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La Historia De La Locura En La época Clasica

marilin28 de Junio de 2013

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HISTORIA DE LA LOCURA EN LA ÉPOCA CLASICA

El primer capítulo del texto de M. Foucault “La historia de la Locura en la Época clásica” comienza hablando de la enfermedad de la Lepra y de su desaparición al final de la edad media. (Siglo V al XV). Foucault plasma como la figura del loco se relaciona a lo largo de la historia con las diferentes formas de: exclusión, aislamiento y encierro. Desde la edad media hasta finales de las cruzadas, los leprosarios se multiplicaron en toda Europa Cristiana; se creía que la infección venia de Oriente.

El fenómeno de la lepra comienza a tener su desaparición en el siglo XII cuando el número de afectados se va disminuyendo y los leprosarios van quedando casi vacíos. A finales de la edad media, desaparecía la lepra del mundo Occidental; los pueblos dieron gracias a Dios por dejarlos libre de ella. Los lugares inhabilitados, entendidos como los márgenes de la ciudad, fueron abiertos.

Al iniciarse el siglo XV (época moderna), resultaba extraño encontrar algún leproso, por esto el poder real decidió realizar la confección de inventarios para organizar los bienes muebles e inmuebles para así determinar su destino.

Algunos de los leprosarios fueron abandonados, otros ocupados como hospitales comunes, como organización de asistencia albergues para locos y/o incurables, sin embargo estos aun poseían camas para posibles leprosos. El dinero con el que se trataba la enfermedad se destino en alimentos y comida para soldados y pobres. Si bien la lepra ya había desaparecido, el sentido de exclusión aun perduraba.

Al terminar el siglo XV pronto ocupa el lugar de la lepra una nueva enfermedad, las enfermedades venéreas. Inmediatamente se les asignaron lugares adaptados a quienes las poseían como: casuchas, los hospitales que habían sido abandonados que fueron usados por leprosos. Esto refleja las medidas de exclusión para quienes las sufrían; pero este tipo de enfermedades pronto ocupo su lugar junto a otras y se atendió a los enfermos en hospitales comunes junto con las enfermedades que requerían tratamiento. Se experimentaron medicamentos a base de mercurio y oro, traídos de México.

Sin embargo no es de las enfermedades venéreas donde debe buscarse la herencia de la locura, sino en la enfermedad de la lepra. Un fenómeno complejo que late por casi dos siglos y que siendo visible tarda en ser apropiado por los médicos, es la Locura la cual le sigue a la lepra.

En el pasaje imaginario del Renacimiento aparece en obras literarias la Narrenschiff o Nave de los Locos: un barco que navega por los ríos de Renania y los canales de Flamenco, los locos vagan en él a la deriva, expulsados de las ciudades siendo distribuidos en el agua. Esto refiere a una medida de exclusión de ellos por fuera de la sociedad.

Foucault cree posible que estas naves de locos hayan sido navíos de peregrinación, en busca de razón. Estos locos no son tratados, son pura y simplemente llevados por marineros y mercaderes por las aguas y allí “se perdían”, librando así de su presencia a la cuidad donde vivían.

Otro caso que se manifestaba en ocasiones era el azote público de los locos, como especie de juego, los ciudadanos los perseguían expulsándolos de la comunidad pegándole con varas.

En la Edad Media la locura había sido colocada en la jerarquía de los vicios. En el Renacimiento dejo el modesto lugar que el siglo XII le había dado para ocupar el primero, ahora es la locura lo que conduce las debilidades humanas.

Se creía que en cada uno de los hombres hay algo de locura, ya que es el hombre quien la constituye por el afecto que se tiene a si mismo; el amor propio era llamado: “Filautia”. Podría decirse que por esta adhesión el amor propio, la locura era igual a un espejismo.

Hasta la segunda mitad del siglo XV reinaba el tema de la muerte, pensando la locura con las pestes y guerras; junto con el fin del mundo, en últimos años del siglo esta inquietud giro sobre si misma para burlarse de la locura.

Desde su descubrimiento el hombre ceso de preocuparse por la muerte para dedicarse a la locura, entendida como la nada de la existencia misma. Hay un nexo entre la locura y la nada, que llega a ser expresado por medio de la literatura y la plástica.

La parición de la locura se percibe entre las ruinas del simbolismo gótico. Las formas góticas subsisten por un tiempo, luego se vuelven familiares a la vista, gracias a su propia presencia fantástica. Las imágenes adoptaron tantas significaciones diversas que terminan siendo enigmáticas. Es en estas figuras fantásticas que el hombre descubre su animalidad y ésta lo fascina por su desorden.

