de Siéyes y las doctrinas puritanas de Massachussets, con nuestros peones y gauchos que apenas aventajan a los indígenas .

De lo antedicho podemos destacar la practicidad en el citado autor, siendo un jurista atento a la realidad política, social y cultural argentinas, obsesionado en la falta de integración nacional, y que, atento a la realidad operante en aquel entonces en nuestro país, consideraba de suma urgencia e indispensable reunir en uno solo, dos gobiernos: el de la Confederación y el de Buenos Aires, integrándolos en un solo poder argentino.

Índice.

Contexto histórico

Contexto histórico argentino ……………………………………………………. 1

Contexto histórico mundial ……………………………………………………... 5

La Constitución de 1853

Comisión redactora ……………………………………………………….. 7

Influencias y fuentes ……………………………………………………… 7

La Constitución de Bayona ……………………………………………….. 8

Características y contenido ……………………………………………….. 11

Organización ……………………………………………………………… 13

Breves biografías de Alberdi, Sarmiento y Gorostiaga

Alberdi ……………………………………………………………………. 14

Sarmiento …………………………………………………………………. 19

Gorostiaga ………………………………………………………………… 25

Visiones y aportes de Alberdi, Sarmiento y Gorostiaga a la Constitución de 1853

Alberdi ……………………………………………………………………. 28

Sarmiento …………………………………………………………………. 35

Gorostiaga ………………………………………………………………. 42

Conclusión ……………………………………………………………………… 49

Biografía ………………………………………………………………………… 51

LA CONSTITUCIÓN DE 1853: VISIONES DE ALBERDI, SARMIENTO Y GOROSTIAGA.

I- CONTEXTO HISTÓRICO.

Contexto histórico argentino.

El siglo XIX argentino estuvo marcado por una serie de acontecimientos de gran importancia que sentaron las bases para lo que sería la organización nacional y las tendencias que continuarían durante los siglos posteriores. Fue una época de grandes transformaciones, circundada por conflictos ideológicos y situaciones de violencia; de gran puja entre opiniones diversas, e influenciada por las corrientes intelectuales que se importaban de Europa. Tan es así que a través del Atlántico llegaban a la Argentina doctrinas del movimiento de la Ilustración que desde hacía unos años estaban modificando la concepción del mundo y que habían dado fruto a la Revolución Francesa. La idea de absolutismo monárquico estaba siendo desplazada por pueblos que se apropiaban de la soberanía nacional, y los reyes de Europa trastabillaban en sus puestos conservados durante muchos siglos.

Como expresa Abelardo Levaggi “Las ideas jurídicas que se profesaron en la Argentina durante el período estudiado, hasta las primeras décadas del siglo XX, no fueron originales. Procedían de Europa. Su principal vía de penetración fueron los libros; en su mayoría, de autores franceses y españoles”.

Junto a estas ideas empezaron a divulgarse también las nuevas ideologías políticas respaldadas por el éxito alcanzado en un movimiento de extraordinaria repercusión: la emancipación de las colonias inglesas de América del Norte.

Cabe traer aquí a consideración las palabras de Victor Tau Anzoátegui y Eduardo Martire

La independencia de las colonias inglesas de América del Norte (4 de julio de 1776) y la sanción de una Constitución para regir los destinos de las mismas (17 de setiembre de 1787) permitieron que por primera vez se estableciera un régimen de gobierno republicano y representativo, en consonancia con las ideas de Montesquieu y de Rousseau. Estos movimientos estaban destinados a ejercer una honda influencia en las colonias españolas del sur, pues, aparte de la analogía que se desprendía de la situación colonial de ambas, el nuevo régimen político permitía abrigar la esperanza de modificar sustancialmente el gobierno al que se atacaba por ineficaz y corrompido.

Visto de esta manera, resulta más fácil comprender por qué en Argentina, colonia española desde la época de la conquista, comenzaron a gestarse ideas de soberanía y deseos de independizarse de los conquistadores. De esta manera, la revolución de mayo de 1810 que dio nacimiento a la patria, proclamó los derechos del pueblo para ejercer su soberanía e instalar un gobierno propio. Los autores previamente citados, refiriéndose a la reversión de los derechos de la Soberanía del Pueblo de Buenos Aires, y su libre ejercicio en la instalación de un nuevo gobierno afirman, “Las teorías políticas que influían en el Plata en esa época aceptaban el principio de que, habiendo cesado la autoridad del rey, el poder volvía a la comunidad, a fin de que esta proveyera lo más conveniente a su subsistencia” .

Este movimiento revolucionario que dio inicio a una nueva era en la historia argentina, ocasionó enormes cambios que comenzaron a producirse en todos los niveles. La preocupación fundamental de sus impulsores consistió a partir de ese momento en cuestionarse cómo estructurar el país, de qué manera organizar un régimen político, cómo renovar la perspectiva social, y qué rumbos tomar en cuanto a la faceta económica.

Sin embargo, resulta comprensible que lograr la conformación de un estado nacional y la adopción de un sistema constitucional que viniera a unificar los criterios y sentar las bases para la organización territorial no fue de ningún modo tarea sencilla. Por el contrario, significó enormes luchas durante varios años entre los habitantes de una región a la otra. Como expresan los autores Victor Tau Anzoátegui y Eduardo Martire:

Salvo escasas excepciones, la aplicación de este sistema ocasionó durante el siglo XIX y aun en el presente diversas dificultades, debidas especialmente a las luchas ideológicas en torno de su sanción y aplicación. En nuestro país, este aspecto estuvo principalmente referido a la divergencia entre unitarios y federales para regular el gobierno territorial de la Nación .

Los dos grandes grupos ideológicos contrapuestos, estaban en pugna en cuanto a las políticas que convenían adoptar. Como consecuencia de estas concepciones antagónicas, el estado naciente se vio inmerso en guerras civiles. Sintéticamente, se puede decir que por un lado existía el unitarismo inspirado en el liberalismo y cuya propuesta era organizar la República mediante una constitución que unificara institucionalmente al país, estableciendo un gobierno central fuerte con asiento en Buenos Aires. Por el otro, el federalismo era una corriente política más conservadora, que proponía en lo político un gobierno nacional que coexistiera con los gobiernos provinciales, dejando en éstos total autonomía y poder para dictar su propia constitución, la cual no podría contradecir a la de la Nación. José Luis Romero los describe de la siguiente manera:

En principio, la masa criolla se escindía en dos grandes núcleos: el grupo urbano porteño –cuyo pensamiento hallaba repercusión en algunos otros centros ilustrados- y los grupos

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