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Historia


Enviado por   •  11 de Octubre de 2015  •  Tareas  •  1.592 Palabras (7 Páginas)  •  131 Visitas

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La función social de la historia

La historia se define como una disciplina de autoconocimiento humano lo cual significa conocer lo que se puede hacer, y puesto que nadie sabe lo que puede hacer hasta que lo intenta, la única pista para saberlo es averiguar lo que el hombre ha hecho. El valor de la historia consiste en que nos enseña lo que el hombre ha hecho y en ese sentid lo que es el hombre.

Esto responde la pregunta de para que estudiar la historia. Estudiar la historia es adentrarse y buscar el significado de la vida individual y colectiva de los humanos al paso del tiempo. El filósofo mexicano Luis Villoro dice “es útil porque dota de sentido la vida del hombre al comprenderla”.

Cada civilización ha visto la historia como la búsqueda de sus propios orígenes. Las primeras culturas recibieron su historia en forma de mitos, los cultos a ancestros y todo lo que hacían las culturas hace pensar en que eso es la forma espiritual en la que una civilización se rinde cuentas a su pasado

Desde tiempos antiguos el historiador se ha pensado un deudor de su grupo social aprende la arquitectura de su disciplina desmontando y rehaciendo los modelos heredados de sus antepasados, la costumbre de leer la historia de un país a través de lo que hoy llamamos historia nacional, nos ha hecho olvidar que hay detrás de la historia escrita ya que solo permanece la versión de los vencedores pero que hay de la de los marginados, oprimidos y derrotados.

Desde los tiempos más remotos los pueblos que habitaron lo que hoy llamamos México acudieron al recuerdo del pasado para respaldar con el prestigio del pasado vindicaciones del presente y para dar sustento a proyectos disparados hacia la incertidumbre del futuro. Dotar a un pueblo de un pasado común y fundar en ese origen remoto una identidad colectiva, es quizá la más antigua y la más constante función social de la historia. El historiador es el encargado de responder “¿Quiénes somos? ¿Cuáles fueron nuestros orígenes? ¿Quiénes  fueron nuestros antepasados? ¿Cómo llegamos a este punto a esta encrucijada de la historia?

El estudio de la historia ha sido una búsqueda infatigable de lo propio, su práctica es un riesgo de la diversidad del ser humano, así como ilumina los mecanismos que impulsaron el desarrollo de los pueblos, informa sobre las ideas que esos pueblos hicieron de su desarrollo histórico. Las naciones tienen muchos pasados, tantos como construyeron o imaginaron los grupos que coexistieron con ellas. A la práctica de la historia también se le puede llamar oficio de la comprensión.

El estudio del pasado nos obliga a familiarizarnos con condiciones de vida que difieren de las propias y de ese modo nos ínsita a reconocer otros valores y a romper las barreras de la incomprensión por nuestro propio entorno social, el oficio de historiador requiere la humildad del corazón y la apertura de mente y de cierto modo “debemos a los que nos precedieron parte de lo que somos”.

Al mismo tiempo que la imaginación histórica se esfuerza por revivir lo que ha desaparecido, por imbuirle permanencia a lo que poco a poco se desvanece, por otro lado es una indagación sobre la transformación ineluctable de las vidas individuales, los grupos, las sociedades y los estados. El objeto de la historia es el cambio de la vida social.

El historiador registra el cambio instantáneo, casi imperceptible, que el paso de los días provoca en las vidas individuales y colectivas. Gracias al análisis de estos diversos momentos de la temporalidad, el estudio de la historia nos ha impuesto la carga de vivir conscientemente la brevedad de la existencia individual, la certidumbre de que nuestros actos de hoy se apoyan en la experiencia del pasado y se prolongaran en el futuro y la convicción de que formamos parte del gran flujo de la historia.

El estudio de la historia ínsita a considerar los hechos pasados según los propios valores del historiador con este criterio le da una significación propia y un valor duradero, “la historia es necesaria, no solo para hacer agradable la vida, si no para conferir a esta un sentido moral”. Desde la antigüedad hasta finales del siglo XVIII era muy común escuchar “la historia es la maestra de la vida”, la expresión, historia magistra vitae fue acuñada por Cicerón, basándose en ejemplos griegos. Lo que la experiencia y la historia nos enseñan es que los pueblos y los gobiernos nunca han aprendido nada de la historia, y nunca han actuado según las doctrinas que de ella se podrían haber extraído. Como dice Vico, solo podemos entender un mundo que nosotros mismos hemos creado. El rayo que ilumina las zonas oscuras de nuestro pasado es el reflector de nuestra conciencia.

Otra función social que cumple la historia proviene de los hábitos establecidos por sus propios practicantes, el estudio de la historia se convirtió, más que en una memoria del pasado, en un análisis de los procesos del desarrollo humano, en una reconstrucción critica del pasado. En una obra que resume las bondades y los peligros del oficio de historiador, dice Luis Gonzales que en la medida en que el historiador tuvo mayor cuidado en la critica y selección de sus fuentes, mejoro sus métodos de análisis y entro en contacto con las ciencias y las disciplinas humanísticas, en esa misma medida se transformó en un impugnador de las concepciones del desarrollo histórico fundadas en los mitos, la religión, los héroes providenciales, los nacionalismos y las ideologías de cualquier signo, la historia cumple en la forja del ciudadano.

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