En la época clásica la locura se convirtió en una de las formas mismas de la razón. La relación que se estableció entre ambas hizo que toda locura tuviera su razón, a la que juzgar y dominar, y que toda razón tuviera su locura, en la cual encontrar su verdad irrisoria. La locura no conservaba sentido y valor más que en el campo mismo de la razón y la verdadera razón no estaba libre de todo compromiso con la locura.

Luego poco a poco cambia al antiguo panorama amenazador del loco, los hospitales son importantes en este cambio. El loco es retenido, encerrado entre las cosas y el mundo.

“Nace la experiencia clásica de la locura. La gran amenaza que aparece en el horizonte del siglo XV se atenúa (…) subsisten formas, ahora transparentes y dóciles, integrando un cortejo, el inevitable cortejo de la razón. La locura ha dejado de ser, en los confines del mundo, del hombre y de la muerte, una figura escatológica; se ha disipado la noche, en la cual tenía ella los ojos fijos, la noche en la cual nacían las formas de lo imposible. El olvido cae sobre ese mundo que surcaban la libre esclavitud de su nave: ya no ira de un mas acá del mundo a un mas allá, en su triunfo extraño; no será ya nunca ese límite absoluto y fugitivo. Ahora ha atracado entre las cosas y la gente. Retenida y mantenida, ya no es la barca, sino el hospital”.

En su segundo capitulo, “El Gran Encierro”, el autor comienza planteando que el sujeto racional en la época clásica constituido a partir de la Ilustración (comienzo de la Modernidad), no puede estar “loco” ya que “la locura justamente es condición de imposibilidad de pensamiento”, “la locura queda excluida por el sujeto que duda”. Como también quedará excluido que él no piensa y que no existe. Con esto podemos inferir que se entendía a los “locos” como aquellos que no utilizaban la razón, que no pensaban.

Es desde este paradigma de racionalidad absoluta en la que el “loco” es excluido del proyecto moderno. Postura criticada por F. Nietzsche quien planteaba que la realidad puede ser percibida desde múltiples dimensiones humanas, la percepción que pueda tenerse de ella puede variar constantemente, por lo cual la realidad no responde a esquemas preconcebidos por la razón como a priori.

Es en el año 1656 cuando en París se crea el Hospital General y otros establecimientos como dispositivos de “encierro” de la locura en Europa. A estas instituciones eran llevados los pobres, los desocupados, los presos e insensatos. Tenían el objetivo de “acoger, hospedar y alimentar a aquellos que se presenten por propia voluntad o a aquellos que sean enviados por la autoridad real o judicial”. También en estos establecimientos se encerraban a aquellos que padecieran enfermedades venéreas que fue el mal de la época (luego de la lepra). En relación a las mujeres tenían que comprobar que habían sido contagiadas por esta enfermedad por su marido sino eran directamente trasladadas al Hospital General. Así como también se encerraban a los homosexuales en estos establecimientos o en casas de detención.

Se consideraba que “cualquier individuo que causara un escandalo público era reo de detención y encierro”. Se pretendía realizar un registro de todos los “miserables” (entendían por estos a personas sin empleo, enfermos, pobres, etc.), informarse de su vida, de su moral, y meter en la casa de internamiento a los mas “obstinados y rebeldes” y crear casas de trabajo para todos.

Los internados estaban bajo el cargo del Director del Hospital General. El mismo ejercía su cargo de por vida y tenia la autoridad de dirigir, administrar, comercializar, corregir y sancionar. El Hospital pasa a ser de un establecimiento médico a uno semijurídico, ya que se juzgaba y ejecutaba al que el Director quisiera. Funcionaba como un tercer poder entre la policía y la justicia.

Estas nuevas instituciones comienzan a funcionar en los antiguos leprosarios heredados de la Edad Media. Hay una continuidad en la exclusión de aquellos a los que la sociedad considera como “anormales” o diferentes y para mantener ese status quo se lo encierra como única respuesta frente a esto. La sociedad moderna priorizó el orden y la limpieza social separando de lo público todo aquel que lo desordenara.

La iglesia no quedo apartada de este dispositivo de encierro. Ésta reformo sus instituciones hospitalarias para alcanzar fines análogos a los del Hospital General. Siempre desde el catolicismo se ha atribuido a las obras de caridad.

La época clásica ubica en un mismo espacio a la locura y a la pobreza, los coloca bajo un mismo horizonte moral. Van a ser tratadas como un problema de “policía” ya que perturbaba el orden social, quedando excluida en los márgenes de la sociedad.

En el primer año de la creación del Hospital General de París se hallaban internadas más de 6 mil personas, lo que representaba el 1% del total de la población y el sentido era confinar la pobreza entre los muros. Este dispositivo de encierro responde a fines morales,

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